04 marzo, 2018

De Bezares a Castroviejo (16 Ciclistas)


25 de febrero de 2018
Distancia: 78km
Desnivel acumulado: 1430mt
IBPindex: 120


Crónica por Alvaro

David, Alvaro, Ricardo, Pepón, Pablito, Miguel “cuñao”, Igor, Jero, Santi, Dieguito, Luis, Diego “nieva”, Toño, Fer, Iñaki, Vitín.

Un día para recordar, para fotografiar, para enmarcar, pero sobre todo un día para disfrutar de nuestro vicio, el btt.

Aunque los privilegiados conocedores del orden de las rutas dominicales ya nos habían vaticinado la llegada de la esperada ruta de Bezares, pocos esperaban a las 8 de la mañana en la gasolinera de las Gaunas lo que se iban a encontrar.

Como viene siendo de costumbre y tras el cafecito para los más madrugadores y los correspondientes pasamanos para los más sobones, el señor David se encarga de asignar la tarea de elaborar la tan ansiada por todos “Crónica de la ruta”. En este caso recayó sobre mi persona y como si de una nominación en el programa de Gran Hermano se tratase la acepté sin rechistar.

En esta ocasión la cuadrilla abrió paso dirección a tierras del Cid, siguiendo el Camino de Santiago marcando un ritmo cómodo y sin alardes. La mayoría de los comentarios se centraban en la impresionante cuesta que prometía ser más dura que el famoso petacón. Pasamos el parque de la Grajera dirección a Navarrete, para seguir paralelos a la autovía con viento de cara.
 La maquinaria empieza a funcionar y con la ayuda del grupo conseguimos mantener un buen ritmo hasta Ventosa.


Una pequeña parada para reponer fuerzas y rellenar agua, si se le podía llamar así y en entonces vemos como pasan de largo la mitad del grupo. No puede ser que se pierdan las buenas costumbres. Aunque más adelante todos nos pudimos responder a la pregunta ¿para qué tantas prisas?
Retomamos la marcha y volvemos a agruparnos llegando a Santa Coloma, donde ahora si tomamos un respiro y posamos para la foto de grupo. La primera avería estaba al llegar. Nuestro amigo Santi tenía una holgura en las bielas que se pudo solucionar rápidamente (menos mal) gracias a Diego y colaboradores.

El fantasma de la avería es un espectro que nos ronda en todas las salidas y nunca sabes cuándo te puede tocar, te preguntas si serás tú el siguiente.  Es como cuando hay elecciones y rezas para que no te toque el marrón de  estar presidente o de vocal. A excepción de si vives en Pinillos como Tate, que sabe que te va a tocar fijo.

Ponemos rumbo a Bezares y empiezan las rampas, rampas para todos los gustos: tendidas, empinadas, pisteras, asfaltadas… de camino nos topamos con un grupo nutrido de runners que saludamos y adelantamos para llegar al pueblo que abriría paso al núcleo duro de la ruta.  Empiezan las rampas entrando en un hayedo  donde el terreno parece congelado por las temperaturas que a esas horas de la mañana no castigaban.


La respuesta al por qué de tanta prisa estaba en la textura del terreno, debido a las últimas nevadas y su correspondiente deshielo el suelo presentaba un aspecto fangoso, pero gracias a que estaba congelado nos permitió avanzar por las primeras rampas. De repente, un giro a la izquierda y comienza el camino a la ermita. De nuevo la orientación norte del camino hace que tengamos un agarre muy bueno, pero en cuanto topábamos con algún tramo soleado la cosa cambiaba y resultaba complicado seguir una trazada.

Las subida a la ermita tenía tramos del 19- 20% obligando a todos a apretar los diente para poder llegar al último tramo que daba acceso a un pequeño prado donde las lugareñas esperaban al sol a que fuéramos llegando todos los miembros.

