16 febrero, 2020

Castillo de Viguera - Peña puerta (16 ciclistas)



CASTILLO VIGUERA - PEÑA PUERTA
Diego, Dieguito, Diego Nieva, Isra, Jero, Fran, Bartolo, Félix, Toño, Miguel, Luis, David, Iñaki, Jorge, Pedro y el narrador.

Crónica del domingo 26 de enero de 2020: Eduardo G.
Distancia: 55 kms.
Desnivel 745 m.


Crónica por Edu "ayunta"



Siete de la mañana, el “Yin y el Yang” empiezan a discutir, finalmente vence las ganas de bici a la pereza. Es de noche cerrada y ha estado lloviendo durante la noche, pero el pastor de Cerrollera(David) había previsto buena mañana, incluso calor y sol.
Sin pensar más y con los deberes hechos, me presento en la gasolinera de las Gaunas a las 8 en punto, sigue siendo de noche y hacen dos grados sobre cero, la cuadrilla está compuesta por dieciséis valientes más Pepe que ha venido a darnos la salida. Sin llegar a bajarme de la bici, David ya me ha encasquetado la crónica, ante el alivio de alguno, como cuando el profe te sacaba a la pizarra.
Hoy no tenemos información de la ruta, ya que la cúpula esta en cuadro(excepto para almorzar), entonces Dieguito toma las riendas del grupo y nos dirige hacia Viguera. Salimos a buen ritmo por el camino de Alberite y cuando pasamos el puente en Alberite hacia la Calzada Romana compruebo que Miguel, Isra y yo vamos a ser el coche escoba durante todo el día. A la altura de Islallana me comentan que llevamos una media de más de 20 kms/h.

Como alguno se aburre, en la subida hormigonada a Viguera, los pros se zurran y Dieguito saca de punto al resto para llegar a la plaza. Ya son las nueve y el termómetro del Ayuntamiento señala “0 grados”, ni frio, ni calor. Nos reagrupamos y comemos algo, que si los Goya un coñazo, que si tongo, que Almodóvar es ….., al lio, ahora nos toca subir hasta el Castillo de Viguera.
En la salida del pueblo con hormigón sin problemas, pero en cuanto tocamos barro la cosa se complica, de tal manera que en la cuesta previa al “Gr” todos los “sin” tenemos que echar pie a tierra. Ya se empieza a ver nieve en las cunetas de la pista y por fin en el cruce del castillo de Viguera aparece el deseado sol que templa los cuerpos. Aprovechamos a sacar la foto de grupo y comer unos bombones cortesía del señor Mayor, todos manos a la mochila, destacando Luis con su fórmula secreta, el famoso emparedado de jamón y queso, perfectamente cortado en cuatro trozos, que comparte con el respetable.  
Foto hacia el pueblo, foto hacia las peñas, foto al que mea, foto a la bici de Jero, todo cordialidad, quien más, quien menos, piensa que es buen momento de hacer un Logroño sin barro y volver, pero la cabeza de Dieguito  no pensaba lo mismo, hoy venía con pantalón corto y sin chaqueta. Parece que es el día perfecto para subir hasta Peña Puerta, en el camino el barrillo pasa a barro y llegamos hasta la cantera, donde el barro coge un color cremita y tiene más pinta de cemento que otra cosa, poniéndonos golosos.

Ya en la curva de abajo empieza la senda hacia Peña Puerta que estaba totalmente nevada y helada, Dieguito y los propulsados no han  podido con ella, aunque intentos no han faltado ante los vítores del resto. Ya en la senda de subida con más pena que gloria, hemos sufrido tramos  de nieve helada, mucha piedra suelta, barro y escalones, teniendo que echar algún pie a tierra para llegar arriba, encontrando en la Peña un sol vivificante donde hemos vuelto a parar.
La vista del pueblo de Viguera era impresionante, el chorrón se intuía y encima nuestro había un buitre leonado sobre una roca, pensando, donde chorra van estos, a lo mejor son mi almuerzo. No contento Dieguito fue a saludarle con el móvil y se dio el piro. Jero que  miremos al cielo, que Bubu pasaba hacia Madrid con el helicóptero y nos grababa.

Un vez hecho lo más duro y con el termómetro cumpliendo los pronósticos tocaba bajar por el  mismo sitio. Ahora sí, una gozada los escalones, las piedras, la nieve, incluso la curva final donde Fran ha demostrado lo mucho que ha mejorado bajando.
Sin más por la cantera y su arcilla bajamos hasta el atajo en el pueblo de Viguera y como motos a Islallana, cruzamos a la margen oeste del rio y por donde siempre hasta Logroño. Miguel se despidió en Lardero y como viene siendo habitual al grito de carrera-carrera, se gestó el sprint hasta el paso sobre la autopista, dándonos un susto con el coche que venía de frente, con el reproche de los más sensatos, unos a casa en Logroño y el resto a lavar la bici en las Gaunas.
A las doce y media los con tiempo, almorzamos donde Ossama, donde esperaban impacientes Víctor, Pepón y Ricardo,  después del homenaje y contar nuestras batallitas, los últimos contentos pa casa.
En esta mañana de enero tan agradable lo más importante se ha cumplido, y es que nadie se ha caído, no hemos tenido averías y hemos disfrutado de otro día en la sierra Camerana en la mejor compañía, por el contrario, día triste para la parroquia del basket, por el accidente que ha constado la vida a Kobe Bryant.


2 comentarios:

Luis dijo...

Buena crónica, Edu. Me siento halagado. Hasta mis emparedados salen en las crónicas. Os voy a dar la receta secreta para ver si alguno más se anima a llevarlos, que llego siempre a casa con mas hambre que Carpanta.

Toño Pleitos dijo...

Edu para todos los apuntes que fuiste cogiendo durante la ruta la crónica te ha quedado un poco escueta. Eso sí, tiene todo lo esencial de lo que pasó el día del cumple de Diego, espléndido en lo metereológico, en lo bttero, pero un poco decepcionante en lo gastronómico ya que el niño no pudo invitarnos a almorzar por que tenía celebración familiar (menos mal que me prestó dinero que sino no almuerzo). Aunque bien mirado qué es lo mas importante; la familia o los andanzas?
Los emparedados de Luis son todo un clásico, animo a todos a probarlos ahora que ha añadido a su exitosa receta una combinación de quesos que aún los hacen más sabrosos.