Basílica de San Gregorio
Distancia: 86km
Desnivel acumulado: 1587mt
IBPindex: 123
Crónica por Jose Luis “Niño”.
Elijo salir este domingo al leer en el correo de Víctor, a
las 8 en “Franco Españolas”, no podía desperdiciar la oportunidad de salir en
una ruta con la reunión en mí barrio. Nos juntamos en las bodegas, Santi,
Pepón, Víctor, Jesús, Toño, Fernando, Carlos y yo. Después de algún comentario
matutino y de despertar a algún vecino del barrio, nos vamos a Ayón por el
camino viejo del mismo.
Al llegar a Ayón, Carlos decide no seguir la ruta con el
grupo y se vuelve a Logroño. Los demás seguimos hacia el león dormido, todos
sabemos cómo es el terreno para llegar a lo que llamamos casa rural y también
sabemos cómo puede ser el orden de llegada. Santi y Pepón delante a lo suyo, el
grupito restante un poco después y yo vigilándoles desde la distancia.
Pasada la casa rural comienza a darnos un aire de cara que parece que lo hayan puesto allí y
en ese momento sólo para jorobarnos, al llegar al cruce donde sube el pedregal
derecho a la Población tiramos a la derecha, para continuar por la finca que
antaño subíamos por la acequia, hoy impracticable, para salir a la carretera
por el camino de la izquierda, el que lleva a los aerogeneradores. En este
punto como a mí se me había salido la cadena al engranar el plato pequeño, y
Víctor se había quedado esperándome a ver qué pasaba, Santi y Pepón deciden
hacer la senda paralela a la carretera para darme un poco de relaxin, antes de
llegar a los aerogeneradores, yo lo hago por dicha carretera.
Una vez por la pista de los aerogeneradores la transitamos
hasta cortar con la carretera que sube de Aras, y continuamos derecho para
llegar al cruce que baja a Azuelo, nos tiramos por ella, una pista amplia,
buena y rápida que bajamos en un santiamén, (vocablo que viene a decir, para los
amantes del porqué del origen de las palabras, santi nuestro querido compañero
y amigo por todos conocidos y amén, cuando el anteriormente citado dice… no
pares, venga, vamos, a lo que el referido resignado dice para sus adentros…
amén.)
Desde aquí vamos a Espronceda al poco de salir del pueblo
vemos el cartel a Desojo, lo pasamos y nos metemos a la izquierda, aquí empieza
una subida larga y empinada, que en
algún punto llega al 18% de pendiente, con piedra pequeña que hace que se
agarre bastante.
Ya en la fuente de Desojo cogemos agua y comemos algo para
afrontar el último tramo que nos dejará en la basílica de San Gregorio.
Este terreno es llano y casi favorable, comenzamos a ver la
basílica en un alto y a la izquierda, casi recuerda a las fortalezas
medievales, en el alto, inexpugnables,
seguras de sí mismas, (como las mujeres de hoy en día). Comenzamos a
llegar a un punto en el que parece que la basílica se queda a la izquierda por
donde gira un camino y otro por el que nosotros continuamos que parece que se
aleja de nuestra iglesia. La experiencia de años pasados nos indica que el
camino que se aleja es el correcto y por él continuamos. Para después de una
cuesta bastante larga y asfaltada llegamos a la referida basílica.
"Basílica San Gregorio Ostiense:
Cerca del Camino
de Santiago que se dirige desde Estella-Lizarra hacia Los Arcos se encuentra la
Basílica de San Gregorio Ostiense, uno de los conjuntos más sobresalientes del
Barroco navarro.
Levantada en honor a San Gregorio, obispo de Ostia, sorprende su presencia regia sobre una colina y abruma su portada, de gran riqueza y profusión ornamental. En el interior del templo deslumbra su cúpula, de la que desciende un chorro de luz que convierte el crucero en un espectacular espacio con cierto aire teatral, muy propio de la estética barroca.
La Basílica de San Gregorio Ostiense se levanta sobre una colina próxima al pueblo de Sorlada, 20 kilómetros al suroeste de Estella-Lizarra en la Zona Media de Navarra. Desde su emplazamiento se disfruta de una vista privilegiada sobre la comarca y es posible observar los pueblos de los valles de La Berrueza y Valdega, la Sierra de Codés, la Sierra de Lóquiz, la de Andía, Monjardín y Montejurra.