A partir de este punto la cosa cambió, el barro empezó a hacer de las suyas, la subida que daba acceso a la guinda del día estaba algo anegada, hielo, barro… todo un festival. Algunos amigos decidieron tomar otra subida para encontrarse con nosotros más adelante y evitar este tramo.

Una pena porque ahora llegaba el plato fuerte, menudo subidón, ya solamente el comienzo requería una exigencia técnica importante para superarlo. Rampas del 23-24%, ramas, piedras y algún que otro tramo con hielo. Como dirían en mi tierra “la madre del cordero”.


No recuerdo bien las veces que grite cagándome en todo pero al final entre voces, risas ánimos y algún que otro mamón haciendo fotos a todas las patinetas habidas y por haber conseguimos llegar todos arriba.

Una vez en el mirador, las vistas eran espectaculares, a la altura de la hazaña de nuestro amigo Diego que consiguió subir todo el tramo sin poner el pie. Hay que ir a hacerla para comprender estas palabas. No conozco semejante paredón.
Solucionamos una pequeña perdida de aire de nuestro amigo Jero  "el pollón de oro" y nos ponemos en marcha.

Ahora si empezamos a pisar algo de nieve, seguimos todo el cordal y cada vez el espesar de la capa es mayor. Parecía que no íbamos a poder continuar, pero gracias a la capa helada de la superficie, aunque con grandes esfuerzos nos permitía avanzar. Nunca he pilotado una fat por la nieve, pero debe ser una sensación muy parecida. ¡Qué gozada!


En una de las rampas de nieve aparecen dos motos que nos adelantan como si no les costase, eran nuestros amigos Pablo y Santi que habían conseguido encontrarnos y ahora iban a unirse para disfrutar de la bajada.

Paralelos a una valla de ganado avanzamos unos cuantos kilómetros, pero las voces y comentarios empezaban a augurar una temida salida del trazado marcado por el track. Es casi un sacrilegio en una salida dominical, pero la capa de nieve, la hora que era y el cansancio acumulado por avanzar en esas circunstancias y la casi segura imposibilidad de subir a las antenas del Moncalvillo hizo que bajáramos por el abrevadero.

Menuda pasada de bajada, una falda de montaña nevada  lisa y sin imperfecciones nos hizo disfrutar de un descenso digno de ser grabado. Fotos , risas y algún que otro bolazo acompañaron la llegada al congelado abrevadero. Un pequeño mordisco, con los orejones de Pepe que compartió con todos y a seguir bajando. La nieve y las roderas hacían de algún tramo pasos complicados, al igual que las placas de hielo ya en la zona más baja. Pero por suerte no hubo ningún percance.



Debido al deshielo los pequeños arroyos que normalmente tienen una caudal razonable, ahora eran pasos de agua en los que hubo que meter los zapatos al remojo para conseguir llegar hasta Castroviejo.

Desde el pueblo hasta Santa Coloma el descenso  fue por carretera y para continuar deshaciendo el camino hasta Logroño. En este tramo que ahora se hacía corto por del desnivel negativo y las ganas o prisas por llegar y evitar la temida bronca en casa para algunos; también hubo anécdotas para contar, pero si me tengo que quedar con una es con la avería de nuestro amigo Jero que tuvo que recurrir a Tate para que le cambiase la montura ya que estábamos cerca de su casa. Lo mejor de todo como Pepe recordó técnicas de transporte con la btt ya olvidadas por muchos de nosotros y cual paseo de quinceañeros enamorados aparecieron por la Grajera montados sobre una misma bicicleta nuestros dos protagonistas. A este hecho la gente que se paseaba por el parque no daba crédito y tras una buenísimas fotos para el recuerdo pudimos llegar a la sede del la OR andanzas situada en la calle Serradero número 11 donde pudimos disfruta algunos de un tentempié para saciar el hambre que nos atenazaba.

Me gustaría hacer una mención especial en esta ruta a nuestro amigo Ricardo, que tiene los huevos muy negros y terminó este pedazo de rutón gracias en parte a frases célebres como: “No pares no pares que aquí no vamos a parar” o  “vamos Ricardo que estamos todos igual de cansados”.

