09 diciembre, 2019

Senda oscura-El Zorro (9 Ciclistas)



HABER VENIDO!!!

UN PORTENTOSO RELATO DE
 TOÑO PLEITOS

1 de diciembre de 2019
Distancia: 46km
Desnivel acumulado: 769mt
IBPindex: 56


Crónica by Toño

Felix, Israel, Dieguito, Jorge Muro, DIEGO, Iñaki, Vitín, Toño y Luis.


Decía el otro día un miembro del grupo que en noviembre había llovido en Logroño 27 de sus 30 días y que habían caído más de 130 litros por metro cuadrado. La verdad que no les traigo cuenta, pero litros han caído unos cuantos.
En este mundo que nos ha tocado vivir lo hacemos a merced de un dios adolescente, un dios de secundaria, con problemas de acné e inseguridades con las chicas. Un dios procastinador y un poco vago que lo va dejando todo para última hora.


Habíamos estado casi medio año sin lluvias y cuando creíamos que la sequía nos tenía ya cogidos con sus garras áridas por el cuello arrastrándonos a una muerte lenta y estropajosa, el Señor se levanta una buena mañana con ánimos, contempla la situación en la que su desidia nos ha dejado postrados y abre el grifo de las precipitaciones hasta casi ahogarnos.
La lluvia lo ha venido calando todo, nuestra piel, nuestros músculos, nuestro corazón y hasta nuestro cerebro, debilitándonos poco a poco y forzándonos a ser perezosos e indolentes a imagen y semejanza de nuestro Creador.

El sábado siguió con la tónica de todo el mes y cada uno de los ciclistas del grupo observaba de pie junto a las ventanas de su salón, con ánimo cenizo y resignado, como el cielo y la tierra se juntaban unidos por un cordón umbilical formado por una cortina de gotas de agua que caía incesante.
Por una vez el pronóstico de Aemet acertó y a partir de las siete de la tarde dejó de llover aunque la ciudad entera, sus edificios, aceras y calzadas destilaban agua. A esa hora más o menos nos llegó un mensaje de la Cúpula haciéndonos saber que el domingo, a las 08.00 horas en Las Gaunas había quedada para hacer unas sendas por Sorzano.



La Cúpula, como los dioses a los mortales o los sacerdotes a sus fieles, se dirige a nosotros, los humildes bikers, con mensajes cortos y crípticos.
-         Señor, Señor a donde nos dirigimos?
-         A andar en bici, hijo mío
-         Sí, pero a dónde?, si no es atrevimiento
-         Al monte!, dónde si no va a ser, matrako?


Llover, durante toda la noche no llovió, pero por la mañana amanecimos con una niebla tan espesa como el sueño que nos nublaba las entendederas.
Desayunando recibí un mensaje del más allá, proveniente del Espíritu Santo de los Ordanzas, que nos susurraba al oído: “Logroño sin barrooooo, Logroño, sin barroooooo…”, pero a los espíritus tampoco hay que hacerles mucho caso sobre todo, como es el caso, cuando están de baja médica. Otra cosa será cuando se nos aparezca una buena mañana en la gasolinera; a ver quién es el guapo que osa ignorarle!!!

Fuimos llegando al punto de reunión unos pocos bikers, en concreto ocho. Bueno, siendo más preciso siete y medio, porque de Israel solo estaba el cuerpo (y qué cuerpo, dios mío!!!), el espíritu lo tenía entregado a la labor de que todos sus gadgets electrónicos se comunicaran entre sí y le revelasen el camino a seguir.
El resto de los mortales, después de arduas deliberaciones y en un alarde de originalidad, decidimos intentar hacer la ruta que, más o menos, iban a realizar los de la quedada de Ciclosport que estaban convocados una hora más tarde y que era prácticamente idéntica a la realizada por nosotros el domingo anterior.


Ni cortos ni perezosos partimos con la reserva mental de si iba ser posible nuestro propósito o el traicionero barro lo iba a frustrar.
Debí sospechar algo cuando vi a Dieguito aparecer vestidito de corto y sin chaqueta de invierno, pero como llevaba tanto tiempo murrio y perezoso no se me pasó por la cabeza. El niño tenía ganas de guerra, justo el día que menos me apetecía a mí entrar en contiendas. El cabrito, percibiendo mi debilidad (o sin percibirla, oyéndola porque –incauto de mí- se lo dije) me fue esprintando –y metiéndome- en todas las cuestas desde que salimos hasta que llegamos al Nebraska.


Detrás llevábamos unos espectadores de lujo sentados en sus monturas eléctricas que iban comentando, entretenidos, las sucesivas escaramuzas entre Dieguito y un servidor a las que se sumaba, en ocasiones, el siempre competitivo Luis I. Iñaki fue también, como los eléctricos, espectador de lujo, aunque no tan cómodo como ellos pues su organismo trataba de destilar (no el agua caída, como Logroño) sino el alcohol ingerido en la cena de (su departamento de) empresa.
Antes de llegar a Sorzano y sin haber visto barro surgió de debajo de una seta (como las que nos encontramos en Senda Cohetes) un simpático gnomo que se parecía mucho a un tal Jorge Muro y que nos acompañó una buena parte de la ruta, para luego aparecer por arte de magia en el almuerzo.


