A RODEANDO MONCALVILLO
13 de julio de 2014
Distancia: 70 km.
Desnivel acumulado: 1559 mt
IBPindex: 129
Crónica por Fernando Alcalá "Fer”.
Paso a Logroño por un solitario y siempre imponente
Puente de hierro, y veo sobre el Ebro una gran
luna, anunciadora sin duda de una también gran ruta.
Solo somos nueve los elegidos, y casi nos quedamos en ocho,
pues Carlitos nos fue menguando por el camino a fuerza de “tirar de pantalón”. Hemos
oído que un gasolinero entró al baño justo después que el lo abandonase en su
primera flojera mañanera. La mezcla de los vapores de la gasolina con los
traicioneros y letales efluvios que recibió al abrir la puerta del escusado,
unidos al carajillo en ayunas que se acababa de tomar, le produjeron tal
indisposición y tan mal color que a día de hoy permanece de baja e incapacitado
para ejercer, no solo su trabajo en la gasolinera, sino cualquier otra
actividad que esté relacionada con la atención al público.
Vamos a Lardero y no paramos hasta Sorzano. Miento, a Luis,
“El friolero mañanero” se le ocurrió la genial idea de parar a quitarse ropa en
el mismo lugar que a Carlos también le pareció el más idóneo para realizar su
segunda “tirada de pantalón”. ¡ Mira que no hay campo! . Vimos al pobre Luis
como apenas podía pedalear mientras intentaba darnos alcance, presa de unos
fuertes espasmos, la cara de espanto, cual aldeana que ha visto pasar las
“Animas”, y farfullando un apenas audible “Por favor, por favor, no me volváis
a dejar solo”. ¡Suerte la tuya amigo!, del soplo refrescante en campo abierto,
y no la del pobre gasolinero, pillado a traición y acorralado en tan reducido
espacio.
Salimos de Sorzano en dirección Moncalvillo, pero los
caprichosos trazadores de esta ruta quieren pasar antes a saludar a unos viejos
amigos, así que cogemos el camino que sale hacia la izquierda y subimos hacia
las uves de Vitín, o lo que es lo mismo los montes que separan los términos de
Sorzano y Castañares. Cuando llegamos a la intersección de los tres caminos,
cogemos el de la izquierda que baja vertiginosamente hacia Castañares. Ricardo
nos dice: cuidado, que el camino puede
estar peligroso por las últimas lluvias, pero creo que no le oyó nadie, pues
bajamos como chiquillos de cinco años que salen al recreo.
Al final del camino, muy educados como siempre, los
mastines salen a saludarnos. Un par de arrogantes y estiradas ocas nos dan los
buenos días. Los canes enseguida sienten curiosidad por Carlitos que se ha
quedado en la zaga, lo rodean, lo siguen, lo olfatean…. lo olfatean otra vez…,
las piernas le tiemblan, la presión a la que le someten a punto está de
provocarle otra incontrolable flojera, pero el fuerte entrenamiento gastronómico-mental que sigue junto a su guía espiritual “El Tito”, da sus frutos y consigue superar in extremis tan extremo
trance.. En su idioma de ladridos ya riojanizados, un fiero mastín parece decirle:
“ ¡Tú que chorra haces por aquí, yo no te conozco!” Otro más manso y guasón lo
tranquiliza: ¡ tranquilo chaval !, ni se te ocurra irte de vareta ahora o las
ocas te picarán las pe-lo- . . . Pero
nuestro buen Carlos – afamado trovador de la mountain bike -, no está para coplillas
ni pareados en estos momentos.
Al cerrar el portón de salida, Pepe nos indica amablemente
la existencia de un pequeño recipiente a modo de cepillo para dejar donativos y
que según reza un cartel se destinarán a la limpieza del camino. Con pertinaz
insistencia nos hace rascarnos los bolsillos y me hace recordar a los hermanos
Maristas cuando nos pedían para los negritos del África.