San Gregorio fue probablemente uno de los primeros caminantes a Santiago de Compostela. Llegó al Reino de Pamplona en los últimos años de su vida, enviado por el papa Benedicto IX y gracias a su una gran visión del Camino, se volcó en la construcción de puentes como los de La Calzada o Burgos. Fue asimismo este cardenal y obispo de Ostia quien ordenó sacerdote a Santo Domingo de la Calzada.
A pesar de que la primitiva iglesia fue construida tras el descubrimiento del sepulcro del santo en el siglo XIII, las reformas posteriores han creado un templo de extraordinarias proporciones. Desde finales del XVII y durante buena parte del XVIII se elevó la actual basílica. En la primera fase se levantaron la nave, la portada y la torre. La fase rococó, en el tercer cuarto del siglo XVIII, supuso la construcción del crucero y la cabecera con el camarín. Por último, hacia 1831 se procedió a la reforma decorativa de la nave, en estilo neoclásico, y a la elevación del coro de los pies.
En su exterior presenta sólidos muros de sillería y contrafuertes en el lado del Evangelio, acompañados por interesantes juegos de volúmenes. Pero de todo el conjunto brilla con luz propia la espectacular portada, situada en el muro de la Epístola. Es la primera obra barroca de la basílica y está inspirada en la de la vecina Santa María de Viana. Posee estructura absidial, presenta dos cuerpos de columnas salomónicas y está rematada por un cuarto de esfera. La abundante decoración que recubre su arquitectura le confiere una gran riqueza y espectacularidad, convirtiéndola en un gran retablo en piedra. Las hornacinas del primer cuerpo alojan las esculturas de San Pedro y San Pablo, y la central del segundo la imagen de San Gregorio Ostiense. En los paños laterales de este cuerpo se aprecian dos relieves alusivos a la historia del santo.
En el interior del templo, las pinturas murales que se observan narran la pericia de San Gregorio en una plaga que tuvo lugar en la comarca en el siglo XI. Y con diferencia, lo más destacable es la cabecera de estructura trebolada, que aparece rematada por una monumental cúpula octogonal de estilo rococó que corona el crucero y que da al presbiterio una iluminación escenográfica.
La razón de ser el santuario de San Gregorio Ostiense es la propia reliquia del santo, su cráneo, que se conserva bajo un rico forro de chapa de plata. Centra la leyenda cómo San Gregorio, monje benedictino del siglo XI, libró a Navarra de una plaga de langosta que la asolaba. Sepultado en la basílica, pronto se convirtió en protector contra la langosta, el pulgón y otros insectos. De ahí la tradición de pasear la reliquia por múltiples localidades y pasar agua por la cabeza para posteriormente echarla sobre el campo con el fin de asegurar una buena cosecha. Ello justifica la frase hecha: "Andar más que la cabeza de San Gregorio"
Durante el mes de mayo, los diversos pueblos del valle de Valdega y Los Arcos peregrinan los domingos hasta el santuario y posteriormente organizan comidas campestres."
Levantada en honor a San Gregorio, obispo de Ostia, sorprende su presencia regia sobre una colina y abruma su portada, de gran riqueza y profusión ornamental. En el interior del templo deslumbra su cúpula, de la que desciende un chorro de luz que convierte el crucero en un espectacular espacio con cierto aire teatral, muy propio de la estética barroca.
La Basílica de San Gregorio Ostiense se levanta sobre una colina próxima al pueblo de Sorlada, 20 kilómetros al suroeste de Estella-Lizarra en la Zona Media de Navarra. Desde su emplazamiento se disfruta de una vista privilegiada sobre la comarca y es posible observar los pueblos de los valles de La Berrueza y Valdega, la Sierra de Codés, la Sierra de Lóquiz, la de Andía, Monjardín y Montejurra.
San Gregorio fue probablemente uno de los primeros caminantes a Santiago de Compostela. Llegó al Reino de Pamplona en los últimos años de su vida, enviado por el papa Benedicto IX y gracias a su una gran visión del Camino, se volcó en la construcción de puentes como los de La Calzada o Burgos. Fue asimismo este cardenal y obispo de Ostia quien ordenó sacerdote a Santo Domingo de la Calzada.
A pesar de que la primitiva iglesia fue construida tras el descubrimiento del sepulcro del santo en el siglo XIII, las reformas posteriores han creado un templo de extraordinarias proporciones. Desde finales del XVII y durante buena parte del XVIII se elevó la actual basílica. En la primera fase se levantaron la nave, la portada y la torre. La fase rococó, en el tercer cuarto del siglo XVIII, supuso la construcción del crucero y la cabecera con el camarín. Por último, hacia 1831 se procedió a la reforma decorativa de la nave, en estilo neoclásico, y a la elevación del coro de los pies.
