25 de octubre de 2020
Distancia: 50kms
Desnivel: 1126 m.
Crónica por Jorge "Nieva"
En una buena mañana, con el placer y la satisfacción de haber dormido una hora más, las 8 AM no resultaba todo un reto para mí. Como otras veces, que no he asistido a las citas de los ordanzas o que ni siquiera se me ha pasado por la cabeza amanecer a esos horarios.
Por suerte o por desgracia, aunque más por suerte que por
desgracia, la tarde del día anterior, Dieguito consiguió remediar mis ganas de
senderos, monte y diversión con un itinerario lleno de descensos, curvas,
parajes de encanto y espacios nuevos por descubrir.
Sin embargo… para presumir hay que sufrir, y para bajar pues
hay que subir. Así qué, antes de fluir por lo senderos del rock and roll,
debíamos ascender al paraíso terrenal.
Dos grupos de seis ciclistas se encontraban otro atípico
domingo más al amparo de la ley en su lugar de no reunión, Las Gaunas, salvando
las distancias, y, alguno que otro, con su máscara de guerra, rozaron sus codos
en signo de afectación, ya que a veces cuesta reprimir el sentimiento a un
amigo cuando el cariño está por encima de todo.
Aunque yo no juzgo, ni recelo ni crítico, estos términos de
licitud mejor se los delego al Señor Portento, que, entre sesión y sesión de
entrenamiento, dice ser jurisperito.
Por lo civil, o por lo criminal once garrulos y veintidós
ruegas gordas, comenzaron la mañana rodando, a ritmo apaciguable, mientras conversábamos
con nuestros compañeros y avivábamos un poco nuestras piernas.
A destacar el nuevo look de Félix, nunca entendí las pintas
de los endureros pero en este caso solo le falta la cesta y la navaja para ir a
buscar níscalos. Y por cierto que quede retratado el visto y no visto de Vitín
que se volatilizó, al observar la multitud de ordanzas apuntados al tren de la
diversión.
Agrupamos con el segundo grupo de 6 en Prado Salobre, claro guardando las distancias y sobre todo dando un gran ejemplo el Señor Toño Portentoso, quizás por pura potencia física o pasión por la ley, siempre iba medio metro por delante del resto, el aventajado esta en un momento óptimo de forma física, esos kilos de más son solo postureo, que no os engañe.
Bromas aparte. (aunque toda broma tiene un poquito de
verdad) Mientras subíamos la cuesta de las vacas cada uno a su buen poder,
realmente no sabíamos lo que nos esperaba y es que en tiempos perezosos subir
muchos metros no es agrado de nadie…
La inversión térmica hacía de las suyas, el que apretó con
gusto sus guantes y abrochó con ganas su chaqueta antes de salir de casa… Se
encontraría sudando la gota gorda y con ropa de más antes siquiera de empezar a
subir, dirección Moncalvillo.
La Rioja dejaba caer las primeras pinceladas del otoño,
mientras buscábamos el enlace con Senda Bartolo, pedaleamos paulatinamente
entre el amarillo, rojo y granate de nuestras viñas. Pasamos la zona de la
urbanización y el chalé abandonado para coger la pista y cruzar la portilla a
mano derecha.
Ya, en las faldas de Moncalvillo comenzó nuestra ascensión.
En primer lugar, por Senda Natural y El Perdón. En pura faena, una suave brisa
acariciaba las copas de los robles y dejaba caer multitud de hojas, que jugaban
entre ellas hasta posarse en la trazada de nuestra vereda.
El silencio y la calma protagonizó la ascensión, los árboles
abrazaban el sendero y los rayos de sol hacían lo posible para colarse entre
los pequeños huecos que la espesura les permitía.
Mientras los radios de nuestras ruedas repiqueteaban con algún que otro palo, el chasquido de las hojas al pisarlas dificultaba la visión de algún que otro obstáculo.
La subida exigía casi todas las fuerzas de cada ciclista, con algún paso técnico y aún con el terreno a nuestro favor, muchos echamos pie a tierra, mientras el corazón rozaba sus máximas pulsaciones, y los pulmones jadeantes no dejaban un momento de descanso.
Paramos a reagrupar en la mitad de la subida del perdón y
continuamos hasta coger senda oscura y enlazar con el camino, que más tarde nos
situaría en la Fuente de La Alameda.
Cogimos aire, agua y ganas. Esperamos a los más rezagados,
para afrontar el último tramo de subida, quizás la parte más dura del día, el
desgaste de haber subido por senda, iba haciendo mella en nuestros cuerpos.
Pedaleamos tranquilos hasta coronar en el inicio de la Senda del Ciervo.
Dieguito encabezó la bajada, y marcó la trazada que ninguno más
pudimos seguir, en un descenso escarpado, con curvas complicadas por la
pendiente, algún que otro tocón, interfería en el manejo de la dirección
forzando a inclinar demasiado la bici o a frenar antes de tiempo. Al mismo
tiempo que las manetas se endurecían, inclinamos nuestro cuerpo lo más atrás
posible, para mantener el centro de gravedad en su sitio y así evitar una
caída. Esta bajada, es exigente y rápida, pero a su vez muy agradecida por
tener un sendero muy limpio de obstáculos y un terreno con mucho agarre.
Con una sonrisa en nuestros rostros y algún que otro grito
de alegría y satisfacción, volvimos a reagrupar, para enlazar conectar con El Jabalí
una vereda completamente distinta a la anterior, con piedras y raíces de por
medio, menos pendiente, pero con zonas y pasos realmente rápidos, en vez de
ultimar la senda, decidimos subir El Galgo.
Sin embargo, y como suele pasar en este deporte, la cabeza
no responde igual de bien que el cuerpo, y esta pequeña subida, parecía un
mundo después de lo escalado, las piernas picaban y el corazón ya estaba harto
de tanto ¡sube y baja! Para que os hagáis a la idea, una vez arriba, Dalmau no
pudo reprimir el grito: ¡¡Ni un metro más!!
Y mereció la pena, os lo recomiendo, bajar el Perdón es una
sensación maravillosa, una senda muy divertida y totalmente distinta a hacerla
de subida, seguramente de las mejores que podemos encontrar en Moncalvillo.
Terminamos en Senda Bartolo y continuamos dirección Logroño. Nos despedimos y pusimos
punto a aparte a una bonita mañana de ciclismo.
5 comentarios:
Pedazo de crónica Jorge, espectacular. Ya veo que lo pasasteis de cine y me dio un poco de envidia no acompañaros, pero no soy tan "valiente" como vosotros y no me hace mucha gracia ir tanta gente cuando no se puede ir mas que 6, no por mi, si no por los demás. Eso no quiere decir que no las incumplamos alguna vez.....
Esto pasará y nos volveremos a juntar unos cuantos en la gasolinera, muchos domingos mas de 6, así que me toca esperar
Jorge, me descubro ante tu verso fácil y elegante. Un gustazo leer tu crónica y una pena perderme la ruta.
Chicos: El link al Track de Wikiloc no funciona.
Ya está corregido, gracias.
Muy buena crónica y que buena mañanita, hasta pudimos almorzar.
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