Pepe, yo no me considero una persona rencorosa, pero me
viene ahora a la memoria la bronca que nos echaste a los que en el Monasterio
de Valvanera se nos ocurrió visitar el camarín
de la Virgen. ¡ El que quiera hacer turismo que venga otro día con la mujer ! -
nos dijiste- Pobre de mi, yo que solo
quería seguir la ancestral tradición de peregrinaje al lugar donde reside la Patrona de todos los
riojanos, y emular así a mi tío Titín I, padre del actual Titín III, quien
junto a Barberito, y en agradecimiento por haber ganado el campeonato de España de pelota a mano en el
año 1947, dejaron como exvoto sus chapelas, tan meritoriamente conseguidas en
las hostiles y hasta entonces inexpugnables tierras vascas. Mi ofrenda, y lo
digo ahora públicamente, consistía en volver a cumplir años el próximo mes de
Octubre – algunos privilegiados cumplimos cada 2 años – y pagar en consecuencia
un generoso almuerzo, no sin antes poner dos condiciones a la Virginal imagen:
la primera y ya cumplida, era que mi maltrecha cadera aguantase una temporadita
más el ritmo infernal de los O.R. La segunda condición consistía en que Toño
pagase primero sus ya famosas migas al estilo “Pleitos”- es decir, que se te
“caen” de la boca de lo buenas que están - , y es aquí donde la Inmaculada
señora se tiene que emplear a fondo, pues tal hazaña es equiparable al milagro
de Santo Domingo de la Calzada, que cantó la gallina después de asada.
Bueno, que me pierdo, lo que te quiero decir Pepe, es que
las rutas tampoco son para ir pasando la hucha como si fuese el día del Domund.
Si llega a estar Dalmau, del mal rato que le haces pasar, se le hubiesen
quedado tan debilitadas las piernas que no hubiese sido capaz de terminar tan
exigente travesía. Hay que saber ver el peligro en todas nuestras acciones y tener
claro de qué vamos, si de setas o de rólex.
Salimos a la carretera dirección Soria y volvemos a
meternos en la siguiente pista, que sale a mano derecha con dirección al Moncalvillo.
Sin duda es este el camino más duro de los existentes y para mi desconocido
hasta el domingo. La aproximadamente hora y media de ascensión se hace exigente
y hay que estar en buena forma si se quiere hacer de un tirón.
Primero nos acompañan carrascas, luego los robles, y más
tarde son las hayas las que nos protegen en una durísima y prolongada
ascensión. Este tramo bajo el hayedo, es sin duda, el más destacado por su
fuerte pendiente y por impactante belleza. La pista se difumina como lo hace el
carboncillo en el lienzo del dibujante, y se transforma en un suelo natural,
apenas transformado por las máquinas, y donde las raíces del bosque parecen
querer aflorar de su entierro, acariciando a los técnicamente elegidos y atrapando
al resto.
Como es habitual en el Moncalvillo, al acercarnos a la
cumbre, el suelo se hace mas pedregoso, los resistentes pinos hacen su
aparición y el sol nos recibe con descaro. Salimos a la pista-cortafuegos que
recorre la cumbre ya pasadas las antenas y seguimos por ella. Al final aparecen ante nosotros las cumbres del
Serradero, cuajadas de verde hierba. A la izquierda el Iregua con Nestares y
Torrecilla, a la derecha el Najerilla con la presa del Yalde abajo. Iniciamos
el descenso de frente, por una lengua de hierba inmensa que en línea recta
desciende la ladera y que hace las delicias de un descerebrado servidor.
Mientras suelto el freno y aumenta mi velocidad, noto que una sonrisa aflora en
mi cara acordándome de cómo Santi se pasó de frenada y acabó en unos espinos al
estar la hierba mojada. A mi no me va a
pasar esto, - pensaba mientras volvía a soltar el freno,- da gusto como retiene
hoy la hierba, y lo suelto otro poco porque
está Vitín abajo haciendo fotos y hay que lucirse. ¡ Joder, Joder ! ahora me acuerdo de que había
unos surcos cruzando la bajada y que fueron los mismos que se encontró Santi.