En su exterior presenta sólidos muros de sillería y contrafuertes en el lado del Evangelio, acompañados por interesantes juegos de volúmenes. Pero de todo el conjunto brilla con luz propia la espectacular portada, situada en el muro de la Epístola. Es la primera obra barroca de la basílica y está inspirada en la de la vecina Santa María de Viana. Posee estructura absidial, presenta dos cuerpos de columnas salomónicas y está rematada por un cuarto de esfera. La abundante decoración que recubre su arquitectura le confiere una gran riqueza y espectacularidad, convirtiéndola en un gran retablo en piedra. Las hornacinas del primer cuerpo alojan las esculturas de San Pedro y San Pablo, y la central del segundo la imagen de San Gregorio Ostiense. En los paños laterales de este cuerpo se aprecian dos relieves alusivos a la historia del santo.
En el interior del templo, las pinturas murales que se observan narran la pericia de San Gregorio en una plaga que tuvo lugar en la comarca en el siglo XI. Y con diferencia, lo más destacable es la cabecera de estructura trebolada, que aparece rematada por una monumental cúpula octogonal de estilo rococó que corona el crucero y que da al presbiterio una iluminación escenográfica.
La razón de ser el santuario de San Gregorio Ostiense es la propia reliquia del santo, su cráneo, que se conserva bajo un rico forro de chapa de plata. Centra la leyenda cómo San Gregorio, monje benedictino del siglo XI, libró a Navarra de una plaga de langosta que la asolaba. Sepultado en la basílica, pronto se convirtió en protector contra la langosta, el pulgón y otros insectos. De ahí la tradición de pasear la reliquia por múltiples localidades y pasar agua por la cabeza para posteriormente echarla sobre el campo con el fin de asegurar una buena cosecha. Ello justifica la frase hecha: "Andar más que la cabeza de San Gregorio"
Durante el mes de mayo, los diversos pueblos del valle de Valdega y Los Arcos peregrinan los domingos hasta el santuario y posteriormente organizan comidas campestres."
Datos proporcionados por el ministerio de turismo de
Navarra.
Una vez en la Basílica de San Gregorio tenemos la buena
suerte de encontrarnos con el Cofrade Mayor, de la cofradía homónima, que muy
amablemente, a petición de Pepón, nos abre la iglesia y nos cuenta un poco de
la historia de la misma y posteriormente nos muestra la casa-hospedería situada
enfrente de la Basílica.
Leyenda de la ubicación de la Basílica de San Gregorio:
"Cumpliendo su postrer deseo, del Santo Gregorio, atan el
ataúd sobre el lomo de la mula, la cual cruza el Ebro, toma el camino de
Estella, y al llegar a Los Arcos cae al suelo. Se levanta, gira hacia la
Berrueza siguiendo el curso del río Odrón, y en Mués, donde hoy está la ermita
de la Virgen de la Cuesta, vuelve a caer. Se levanta por segunda vez, y muere
al llegar a la cima de Piñalba. Los discípulos, cumpliendo la voluntad del
Santo, entierran el cuerpo de Gregorio en lo alto del cerro.
Tras su posterior descubrimiento del sepulcro del Santo,
levantan la antigua iglesia en el siglo XIII, las reformas posteriores han creado un templo de
extraordinarias proporciones."
La vuelta hacia Logroño la empezamos en una senda nada más
salir de la Basílica, a la izquierda de la carretera, muy chula al principio y
un poco más técnica en su tramo final. Antes de finalizar la senda Santi sufre
un percance que dará con él en el suelo. Ya decía Santi,” por no meter la rueda
entre las piedras”, esto le acarreará problemas en el cambio trasero hasta
acabar la ruta.
La vuelta la hacemos cogiendo el Camino de Santiago, de Los
Arcos a Sansol el terreno es más o menos llano, pero de Sansol a Viana la cosa
cambia y mucho, siendo un rompe piernas bestial, sobre todo después de 75Km. En
las piernas.