Como venía diciendo hicimos Senda Cohetes, a la que accedimos por la cuesta de la Ermita, para enlazar después con la pista que lleva a Moncalvillo y evitar el acceso a la pradera que estaba protegido por una piscina olímpica que a sus pies habían colocado.
En este punto tengo que informaros que uno de los componentes eléctricos de la ruta fue el bienaventurado Diego el Grande, quien aprovechando un reagrupamiento en el atajo de la subida a Moncalvillo, me propuso que realizara una de mis portentosas patinetas mientras me grababa para su canal de YouTube y así incrementar su número de suscriptores. Como buen abogado negocié mi caché y le arranqué el compromiso de que nos invitara a todos a almorzar para celebrar su reciente cumpleaños.



Seguimos ascendiendo por la pista para después desviarnos a la izquierda para coger  Senda Oscura de subida. Me encanta esta senda (tanto de bajada como de subida), como la de los Pitufos y la de Ramón. Son sendas que te alegran el ánimo y arreglan cualquier ruta que las incluyan.
Remontamos hasta la portilla de la cuesta de los palos y hacemos la senda del zorro. Podíamos decir que hicimos una salida mediterránea, es decir, con mucho alioli, vamos con muchas sendas by Oli.



La Senda del Zorro la hicimos sin problemas, estaba perfectamente ciclable salvo algún paso delicado por lo baboso que en algunas zonas se había puesto el terreno pero, vamos, que de barro nada, ni siquiera abajo en la vaquería donde creo que había más barro el domingo anterior.
No comento técnicamente la senda del zorro por qué imagino que Diego El Grande lo habrá hecho en la crónica que antecede a esta y que no he leído aún y siendo sus conocimientos técnicos y opiniones mucho más fundadas que las mías considero lo más sabio y prudente remitirme a ellas. No obstante agradecer a Oli y a todos los que se dedican a descubrir y recuperar sendas su labor y prometerles que intentaremos hacerles un cumplido homenaje que no puede consistir en otra cosa que en ciclarlas cuantas veces podamos.



Salimos de la senda del zorro por la portilla que hay un poco más adelante y subimos por pista (no por los andurriales donde nos metió el Visir el domingo pasado) hasta el Camino Nuevo. En este tramo y una vez pasado un chalet en construcción fue en el único lugar donde el barro se hizo presente pero tampoco constituyó obstáculo para unos experimentados bikers como nosotros sobre todo cuando éramos conscientes de que regresábamos ya hacía Logroño y nada podía interponerse entre nosotros y unos huevos con jamón.


Para no volver por el mismo sitio nos desviamos hacia Sojuela, no sin antes visitar la bajada del campeonato de La Rioja que todos hicimos sin problemas (y sin barro). En Sojuela paramos en la fuente, creo que más por tradición que por necesidad de repostar y salimos escopeteados hacia la última senda del día; La Quemada. Por una vez y sin que sirva de precedente me dispongo a bajarla por la variante de la curva (de la muerte) cuando empiezan a gritarme “cuidado, cuidado, que resbala mucho!!!”, lo que fue suficiente para que desistiera de mi propósito y, a semejanza de nuestro Señor, procrastinara y lo dejase para otro día.


En Lardero Dieguito nos convenció para lavar las bicis en la gasolinera de enfrente de las piscinas, labor que realizó con gran pericia y esmero. Y así, con las bicis limpias y más guapos que un San Luis nos presentamos en el Nebraska donde el Espíritu Santo nos esperaba ávido de saber cómo nos había ido en nuestra salida.




Almorzamos espléndidamente unos huevos fritos (no a la plancha) con unas patas exquisitas, jamoncito y pimientos. Para picar unas ensaladas. Todo ello regado con buen vino y cerveza y el preceptivo ceregumil y para postre Diego El Grande nos invitó a todos por su reciente cumpleaños. Gracias Diego!!!.

Vamos que de un domingo que no se esperaba nada hicimos una ruta bien entretenida, sin mancharnos mucho, con las bicis limpias y almorzados a cuenta del señor Sánchez. No se puede pedir más!!! O sí? En esto se nos junta Ossama y nos saca “by the face” otra botella de ceregumil.
Lo dicho, a todos los que os quedasteis en casita: “HABER VENIDO!!!”







4 comentarios:

vitinbtt dijo...

Como siempre, una gran crónica Toño, eres un especialista en ello y un PORTENTO sobre la bici, !!osea un fenómeno¡¡
Te falta un poco de pericia en las patinetas, pero eso con el tiempo se consigue amigo.
Ruta muy parecida a la de Rica, pero al tener una hora de ventaja no nos cruzamos con ellos que eran mas de 80.
Ruta muy divertida y sencilla que se puede hacer cualquier domingo y con cualquiera que ande en bici ya que son sendas sin dificultad técnica si no vas a toda velocidad.
DIEGO siempre cumple, saldrá poco, pero hace crónica e invita a almorzar y no digo mas jejeje.
Muchas gracias por el convite.

Luis dijo...

No le falta pericia. Las patinetas las borda. Je, je. Me perdí lo mejor. Si llego a saber que Diego invita, habría hecho un esfuerzo. Buena crónica y muy buena mañana echamos. Como siempre, un placer. Hacía mucho que no disfrutaba tanto vestido, eh, Fran?

OLIVIER dijo...

gracias por los comentarios del ilustre letrado y buena critica

israel dijo...

Gran crónica una vez mas Toño tan divertida y entretenida como la senda del Zorro que le da nombre.