DEHESA DE NAVARRETE Y MONTECILLO DE CENICERO
12 de octubre de 2020
Distancia: 56kms
Desnivel: 998 m.
IBPindex: 65
Crónica por Edu
“Ayuntamiento”
Seis toros seis: Victor, Pepe, Javi, Toño, Isra y EduardoG.
Lunes atípico con motivo de la
celebración de la fiesta de Moros
y Cristianos, unos porque rememoran el descubrimiento de América, y los otros
porque fueron expulsados del Al-andalus. Para centrarnos, que es festivo y toca salida oficial de la
cuadrilla, y como día de la hispanidad
felicitar al Cuerpo y a todas las Mari Pilis del grupo.
El día anterior la salida había sido exigente, por las sendas
del León Dormido, que sumado a que era puente, contribuyó a que la convocatoria
no fuera muy multitudinaria. Antes de las ocho de la mañana ya estaba Bartolo
en la gasolinera de las Gaunas, triste por la derrota del Sporting ante su
eterno rival, hasta que llegue, seguidamente apareció Pepe, y juntos Victor, Toño e Isra. En ese
momento Pepe sin mirar el reloj dijo, vámonos pronto, no vaya a ser que venga
alguno más, y ya estamos seis.
Estaba amaneciendo y la mañana venía fresquita, con nueve
grados y el cielo encapotado, las previsiones eran de poco calor y mucho aire,
con indicios de agua a media mañana, o sea un planazo para quedarse en la cama,
aunque para algunos eso ni se contempla.
Una vez retiradas las mascarillas obligatorias nos dirigimos
dirección a la Dehesa de Navarrete, parecía más una tarde de miércoles que una
mañana de domingo, al fin al cabo un día tranquilito nos venía bien a todos,
unos por exceso de kms y otros por defecto.
En el grupo había paridad, tres eléctricos y tres pulmonares, por lo que
las fuerzas estaban equilibradas, no obstante el ritmo fue amigo y
prácticamente toda la mañana fuimos agrupados. De camino pasamos por el cortijo
de Tate, recordando que le tocaba trabajar, aunque igual todavía podía estar en
la cama, ya que para eso es el jefe, luego sabríamos que estaba en faena desde
mucho antes.
Nos dirigimos hacia la Grajera por el precioso y cómodo nuevo
camino, ejecutado por el Ayuntamiento, pasado el pantano subimos al alto de la
Grajera por la viña, las obras de la autovía nos obligaron a coger el camino
Santiago hasta Navarrete. Luego carretera y sin parar en la fuente empezamos a
subir a la Dehesa de Navarrete, se decidió subir por la derecha de la viña ya
que igual había menos barro, aunque el patinetas no pudo aguantarse sin echar
pie al barro en la rampita antes de llegar a la pista.
Curiosamente por evitar barro la pista hasta arriba, donde
llegue el último, Pepe me estaba
esperando para decirme “no pares, que vamos ya”, y Yincana por todos los
caminos de la meseta hasta bajar por la senda Calidad, antes del final de la
senda conectamos con la pista en dirección a Cenicero, donde Vitín diviso un
pequeño sendero a mano izquierda y junto a Pepón se decidió que era buen
momento para explorar, una senda nueva en la Dehesa, parecía imposible, pero fuimos
subiendo por ella, inicialmente muy bien y luego acarreando la bici entre
árboles y bancadas de terreno hasta salir de nuevo a la senda calidad.
Con la emoción ya empezamos a querer bautizar este nuevo
descubrimiento y Pepe con buenos modales y sutileza nos sugirió amablemente que
mejor le dejáramos pensar, a él y solo él, el nombre de la nueva senda, aunque
en esa fase el resto la habíamos bautizado como “la Senda del Gruñón” en
reconocimiento a su mentor.
Una vez perfectamente marcada la hicimos de bajada que es
mucho más agradecida, momento en el que me resbale “en parado” contra un pino
cayendo de culo, ya en la pista empezó a orbayar, pero se quedó en cuatro gotas, subimos pista hacia
Cenicero y cogimos la senda de bajada que completamos todos montados hasta la parcelaria,
con el comentario generalizado de que estaba muy noble y poco transitada, incluso
el atajo que evita bajarse de la bici.
Ya en las afueras de Cenicero alguien propuso subir al
montecillo de Cenicero, lo cual hicimos por una pista cómoda, una vez arriba
llaneamos disfrutando de la vista de las viñas y los meandros del rio a
nuestros pies, llegando al punto geofísico para sacar la fotito de rigor y
degustación de viandas propias, incluso Toño repetía Plátano.
Con los deberes cumplidos vuelta por la pista junto al río dirección Fuenmayor, en esta subida asfaltada a Vitín le apetecía dar un rodero
por la senda de la derecha pero el estómago de Pepe había entrado en barrena y
no quería más aventuras.
Sin entrar en el Pueblo giro a la izquierda para pasar por el
túnel del ferrocarril y a la orilla del Ebro camino del Cortijo, con parada
obligatoria en la fuente de la Plaza para rellenar los botellines.
Salimos del Cortijo por el camino del depósito del agua, continuando
por la senda, que Toño se empeñó en complicar subiendo por media ladera hasta la trialera.
Raudos y veloces hasta el cruce de la perrera donde los más
valientes se numeraron para el almuerzo y tras confirmar la comanda con Ossama,
nos colocamos las mascarillas al divisar Logroño y como un tiro hasta el
Nebraska.
En resumen una jornada sin grandes objetivos, pero con la
virtud de poder disfrutar mejor de los paisajes otoñales de La Rioja,
totalmente cicable, sin caídas, ni averías, con tiempo para la charlar durante
la ruta, terminado la ruta con tablas pactadas entre el grupo propulsado y lo
contrario.
Empezó como una mañana que no prometía, y al final lo pasamos
genial, más de 60 kms y más de 1000 m. de desnivel, sin más secuelas que el
dolor en la curcusilla que me durará algún día y la satisfacción de pasar en
buena compañía otra mañana de bici de montaña.
https://photos.app.goo.gl/3m5KXFeNVMMyEuc3A
3 comentarios:
Muy buena crónica Edu.
Para ser una ruta de "estirar" piernas no estuvo nada mal, muchos kilómetros y bastante desnivel, pero descubrimos una senda que la tenemos que andar para que no se cierre y se marque bien, aunque ahora va a ser muy complicado,por lo menos para los que vivimos en Logroño.
Va a estar complicado salir con esto de los 6 por grupo y por el municipio de Logroño, al menos podremos andar en bici aunque sea en solitario, hay que aguantar y seguir las indicaciones por que la cosita está jodida.
Dos cosas no encajan, dices que no hubo caídas pero tú tocaste el suelo con el culo...La otra es lo complicado de ese camino bonito a La Grajera, ¿Ya lo has señalizado para saber qué camino es el nuestro?
Pues no salió mal la vueltita y la senda del gruñón fue un descubrimiento bien bautizado qué vaya mañanita nos dio "el gruñón"
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