27 octubre, 2018

Ruta de las ermitas de Lagunilla (6 ciclistas)




12 de octubre de 2018
Distancia: 53km
Desnivel acumulado: 833mt
IBPindex: 48


Cróica por Israel


Pepón, Israel, Fran, Bartolo, Luis, Dieguito, Mikael

Aquí estamos enfrentando la siempre incomoda subida de “los almendros”, ni larga, ni dura, ni con mal firme pero extrañamente desagradable cual desnudo de Tate. Según hemos llegado al inicio de la cuesta el compañero Miguel comenta que casi mejor avuelve ya para Logroño, quiere llegar antes de las once por un tema o no se qué (Luis le mira y baja la cabeza en compungido entendimiento). Antes de irse Miguel pregunta a Pepón, parado unos metros más arriba, por la mejor manera de volver a Logroño. Él siempre amable y bien dispuesto volviéndose sin descabalgar le da cumplidas explicaciones de la mejor y más rápida manera de volver a los brazos de su dominatrix. Miguel escucha, asiente atentamente, se empapa de las pormenorizadas indicaciones y consejos de Pepón. Cuando este al fin termina le dice “Casi mejor que me vuelvo por donde hemos venido”. Y ya tenemos a Pepón subiendo rezongando y soltando improperios. Pero que mala vida le dais.

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Tres horas antes me he despertado como siempre alegre a las seis y media con tiempo de sobra para desayunar, asearme y llegar puntual a nuestra cita de las ocho. Me encanta afrontar las mañanas con tiempo y sosiego.

-6:40 Tras remolonear cinco minutitos en la cama me levanto de un salto digno de un nonagenario con lumbalgia. Afronto un primer fallido acercamiento al escusado, saco el móvil  mirando por encima las noticias.

-6:55 ¡Huy!, como vuela el tiempo. Pongo la cafetera, saco las galletas, meto la leche al microondas durante un minuto y medio, no más que si no quema. Mientras espero el consabido “clín” saco el móvil y compruebo la previsión del tiempo.

-7:05 “Pero qué haces a oscuras ahí plantado mirando el móvil, ababol” Me dice mi mujer que desvelada se ha acercado a la cocina extrañada por mi silencio. Bueno aún vamos bien de tiempo. Vuelvo a calentar el desayuno sorprendentemente frío, este microondas va como quiere. “Clín”. Unto unas galletitas mientras saco el móvil y miro el facebook por encima.

-7:20 Qué graciosos los videos de gatetes. ¡Coñe, aún sin vestir! Termino de un trago el desayuno, como se nota el fresco ya se ha enfriado el café. Me poso infructuosamente otra vez en el retrete, hay que intentar salir de casa con los deberes hechos, mientras saco el móvil y miro el twitter un segundín.

7:30 Je,je,je qué risas los tuits de monetes. Venga, venga, en marcha. Abro el armario empiezo a sacar la ropa de ciclismo ¿Qué tiempo iba a hacer? Revisaré la previsión, saco el móvil…             

7:40 Qué cabrito el Pleitos desde New York aún tiene tiempo de ofender por whatsapp el tío, le contesto… ¡Joder que horas!. Cojo la primera ropa que pillo y raudo me visto salvo las zapatillas por no molestar y tal. Miro la bici, deshinchada, la hincho. Cojo las chuches, la cartera, engraso la cadena. Aún hay tiempo. Corro a calzarme. Mi perra tiene casi 18 años sufre incontinencia y está sorda como una tapia desde hace tres pero cuando aún descalzo piso la meadita que me ha dejado el pasillo creo que se ríe al oír mis improperios. Recorro la casa a la pata coja, me lavo el pie en bidet, echo los calcetines a remojo, me cepillo los dientes, friego el estropicio del pasillo, me pongo otros calcetines, me da el apretón, evacuo, agarro la bici, llego a la puerta del piso dispuesto a salir, me vuelvo a la habitación para calzarme, retorno a la puerta apagando todas las luces, cierro la puerta y llamo al ascensor.


-7:50 ¡Llego, llego!. Entro en el ascensor, la bici entra un poco justa  pero ya estamos bajan... pero bueno si el ascensor está subiendo, miro los botones, todos lucen, al meter la bici he rozado la botonera  pulsando todos menos el del portal. El ascensor va subiendo pisos a su tran-tran abriendo y cerrando las puertas en cada uno de ellos. Saludo al vecino el cuarto que espera el ascensor cuando se abre la puerta en su planta. El ascensor rebota en el último piso. Saludo de nuevo al vecino del cuarto al bajar, no cabemos los dos y la bici, no me ha mirado con buena cara.  Saco el móvil y escribo en el grupo de whatsapp “Voy”.

-7:55 En el portal me pongo el cubre calvas, el casco, los guant… dos guantes izquierdos. Dejo ahí mismo la bici y subo corriendo por las escaleras despreciando el ascensor, al subir me percato que la puerta del ascensor se va abriendo en todos los pisos he debido pulsar otra vez todos los botones al sacar la bici. Abro la puerta, entro como un basilisco en la habitación, enciendo la luz, cojo los guantes, me los pongo por si a caso, mi mujer me  lanza un cojín desde la cama, falla, salgo al pasillo, miro la hora, coño si no me he puesto el reloj-pulsómetro, vuelvo a la habitación enciendo la luz, cojo el reloj, mi mujer me  lanza otro cojín, falla, le doy un reconciliador beso de despedida clavándole la visera del casco en un ojo, huyo, algo golpea la pared tras de mí, no es un cojín, al salir llamo al ascensor en un gesto reflejo pero me lanzo de cabeza por las escaleras, me monto en la bici, oigo al vecino del cuarto despotricar desde el ascensor mientras va subiendo y bajando sin destino fijo, no espero a saludarle otra vez y salgo zumbando.