En este tramo a la salida de Sansol, en el que entramos al
Camino de Santiago por la izquierda, Pepón sufre el segundo percance de la
jornada. Bajando a toda leche por un trozo empedrado al tomar un badén, (para
el paso de agua), y cambiar el terreno a tierra, se encuentra una rodera de la
que no podrá salir, escupiéndole fuera del camino contra una zona de matorral
alto. Cuando llego yo a la zona no veo a Pepón por ninguna parte, sólo se veía
el casco a la altura del suelo y por dentro de los matorrales y a un par de
compañeros sacándolo de allí dentro. Por suerte el incidente se salda sin
consecuencias y continuamos hacia Viana.
En el tramo más rompe piernas Santi y yo decidimos hacernos
mutua compañía, él por su cambio estropeado y yo por estar un poco madurito y
vamos parte por la carretera que es más suave que el Camino de Santiago en esos
tramos.
Reagrupamiento en Viana y volvemos a casa por el camino de la
derecha del embalse de las cañas, y como no, nos vamos a la terraza de la parte
de la playa para acabar la jornada con pintas y bravas.
8 comentarios:
Buena crónica "Niño", te has explicado muy bien.
Hacía mucho tiempo que los dos "mandos" del grupo no se caían el mismo día, lo de Santi se arregla con un casco nuevo y lo de Pepe se arreglo con Betadine y unas Pinzas.
Al final, por lo que se lee en la crónica, el "educador" no tenía razón en lo de las columnas por muy maestro que sea.
Y lo de Carlos es para nota, levántate a las 07:00 para hacer 3 kilómetros, este si que tiene mérito.
http://es.wikipedia.org/wiki/Columna_salom%C3%B3nica
El uso más destacado de columnas salomónicas se da en el baldaquinodiseñado por Bernini dentro de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Este tipo de columna se hizo popular en la Europa católica, incluyendo la parte sur de Alemania, se extendió a España, casi al mismo tiempo que Bernini construía sus columnas, y de España pasó en muy poco tiempo a las colonias americanas, donde se usó corrientemente en iglesias como elemento característico del estilo churrigueresco. Su utilización fue menos frecuente en Gran Bretaña, el único ejemplo encontrado por Robert Durman (Durman 2002) fue el porche sur de St Mary the Virgin, en Oxford y también fue raro en el diseño de interiores ingleses, un ejemplo, quizá único, es el monumento funerario para Lady Helena Gorges, muerta en 1635, en Salisbury.
Después de 1660, este tipo de ornamentación se convirtió en característica básica de diseño de mobiliario en Francia, Holanda e Inglaterra, tanto en las patas de los muebles como en las puertas de cristal de los relojes de pared de finales del siglo XVII y principios del XVIII.
http://bloghistoriadelarte.com/2013/08/17/la-columna-salomonica-en-el-arte-the-salomonic-column-in-art/
Pero el gran apogeo de la columna salomónica en España vendrá de la mano de José Benito de Churriguerra en donde el retablo de la segunda mitad del siglo XVII y principios del siglo XVIII cobra más importancia los elementos decorativos y arquitectónicos que la propia escultura o pintura devocional. De esta manera, gracias al protagonismo de la columna salomónica, en España se empezó a determinar un estilo propio llamado el Churrigueresco. El retablo de que marcó una nueva tendencia fue el Retablo del Convento de San Esteban (Salamanca), realizado en 1693.
Toda esta explosión de artificio teatral no sólo se queda en España, sino que en la Nueva España, lugar en donde se fundaron numerosas iglesias y conventos, el retablo adquirió una gran importancia y el estilo churrigueresco con sus columnas salomónicas también se hacen eco de esa moda.
Niño; tienes que salir más veces y escribir más crónicas que lo haces espléndidamente y muy bien documentado.
En cuanto a lo del Educador -supongo que será el canso anónimo de los comentarios precedentes- solo decirle que basta comparar las columnas de la basílica con las del Retablo del Convento de San Esteban para comprobar las diferencias. La churrigesca es a la salomonica como el vals al reguetón.
Y basta comparar tu comprensión lectora con la de Belén Esteban para comprobar las diferencias.
La tuya es a la de la princesa del pueblo lo que el almidón a la patata.
Buena e instructiva crónica, si señor. La ruta fue deportivo cultural como demuestra lo escrito.
En cuanto a lo del Churri no debe de molestarnos reconocer que en este caso lleva gran parte de razón el educador, aunque no debe de servir de precedente.
La ruta era a San Gregorio Ostiense (por ser natural de Ostia),de ahi viene lo de los ostiones que nos pegamos los referidos que no quisimos acabar la ruta sin hacer un homenaje al Santo. Somos grandes devotos a San Gregorio.
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