Castroviejo-Ermita de San Bartolome-Solbes (8 Ciclistas)

 

5 de junio de 2022

Distancia: 74km

Desnivel acumulado: 1224mt

IBPindex: 84

Tracken wikiloc

Crónica por Luis

Pepe, Luis, Mikael, Javi, Fran, Fer, Pedro Mari, Toño.

Hasta en nuestro “pequeño” grupo se está notando la guerra ucraniana. Las sombras nos han vuelto a invadir. La penumbra impera. Ya no hay una cita oficial. Es el boca a boca, con gran secretismo, como se transmite la hora y el sitio. Respecto a la ruta elegida, ni os cuento. El viernes estuvimos intentando sonsacar al Boss, que está fallando mucho últimamente, y todo lo que nos dijo es que iríamos al campo, que la ruta era larga y que llevásemos viandas en abundancia.

Nos metemos en faena. A las 8h.00 nos juntamos en Las Gaunas un total de 8 personas, 4 ciclistas de campo: Mikael, Pepón, Toño y Luis. Y 4 motoristas que nos acompañaron: Pedro, Fran, Javi y Fernando. Se agradece mucho esta compañía porque, mientras tú vas sufriendo, en pleno esfuerzo, con la cabeza metida en el manillar y lo único que ves del campo es tu rueda delantera, ellos te van amenizando la mañana: “joder, y nos sacaron el vino caliente, vaya mierda”. También los puedes mandar de avanzadilla a algún alto para ver si nos atacan los indios. En fin, que dan mucho juego y son muy agradecidos.

Algo había oído de una ruta habitual, pero al revés. Así que cuando Pepón dice a las 8h.04 “Hala chicos, vámonos. A Castroviejo”, intuyo la ruta y me alegra porque, a pesar de ser larga y dura es, para mi gusto, de los parajes más bonitos que conozco de La Rioja.

La mañana es fresca, estamos a 14º y salimos tranquilos hacia La Grajera. No entraremos en calor hasta empezar la subida del Alto. El camino de Santiago está infestado de peregrinos. Constantemente usamos el timbre reglamentario para pedirles que se aparten. Muchas veces sin conseguir nada ya que llevan los oídos taponados.

Hasta Castroviejo es un agradable paseo, con subidas suaves que se llevan bien. Intento ahorrar esfuerzos, pensando en lo que viene luego. El ansia me puede.

Como manda el buen hacer, nos plantamos en una hora en Ventosa. Cambiamos aguas y seguimos. Ahora pasamos por el cruce donde abandonamos a Pepón hace años. Un respetuoso silencio, sin mención alguna al percance, se apodera del grupo en ese momento.

Llegamos debajo de la presa de Yalde. Casi no hay agua en el río, lo que nos permite cruzarlo sin problemas. Una millonada de ranas, con su agradable croar, nos recibe a nuestra llegada. Bordeamos el embalse y nos hacemos la foto de grupo. Nos abandonan Fran, Pedro y Mikael. Querían llegar a una hora prudente a casa.

Quedamos 3+2 ciclistas. Sin pensarlo mucho, o más bien nada, acometemos el camino que normalmente hacemos de bajada. El que nos lleva hasta la fuente que hay en la pradera llena de acebos. Es una subida dura. “Port” se va por delante. De ahí le viene el mote.

El bosque está espectacular. La sombra que nos brindan los majestuosos árboles nos permite subir sin problemas excesivos de calor. Además el camino está recién acuchillado y se iba mejor que en coche cama.

A partir de la fuente, tenemos un pando discurrir por la pradera. Verde. Muy verde. Salpicada de infinidad de acebos que la hacen aún más esplendorosa. Las vacas nos ven pasar y nos ignoran. Qué felicidad.

Llegamos a la ermita de San Bartolomé. Javi está como Pedro por su casa. Hasta un columpio ha encontrado.

Comemos algo y dejamos la ermita. Bajamos por un buen camino, muy rápido. Qué pendientes. Pero, para pendiente Pepón. Sabía que el camino nos devolvía al monte. Teníamos que encontrar una senda que nos sacase de ahí. La hemos encontrado. Estaba muy cerrada. Nos ha dejado algún que otro recuerdo.

Por fin salimos a la civilización. Atravesamos la senda de los pescadores, donde saludamos a Jorge Muro que estaba en plena cruzada

A las 13h.30 horas me despedía del grupo y llegaba a casa.

Ha sido una mañana de las buenas. De las que no hay que perderse.

Abrazo.

FOTOS AQUÍ:

https://photos.app.goo.gl/FdmfBnVTJzsQbsdP9