CASTILLO VIGUERA - PEÑA PUERTA
Diego, Dieguito, Diego Nieva, Isra, Jero, Fran, Bartolo, Félix,
Toño, Miguel, Luis, David, Iñaki, Jorge, Pedro y el narrador.
Crónica del domingo 26 de enero de 2020: Eduardo G.
Distancia: 55 kms.
Desnivel 745 m.
Siete de la mañana, el “Yin y el
Yang” empiezan a discutir, finalmente vence las ganas de bici a la pereza. Es
de noche cerrada y ha estado lloviendo durante la noche, pero el pastor de
Cerrollera(David) había previsto buena mañana, incluso calor y sol.
Sin pensar más y con los deberes
hechos, me presento en la gasolinera de las Gaunas a las 8 en punto, sigue
siendo de noche y hacen dos grados sobre cero, la cuadrilla está compuesta por
dieciséis valientes más Pepe que ha venido a darnos la salida. Sin llegar a bajarme
de la bici, David ya me ha encasquetado la crónica, ante el alivio de alguno,
como cuando el profe te sacaba a la pizarra.
Hoy no tenemos información de la
ruta, ya que la cúpula esta en cuadro(excepto para almorzar), entonces Dieguito
toma las riendas del grupo y nos dirige hacia Viguera. Salimos a buen ritmo por
el camino de Alberite y cuando pasamos el puente en Alberite hacia la Calzada
Romana compruebo que Miguel, Isra y yo vamos a ser el coche escoba durante todo
el día. A la altura de Islallana me comentan que llevamos una media de más de
20 kms/h.
Como alguno se aburre, en la
subida hormigonada a Viguera, los pros se zurran y Dieguito saca de punto al
resto para llegar a la plaza. Ya son las nueve y el termómetro del Ayuntamiento
señala “0 grados”, ni frio, ni calor. Nos reagrupamos y comemos algo, que si
los Goya un coñazo, que si tongo, que Almodóvar es ….., al lio, ahora nos toca
subir hasta el Castillo de Viguera.
En la salida del pueblo con
hormigón sin problemas, pero en cuanto tocamos barro la cosa se complica, de
tal manera que en la cuesta previa al “Gr” todos los “sin” tenemos que echar
pie a tierra. Ya se empieza a ver nieve en las cunetas de la pista y por fin en
el cruce del castillo de Viguera aparece el deseado sol que templa los cuerpos.
Aprovechamos a sacar la foto de grupo y comer unos bombones cortesía del señor Mayor,
todos manos a la mochila, destacando Luis con su fórmula secreta, el famoso
emparedado de jamón y queso, perfectamente cortado en cuatro trozos, que
comparte con el respetable.
Foto hacia el pueblo, foto hacia
las peñas, foto al que mea, foto a la bici de Jero, todo cordialidad, quien
más, quien menos, piensa que es buen momento de hacer un Logroño sin barro y
volver, pero la cabeza de Dieguito no pensaba
lo mismo, hoy venía con pantalón corto y sin chaqueta. Parece que es el día
perfecto para subir hasta Peña Puerta, en el camino el barrillo pasa a barro y
llegamos hasta la cantera, donde el barro coge un color cremita y tiene más
pinta de cemento que otra cosa, poniéndonos golosos.
Ya en la curva de abajo empieza
la senda hacia Peña Puerta que estaba totalmente nevada y helada, Dieguito y los
propulsados no han podido con ella,
aunque intentos no han faltado ante los vítores del resto. Ya en la senda de
subida con más pena que gloria, hemos sufrido tramos de nieve helada, mucha piedra suelta, barro y
escalones, teniendo que echar algún pie a tierra para llegar arriba, encontrando
en la Peña un sol vivificante donde hemos vuelto a parar.
La vista del pueblo de Viguera
era impresionante, el chorrón se intuía y encima nuestro había un buitre
leonado sobre una roca, pensando, donde chorra van estos, a lo mejor son mi almuerzo.
No contento Dieguito fue a saludarle con el móvil y se dio el piro. Jero
que miremos al cielo, que Bubu pasaba
hacia Madrid con el helicóptero y nos grababa.
Un vez hecho lo más duro y con el
termómetro cumpliendo los pronósticos tocaba bajar por el mismo sitio. Ahora sí, una gozada los
escalones, las piedras, la nieve, incluso la curva final donde Fran ha demostrado
lo mucho que ha mejorado bajando.
Sin más por la cantera y su
arcilla bajamos hasta el atajo en el pueblo de Viguera y como motos a
Islallana, cruzamos a la margen oeste del rio y por donde siempre hasta
Logroño. Miguel se despidió en Lardero y como viene siendo habitual al grito de
carrera-carrera, se gestó el sprint hasta el paso sobre la autopista, dándonos
un susto con el coche que venía de frente, con el reproche de los más sensatos,
unos a casa en Logroño y el resto a lavar la bici en las Gaunas.
A las doce y media los con
tiempo, almorzamos donde Ossama, donde esperaban impacientes Víctor, Pepón y
Ricardo, después del homenaje y contar
nuestras batallitas, los últimos contentos pa casa.
En esta mañana de enero tan
agradable lo más importante se ha cumplido, y es que nadie se ha caído, no
hemos tenido averías y hemos disfrutado de otro día en la sierra Camerana en la
mejor compañía, por el contrario, día triste para la parroquia del basket, por
el accidente que ha constado la vida a Kobe Bryant.
2 comentarios:
Buena crónica, Edu. Me siento halagado. Hasta mis emparedados salen en las crónicas. Os voy a dar la receta secreta para ver si alguno más se anima a llevarlos, que llego siempre a casa con mas hambre que Carpanta.
Edu para todos los apuntes que fuiste cogiendo durante la ruta la crónica te ha quedado un poco escueta. Eso sí, tiene todo lo esencial de lo que pasó el día del cumple de Diego, espléndido en lo metereológico, en lo bttero, pero un poco decepcionante en lo gastronómico ya que el niño no pudo invitarnos a almorzar por que tenía celebración familiar (menos mal que me prestó dinero que sino no almuerzo). Aunque bien mirado qué es lo mas importante; la familia o los andanzas?
Los emparedados de Luis son todo un clásico, animo a todos a probarlos ahora que ha añadido a su exitosa receta una combinación de quesos que aún los hacen más sabrosos.
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