15 de septiembre de 2019
Distancia: 71km
Desnivel acumulado: 1450mt
IBPindex: 139
Crónica por Luis
Miguel Angel, Jero, David, Toño, Pedro
Mari, Javi, Pepón, Fran, Luis y Vitín.
Dicen que la felicidad plena nunca se
alcanza, solo hay momentos en los que crees rozarla. Bien, esta mañana ha sido
uno de esos momentos. Una gran ruta que trataré de explicar a los que os la
habéis perdido.
Con una hora de antelación, respecto a
otros domingos, suena el despertador. El autobús con destino a Viguera, Torre
en Cameros y Santa María en Cameros hoy salía a las 7 am. Miro la temperatura
para saber si tenía que coger el plumífero. 17 grados. Parece que se puede ir
de corto. Por si acaso me llevaré el chaleco. Oía yo ruidos raros, pero mi
vecino de arriba no creo que se mudase a las 7 de la mañana, por lo que he
deducido que podrían ser truenos.
Cuando salgo a la calle mis temores se
hacen realidad. Había rayos y centellas. También caía alguna gota. Dudo si dar
la vuelta, pero decido tirar, como un machote, y que Dios reparta suerte. Noche
cerrada. Ni luna ni madre que la fundó. Decidimos ponernos en marcha, guiados
por los focos que llevaban algunos. Estaba tan oscuro que en algún momento he
temido que nos atacase una manada de lobos.
Al llegar a Alberite, vemos que las calles
y los caminos estaban llenos de agua. Señal de que acababa de caer una buena
chaparrada. Se masca la tragedia. A la altura de Albelda empieza la famosa
lluvia vivificante que tan bien describe Israel. Dura tres escasos minutos y se
para. A partir de ahí todo empezó a mejorar poco a poco hasta quedarse un día
extraordinario.
Salimos en silencio absoluto, con el oído
alerta, intentando escudriñar qué nos depararía el destino. Jero de vez en
cuando soltaba una larga cambiada, de las que a él le gustan, pero ni por esas.
Nadie contestaba. Con un ritmo tranquilo nos hemos plantado en Viguera hacia
las 8.15. Mini parada y adelante. Nos encontramos, esta vez sí, un camión de
mudanzas en plena faena, bajando un pallet cargado de muebles con una
traspaleta, en una rampa del 20%. Peligro. Salimos pitando de allí. Subimos las
duras rampas que hay hasta entrar en la calzada romana. Ahí la dejaremos y nos
iremos por una senda súper entretenida hasta contactar con el camino que sube a
Cerrollera desde Viguera.
La senda ha sido un paseo militar comparada
con la subida del camino. Los impresionantes rampones llenos de piedras sueltas
han podido conmigo. He tenido que humillar pié a tierra para coger aire. Algún
“Portento” ha subido. Y los eléctricos ni sé. Bastante tenía con lo mío. Por
cierto hoy hemos ido al 50%: 5 eléctricos y 5 manuales.
Por ponerle un “pero” a la ruta de hoy, no
hemos hecho cumbre en Cerrollera. Veía las antenas y me llamaban. Hay que
hollar esa cima, el esfuerzo que hemos hecho bien merecía el premio de la
cumbre. En lugar de eso nos hemos desviado a la izquierda por una senda poco
ciclable en la que, para colmo de males, se le ha atorado la cadena a Javi cd.
Uno blasfemando y 5 ingenieros intentando poner todo en orden. Todo sea dicho
que lo hemos conseguido gracias a la fuerza de Miguel Ángel y a mi destreza
soltando el eslabón rápido, jeje.
Hemos bordeado la cumbre. Al llegar al otro
lado las antenas seguían mirándonos. Nos hemos adentrado por un camino poco
transitado. Dirección a Torre en Cameros. Lo que he disfrutado ese camino.
Hasta las vacas se asustaban a nuestro paso, poco acostumbradas a ver
ciclistas. Hemos transitado amplias praderas, con vistas al valle y al
espectacular bosque que lo rodea. Unas veces vacas, otras yeguas con sus
potrillos, luego buitres a pocos metros de altura. Todos metidos en faena, cada
uno buscando su propio camino.
Llegamos a Torre y comemos algo, por fin.
Nada más salir de Torre nos adentramos en una senda espectacular, divertidísima
y más o menos fácil. Qué gozada. Hasta las ramas han sido gentiles y nos han
acariciado los brazos en lugar de arañarlos. Al final de esta senda hemos cruzado
un riachuelo que discurría encañonado entre rocas gigantescas. Solo por
disfrutar de ese paso ya ha merecido la pena el madrugón. Maravillas de la
naturaleza, tan cerca de casa, que te hacen pensar lo dura que sería la vida
por allí hace años, sin tener bicis de campo para saborearlas.
Bordeamos Santa María, decimos adiós a
Pedro, que decide volver por carretera desde San Román de Cameros. Nos queda
afrontar la última subida hasta los corrales de Cerrollera. También es un
paraje extraordinario, con auténticos túneles naturales que hacen los árboles.
Subida dura que nos coge con las fuerzas muy mermadas, pero que aún así se
disfruta. Me dejan solo a esperar a los rezagados, que se habían entretenido
intentando cambiar unas pastillas de freno. Bajo a buscarlos y me pierdo. Qué
desastre. Menos mal que he sabido volver al lugar de origen.
De fin de fiesta hemos bajado la senda del
Chorrón de Viguera (bonito nombre). De ahí a casa. Llegaba yo poco antes de la
1 pm. Claro, que no he ido a almorzar. Aún no eran ni las 2 pm cuando se ha
puesto a llover a saco. Supongo que los del Nebraska se habrán mojado. O tal
vez sigan allí…
Los del autobús de las 8 am, con destino
Oyón y alrededores, habrán disfrutado tanto como nosotros, pero más Imposible.
5 comentarios:
Gran crónica Luis, eres el "tapado" de las crónicas, las haces genial y explicas las cosas con tal pasión que parece que lo volvemos a vivir.
Ahora que no sale Fer los domingos (no cuida la mecánica) ahora nos la prepara Javi con su "motoreta", por poco no somos capaces de desatascar la cadena (ya nos habíamos rendido), pero apareció Miguel Ángel y con dos toques la sacó como si nada; este lo mismo te arregla un ordenador, te pone un enchufe, que te arregla un atasco...
Esta es una de mis rutas favoritas, me parece que el lugar en el que está enclavado Santa María es de lo mejor que he podido visitar de lugares despoblados; estoy de acuerdo con Luis que la vida tenía que ser durísima, pero el sitio es impresionante.
He vuelto a revivir la ruta con tu crónica Luis, qué maravilla de ruta, mereció la pena la madrugada, un día de diez.
Cierto es que te has currado una gran crónica Luis y también es cierto que semejante ruta bien la merecía, da gusto leerte y creo que eres de los privilegiados que sabéis relatar los acontecimientos que suceden en nuestras correrías. Pasamos una estupenda mañana teniendo en cuenta como gruñía el cielo a la hora de la quedada.
Otra gran jornada y van...
Buena crónica, Luis. Una pena habérmela perdido, pero no se puede estar en todo.
Salud y esperanza,
Barrancas.
Buena crónica Luis, que envidia me habéis estado dando estos meses cabritos
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