FREE TOUR por la Rioja Alavesa (10 Ciclistas)

 

Ruta Verde Cultural de Rioja Alavesa

17 de julio de 2022

Distancia: 57km

Desnivel acumulado: 1057mt

IBPindex: 78

TRACK EN WIKILOC

Crónica por Fran

Dalmau, Fer, Tate, Pepón, Fran, Vitin, Luis, Javi y Pedro Mari.

Ha llegado el verano, estamos a mediados de Julio, que mejor que aprovechar un domingo para hacer un poco de turismo y si encima es cultural, ni te cuento.

Días atrás, gracias a un aislamiento social no voluntario, trasteando por la red de redes encontré información acerca de una red de itinerarios verdes de Álava entre los que se encontraba una ruta circular por la Rioja Alavesa cuyo tramo más cercano a Logroño pasaba a unos 10 ó 12km., con un poco más de investigación por páginas de rutas, uní los dos puntos y me aventuré a hacerla.

La ruta original es un recorrido circular que tiene marcado como inicio el pueblo de Elvillar y siguiendo por Kripán, Lanciego y Viñaspre, se puede visitar dólmenes, enterramientos, lagares rupestres, las ruinas de un molino, chozos, una tejera reconstruida, así como todas las iglesias y conjuntos urbanos de los pueblos por los que discurre, nosotros en concreto visitamos todas las fuentes públicas.

La mayor parte discurre por pistas en buen estado y algún tramo asfaltado, pero también tiene un par de tramos algo complicados y algún camino un tanto cerrado por la vegetación.

Si queréis más información podéis consultar la página https://rutasverdes.araba.eus/es/-/rioja-alavesa

El jueves mientras presenciaba la última corrida de los sanfermines, sentado en sombra junto al amigo Pepe, se me ocurrió comentarle que el domingo anterior había hecho una ruta por la Rioja Alavesa muy curiosa y entretenida, me miró y me dijo “manda un wasap y organízala para el domingo”. Un escalofrío recorrió mi cuerpo porque estoy un poco verde en esto de organizar rutas pero aun así le dije que ya lo mandaría, total pensé: la ruta está señalizada y ya sé como llegar hasta el punto en el que podíamos acceder al recorrido, no puede haber problemas, además la había hecho el fin de semana anterior.

Aun así mi cabeza seguía dándole vueltas pensando en si gustaría al grupo, con tanta pista, asfalto y sin sendas y fui retrasando el wasap hasta el sábado que recibí el primer aviso, igual que el torero del otro día que no acertaba con la espada, en ese mismo momento me armé de valor, cogí el móvil y mande la convocatoria de quedada, como vamos al otro lado del río, el lugar al otro lado del río y como estamos inmersos en una ola de calor y noches tórridas, la hora a las siete de la madrugada. Con esto de la hora ya empezó la diversidad de opiniones, igual que el torero del otro día, recibí aplausos y abucheos por parte del respetable grupo, pero al final así quedo.

Llegó el domingo y nos juntamos nueve para iniciar la ruta, para darle un poco de emoción, se me ocurrió subir por el camino de las monjas hacia el Corvo para hacer allí unas sendas, error, estaba todo lleno de matojos y más seco que un bocadillo de polvorones con el resultado de que no encuentro las sendas que tantas veces había hecho durante el confinamiento y tenemos que cruzar campo a través hasta coger la senda que baja a la cuesta encementada, otra vez diversidad de opiniones, unos se quejaban del tiempo perdido y otros disfrutaban recordando sus años de juventud por el “circuitillo”.

Cruzamos el Corvo y por los caminos alaveses tan buenos para cuidar la mecánica y tan aburridos con sus sube-baja llegamos hasta Elvillar, derechos a buscar la fuente porque aunque hemos madrugado y es pronto, el calor se empieza a notar. Recordaba que para salir del pueblo se cogía una senda en bajada metida entre unos arbustos, voy el primero y me paro en un lateral para hacerles unas fotos, pero se me olvidó decirles que luego había una subida para remontar todo lo bajado y claro algún “amargasendas” preparó taponcito y me encontré a la mayoría con el pie en tierra ganándome las reprimendas del respetable, igual que el torero del otro día…Cruzamos una carretera y ascendiendo por un camino llegamos al primer punto de interés de la mañana, junto a una encina y rodeado de viñedos está el Dolmen de la Hechicera, muy bonito y en perfecto estado de conservación, aquí empecé a oír los primeros vítores.