Una vez más gracias a todos por dejar a un forastero como yo disfrutar de estas pedazo de rutas con vosotros, pero sobretodo de vuestra compañía.







6 comentarios:

vitinbtt dijo...

Muy buena crónica Álvaro, aunque tardía, a ver si la próxima vez te pones las pilas "linterna".
¡Qué gran mañana!, no sé si nos tocará alguna otra vez andar sobre nieve como en esta ruta; mucha nieve, pero ciclable casi al 100%, y de la bajada de esa "pala" que se puede decir, una gozada. Lástima que no pudimos hacer la ruta prevista completamente, pero, debido a la nieve, el tiempo se nos echó encima y tuvimos que acortar (no en kilómetros, pero si en desnivel) bajando a Castroviejo.
Santi y Pablo se perdieron el subidón que ya me hubiese gustado verlos ahí, una lástima que le tengan tanto miedo al barro (que no muerde) que, por cierto, nadie pudo subir del tirón, ni tan siquiera el Portento que tuvo que hacer un poco la patineta, tanto ahí como en alguna zona nevada, aun así, nos dio una lección de "pilotaje"

Anónimo dijo...

Gran ruta, gran día y " gran" Álvaro.Estupenda cronicr.
Ruta muy recomendable. Gracias a todos por vuestra paciencia conmigo.
Salud,
Barrancas

Pepón dijo...

Muy bien "Alboroto"aunque no debes de considerarte extranjero, debes considerarte simplemente asimilado.
La ruta fue para no olvidar en la vida y sino al tiempo.
Otro gran domingo y van......

Toño Pleitos dijo...

Gran crónica, Álvaro!!! Progresas adecuadamente, sigue así y llegarás a la excelencia. Amables y divertidas palabras para describir fielmente lo que aconteció (salvo algún pequeño error geográfico o de denominación -eso te pasa por no consultar con Jero; él prácticamente ha construido todos los caminos, senderos, pueblos y ermitas de La Rioja).
La verdad que fué una gozada, pudimos enfrentarnos al plato gordo de la jornada (hay que ponerle un nombre a ese cuestón ya!!!) y superarlo pese al barro y el hielo, gracias a un tiempo excelente que nos acompañó todo el día (la climatología, el viento, la lluvia, el calor; son compañeros del ciclista y hay que saber convivir con ellos, me dijo hace un poco un sabio de la btt con dos orejas como serones y dos gemelos superlativos).
No pudimos llegar a las antenas pero los kilometros que hicimos sobre la nieve; unos placenteros y otros esforzados, compensaron con creces la dureza de la subida y, eso sí, nos hicieron disfrutar como chiquillos.
Jornada memorable, para comprobarlo solo hay que echarle un vistazo al impresionante álbum fotográfico con el que nos han obsequiado nuestros reporteros.

Luis dijo...

Qué envidia, me perdí lo mejor. Buena crónica maestro. Ya no eres forastero en esta tierra.

Fer Alcalá dijo...

Buena crónica Álvaro. Efectivamente resultó una ruta para recordar, por donde logramos ciclar y los paisajes que vimos, ni se hacen ni se ven desde la cama o desde la barra de un bar, así que los que madrugamos tuvimos nuestra recompensa. Algunos sabios del grupo, como Ricardo y yo, sin ir más lejos, a los que los años nos han dado cierta experiencia, sabíamos perfectamente que estos momentos y paisajes eran irrepetibles, así que nos dedicamos toda la mañana a comentar estos lugares, realizando innumerables paradas para deleitarnos con las imágenes que esta espectacular ruta nos ofrecía, y disfrutarlas como si fueran la última vez que las fuésemos a ver. Por eso y no por otras razones, el grupo lograba sacarnos en ocasiones algún metro de distancia.
Toño, buen comentario de ese compañero tuyo, pero con las pistas que das, ahora mismo no caigo quien puede ser.