Freno a tope y efectivamente la hierba retiene que da gusto, pero la física es
la física, paso los surcos a trompicones y sin tocar el culo en el suelo (no
contabiliza caída) salgo del apuro sin dejar de sonreír a la cámara. ¡Hay que
ser malvado para colocarse en ese lugar, y en vez de avisar del peligro,
hacerte una foto !.
Esperamos a Carlos, que bien por las reiteradas “tiradas
de pantalón” o por las conversaciones mantenidas con los mastines, o tal vez
porque va pensando en qué establecimiento adquirirá su próxima bicicleta,
decide tomarse la bajada con calma.
Todos juntos iniciamos la bajada por la pista a
Castroviejo. Los claro-oscuros que producen las potentes hayas que pueblan
estas laderas y las pronunciadas curvas hacen que este descenso sea bonito
pero arriesgado y por esta combinación
de belleza y riesgo,¡ aún más bonito !.
Subimos al pueblo
y por carretera descendemos hasta Santa Coloma. A la salida del pueblo cogemos
el buen camino a la derecha que nos llevará a Ventosa. Vitín va tirando como en
sus mejores tiempos,- se me ha olvidado que es un malvado y que no quería
volver a nombrarlo - . Jesús “El mata
moscas”, que no puede ver pasar nada a su lado sin atizarle, y yo, nos lanzamos hacia el pueblo en cuanto asomamos
al alto y lo divisamos al fondo.
Por el camino de Santiago y pasando por Navarrete vamos
tragando los kilómetros a buen ritmo. Otra vez Victor, que hoy no tienen idea buena, nos engaña
tirando un poco, picando a Jesús – al que le hace falta poco – y yo me digo:
¡Venga Fer, que tú eres un “terminator”!,, así que nos damos el último calentón
de la mañana subiendo el alto desde el que se divisa la Grajera y bajando por
la Viña a todo trapo. Pero hoy no hay forma de sorprender a Jesús en su
flamante 29 color naranja ??.. roja ?? fuxia ??
Dicen las autoridades en seguridad vial, que en lo
últimos kilómetros de llegada a destino aumenta el peligro de sufrir un
accidente. “ ¡ Ya te digo ! “ dijo
Javi, al dar con sus huesos en la última curva de la viña, y comprobar la
veracidad del estudio. Esto nos demuestra una vez más a todos, que hasta que no
se entra en casa por la puerta, no se puede decir que estamos
en casa – ¡ y me he quedado tan ancho ! -
¡ Ah !, se me olvidaba, y que hay que atar el árbol donde manda el amo. “ ¡Ya te digo! ”
Posdata:
Pido disculpas a Calos, porque hoy le ha tocado ser el
más nombrado de la crónica. La vez
anterior le tocó a Ricardo, la próxima…..
Mantengo el
anonimato del gasolinero en cumplimiento de la ley de conservación de datos.
Fer
FOTOS AQUÍ:
7 comentarios:
Gracias Fernando por esta desternillante crónica (con sus momentos poéticos), por un momento me he olvidado de los calores que padecemos.
Fer, sigo disfrutando leyendo tus crónicas.
Salud,
Barrancas.
Eres todo un artista de el relato !!!
Sin rodeos y hablando clarito !!
Toño aprende y no te vayas por. Los cerros de Ubeda
Como se nota que tienes estudios cabronazo. Gran crónica. Eres de los que deberías repetir mas a menudo aunque te saltaras el rigor del "temido" David. De todas las maneras no entiendo muy bien lo de hacer turismo en una ruta y compararlo con depositar una moneda para la restauración de una ruina. A fe cuenta que pagamos un pequeño peaje por atravesar la puerta de los mastines y ya está. Quiero pensar que a lo peor temíais que os quedabais sin "grasa" para el festín de la finalización de la ruta. Os debe de dar mucha alegría llegar a casa por como lo celebráis.
Fer, con tu gran y pormenorizado relato he revivido todo el domingo como si allí estuviese de nuevo. Vuelvo a estar agotado. Y con ganas de vomitar, je, je
bonita crónica y gracias por acordarte del cagon del grupo un saludo
Grandísima crónica Fer, como se nota que eres de letras, pero la ruta no fue para tanto...
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