Seguimos subiendo entre viñedos por un tramo asfaltado hasta llegar al área de esparcimiento del Arroyo de La Uneba donde tenemos otra fuente y aprovechamos para refrescarnos y comer lo típico: plátanos, barritas y el emparedado de Carla, mientras descansamos un poco a la sombra. Una vez recompuestos emprendemos la marcha hacia el segundo de la mañana, el dolmen de Los Llanos metido entre unas encinas rodeadas por campos de cereal, este está en peor estado de conservación pero se ve perfectamente como eran estas construcciones megalíticas. En general también gusto al público.

Continuamos por la pista y atravesamos una carretera para desviamos por un camino/senda, que tiene marcada su entrada perfectamente con un poste de la ruta, metido entre un bosquecillo de encinas que lleva a una pedregosa subida donde vuelvo a pararme para seguir el reportaje fotográfico y se me olvida decirles que esperen arriba. Cuando llego, alguno ya se ha emocionado con la senda y ha tirado hasta abajo, así que a llamarles por teléfono para que suban porque desviándonos a la izquierda cruzando un campo de cereal y en el centro de una especie de isla formada por carrascas está el tercero de la mañana, las sepulturas de los Casales, una especie de sarcófagos tallados en roca que todos aplaudieron y alguno hasta se atrevió a probarlos.

Ya teníamos la mitad de la ruta hecha y me parecía que la faena iba por buen camino, subimos hasta Cripán en busca de una fuente que aunque la teníamos a escasos 100mts., damos una vuelta por el pueblo hasta que la localizamos, mientras cogemos agua aparece de no sé donde Eduardo Ayto., así que ahora somos diez.

Volvemos otra vez a los sube-baja encaminándonos hacia Lanciego y más o menos a mitad de camino en una pronunciada bajada nos espera el cuarto de la mañana, un viejo molino de barrera en un estado de ruina y abandono aunque, según explican en el panel, está situado en una estratégica posición en la confluencia de dos arroyos. Más sube-baja ahora asfaltado para, cruzando Lanciego, llegar hasta Viñaspre y directos a su fuente, donde cogemos agua una vez más y recobramos fuerzas a la sombra.

Como se suele decir, no hay quinto malo, y ahí estaba en la pista que tantas veces hemos bajado en dirección contraria y nunca nos habíamos fijado, el lagar rupestre de Las Pilas. Mientras observamos esta construcción donde los antepasados hacían el vino, les aviso de que ya solo queda lo peor, nos vamos a desviar por un camino a la derecha que por la cantidad y altura de su vegetación, parece que está un poco en desuso, nuestras piernas van sufriendo los arañazos que nos propinan las ramas y espinas hasta llegar a una pasarela de madera que cruza un canal de riego que baja por la ladera con una pronunciada pendiente, a partir de aquí una senda en zigzag con bastantes piedras nos deja en el sexto y último hito de la mañana, una tejera con su almacén anexo que fue construida en 1780 y ha sido reconstruida, pudiéndose ver las bocas de los hornos y la cámara de cocción de las tejas. A nadie dejó indiferente.

Ahora sí, ya mi respetable público está entusiasmado, tal vez me premien con alguna oreja o salida a hombros, igual que el torero del otro día, que por cierto no recuerdo ni cómo se llamaba.

Solamente nos queda volver por el mismo trayecto del inicio esquivando, eso sí, las sendas por el Corvo no vaya a ser que la liemos otra vez y se estropee la faena.

Después de casi cinco horas y con un calor sofocante estamos de vuelta en Logroño, donde unos se van a casa, otros a la piscina y alguno incluso se iría a almorzar.

Y esto es todo, que no es poco…

FOTOS AQUÍ:

https://photos.app.goo.gl/SstejCJstHt4N2v88