8:05 Llego a Las Gaunas. Saludo a todos vestidos con malliot largo, Luis incluso con chaqueta y Miguel totalmente de invierno cullote largo incluido. Pepón se dispone a reñirme por mi tardanza cuando me mira y se pone en modo madre. “Pero como vas así  todo de corto, luego que te enfrías, si es que no tienes cabeza, no has mirado la previsión…”. Yo lo miro sin resuello, estoy sudando como un pollo y no se porque. Saco el móvil.

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Volvamos ahora a la cuesta de los almendros donde la dejamos. Enseguida quedo el último, Fran se apiada de mí y me acompaña. Se coloca justo delante de mío y sugerente deja deslizar la correa de su mochila por su hombro. No caigo en la tentación, otros no podrán decir lo mismo y más adelante se agarrarán a su mochila para que les remonte en cuestas menos sufridas. A punto de coronar el punto más alto de la ruta  Dieguito nos alcanza desde atrás, se ha dedicado a bajar por una senda hasta retomar el final de la subida. Tres veces le ha dado tiempo mientras yo subía, a Luis una. Comemos algo arriba. Saco el móvil.

Bajamos hacia Lagunilla, los caminos están horribles roderas y piedras sueltas. La mañana impresionante de bonita, se han ido quitado ropa todos menos yo. Dieguito se ha quedado por detrás haciendo el cabra, llegamos a la ermita de Lagunilla precioso sitio para sacar una foto a Dieguito cuando llegue desbocado. Saco el móvil.

Foto grupo y seguimos. Dejamos atrás otra ermita, siguiendo el bien llamado paseo de las ermitas, pasamos Lagunilla y después Ventas Blancas dirección Murillo. En lontananza se recorta un perfil inconfundible. El profeta del chándal estampado, el redescubridor de la riñonera y de las sandalias de franciscano, la elegancia en bicicleta, nuestro guía y líder bien amado Vitín se une a nosotros. Cruzamos Murillo y Javi sueña con encontrar a Ricardo en su merendero preparándonos el almuerzo, en su inocencia hasta cree ver salir humo de la chimenea. Pues no. El muy perrete nos estaba esperando pero en el principio del camino a Alberite. No recuerdo ahora la disculpa que puso para no salir a su hora pero a Ricardo se lo perdonamos todo. Saco el móvil.

Miguel nos ha escrito en el whatssap que ya ha llegado a casa y nos comenta que la bajada hacía el puente de Ribafrecha está mucho mejor por la sendita que tiene a un costado que por medio del camino lleno de pedruscos por donde hemos subido horas antes. Solo Dieguito que flota y Pepón al que, aterradas, se le apartan las piedras pudieron subirla entera. La trialerita de después también  fue divertida. De todo lo anterior a este punto ni me acuerdo, los caminos de siempre quiero imaginar.

Ya siendo más ciclistas de los que empezamos seguimos camino de Logroño cada vez más rápido unos espoleados por las ganas de almuerzo, otros por el miedo a llegar tarde y alguno arrastrado por el  motorizado Fran. Cruzamos Alberite, llegamos a Logroño y en un plís estamos en el Nebraska donde más tarde apareció nuestro inevitable Chuchi Morales que haciendo oídos sordos a los consejos de su entrenador trajino una cerveza tras otra. Ya sentados descanso por fin esperando el almuerzo. Saco el móvil.


6 comentarios:

Luis dijo...

Me ha gustado más tu crónica de 6 a 8 que la otra. Pobre vecino. Tiene que odiarte.

vitinbtt dijo...

Una crónica muy completa Isra. Pobre mujer, la tienes amargadita, ya te puede portar bien que si no te "corta el pelo" y si no sabes lo que es le puedes preguntar a Luisito.
Una pena perderme parte de la ruta, pero al final pude acompañaros durante un rato por lo que esta ruta si que cuenta jejeje.
Se acabó como casi siempre, almorzando unos días porque hay invitación y otros porque vamos al bar a comernos unos huevos fritos.

Toño Pleitos dijo...

Una de las crónicas más divertidas de los últimos tiempos, Isra!!!! He llorado de risa leyéndola, en el sofá del salón, ante la mirada atónita de mi mujer y la displicencia de mi hijo al contemplar con desdén a alguien (su padre) que ya ha pasado sus momentos mejores.
Leo tus preparativos de ruta y te veo a tí, en todo tu esplendor. Uno de los mejores retratos (autoretrato, en este caso) que leído. Un 10.
Señalar, por otra parte, que Mikael ha conseguido superar (de forma abrumadora) a su tito Luis, no escalando ni descendiendo, sino en el vasallaje que demuestran a la dama (respectiva) que gobierna sus corazones.
Lo del Visir es penoso, no solo hace la mitad de las rutas remolcado, cuan rémora aprovechándose del tiburón eléctrico (creo que hay alguna foto al respecto) sino que últimamente le pretende quitar el cargo a nuestro "Mediasrutas" oficial; Ricardo. Es la reedición de la lucha entre el usurpador Tate y el apaleado Restituto.

Anónimo dijo...

Una sola palabra, espectacular. No paro de reír.
Salud,
Barrancas

israelogro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
israelogro dijo...

Gracias por los comentarios. Tenía dudas con esta crónica, cuando se la leÍ a mi mujer no terminó de hacerle gracia; se ve que no duerme bien últimamente y se le amarga el carácter.