BUSCANDO LOS ORÍGENES
26 de Julio de 2016
Distancia: 88km
Desnivel acumulado: 1590mt
IBPindex: 118
Cronica por Ricardo “Barrancas”
Es un domingo distinto, la mayor
parte de la cuadrilla ha marchado a las Viniegras, pero aquí estamos en la
gasolinera unos pocos. Santi, Edu (máquina), Pepón y yo.
Alguno más pudo apuntarse pero parece que
venció la pereza.
La mañana está fresca, pero yo
con la esperanza de que levante el día voy de corto, tanto arriba como abajo.
Mis compañeros has sido más listos, de largo arriba.
Desde el momento en que nombré,
hace ya un tiempo, TREGUAJANTES sabía que llegaría este momento, no tenía claro
cuando, pero en lo más profundo de mí sabía que mi amigo Pepón me iba a
preparar la ruta para ir al pueblo de mi padre, y hoy es el día.
La ruta es dura, me dice, unas 5,30h. Son
palabras mayores, habrá que esforzarse.
Las 7,33 y no aparece nadie más
así que Santi, Pepón y yo nos vamos de la gasolinera, no hemos andado ni 2
minutos cuando aparece Edu, ha estado pensándoselo por lo que se ve.
Cogemos camino viejo de Alberite
charlando animadamente de los últimos acontecimientos (Santi acaba de hacer la Quebrantahuesos
como un campeón que es) y en un “pis pas” estamos en el pueblo. Subimos las
bodegas y nos enfilamos para cruzar la carretera de Ribafrecha y entrar en el
camino que nos llevara a Murillo. Lo hacemos deprisa aprovechando el aire de cola
(por una vez). Bajamos las “eses” del Perchas por la sendita, pasamos por
delante de una bodega, donde dicen que alguna vez se almuerza, y en un momento
cruzamos el pueblo saliendo dirección Ventas.
Paramos en la fuente justo antes
de dejar el asfalto y entrar en el camino, el lugar lo han dejado muy bonito,
unas escaleras pintadas de diversos colores muy” hipíes ” unas macetas con sus
florecitas y unas piedras pintadas de blanco con distintas leyendas escritas,
una de estas me hizo pensar en la ruta que tenía por delante. Decía así:
LO ÚNICO IMPOSIBLE ES LO QUE NO INTENTAS.
Una vez llenados nuestros bidones
salimos al camino que nos llevará a las puertas del infierno. El camino
transcurre por campos de labor y lo hacemos esta vez sin problemas por el barro
(aún recordamos la última vez) aunque en la zona queda algún vestigio de las
últimas tormentas, pasamos sin dificultad. Así que sin darnos cuenta estamos en
el cruce de Zenzano, hasta aquí hemos ido juntitos, en amor y compañía, pero a
partir de aquí será otra historia.
Como ya todos conocéis empieza la
cuesta de los almendros, larga, tendida, pero que va limándote las fuerzas. Edu
y Santi desaparecen de mi vista sin comerlo ni beberlo, en un “santiamén”, pero
Pepón se queda a unos metros e intento no perderlo de vista.
Llegada la mitad de la subida, se
endurece y ya no lo veo hasta las curvas finales de este primer tramo, donde
llego acompañado de Santi que había bajado para darme ánimos.
Paramos un momento donde siempre
y enseguida seguimos camino de Zenzano. Un pequeño respiro de bajada para
enlazar enseguida con la siguiente subida. Seis curvas de 180º y luego ya
continúa el camino más tendido, pero no por eso pierde pendiente, hasta llegar
al pueblo. Ahora llego acompañado por Edu y Santi, los dos han bajado a
buscarme, son un cielo de chicos, entramos a la plaza a comer algo, llenar los
bidones otra vez y así reponer fuerzas. Nos hacen compañía un par de perros,
allí no se ve a nadie más.
El día no mejora en lo
climatológico, unos 8º, y yo, aunque de corto como ya dije, empiezo a sentir un
calor interior y me parece que no es solo por el esfuerzo, la cercanía de
nuestro objetivo tiene mucho que ver.
-
Aún queda un rato de subir, me dice Pepón, así que
tranquilo.
Salimos del pueblo hacia la
ermita, dejando a nuestra derecha la bajada que hacemos cuando subimos por el
abrevadero, continuamos por el camino, que esta perfecto, y no paramos ni para
asomarnos a la dolina, hoy el fin es otro.
Entramos en un tramo de pinar
donde el camino todavía esta mejor, te deja rodar sin problemas, sigue picando
y no te deja ni un momento de descanso. Se vuelven a adelantar los dos figuras
y Pepón me va llevando como si un invisible hilo tirara de mí.
Paramos para hacer unas fotos en
uno de los postes de los anillos ciclo montañeros que nos encontramos por el
camino. Estamos en el paraje conocido como los Agriones, desde aquí divisamos
la ermita de Serrias y ya también nuestro destino. Una buena bajada de unos
3Km. nos va a llevar hasta el pueblo no sin antes atravesar una manada de vacas
con sus chotos, algunos recién nacidos pues aún tienen el cordón umbilical.
Por fin estamos. Treguajantes,
una extraña sensación se apodera mi. Solo de pensar como fue la vida en este
lugar. Lejos de todos los sitios, en aquellos años en los que la vida pasaba
tan lentamente. Agricultura?, ganadería?, algún oficio o cada uno se haría sus
cosas, no lo se pero tuvo que ser duro, muy duro. Las casas o mejor dicho lo
que queda de ellas, cerraderos de animales, todo de piedras colocadas, imagino
con tremendo esfuerzo. Una cosa me llama poderosamente la atención, la iglesia.
Aunque esta tabicada y no se puede acceder a su interior se la ve muy grande
para lo que fue el pueblo en sí pues no debemos olvidar que fue una aldea de
Soto. Damos una vuelta por sus calles, muchas casas caídas pero también una
docena o más reconstruidas. Nos vamos, yo me llevo el recuerdo de este lugar en
el que mis ancestros pasaron sus vidas.
Dejemos los sentimentalismos y
volvamos a la ruta.
Mis compañeros saben lo que ando y como voy,
por eso me dejan decidir. Podemos bajar a Terroba y por carretera a Soto o
volver sobre nuestros pasos 1,5Km para arriba y bajar a Soto por otro camino.
No me amilano y para arriba a coger el cruce que nos baja a Soto. Es la pista
que se ve cuando estas en peña Aldera, esta asfaltada en su primer tramo y
luego en cementada, pasamos una portilla y cogemos una senda que nos deja en el
pueblo. Hasta ahora e sufrido bastante, toca divertirse,
En Soto nos encontramos una
fiesta estupenda, replican las campanas como si supieran que llegamos, que
ambientazo. Hay tenderetes de todo tipo, venta de huevos, pates, aceites,
artesanía, gente disfrazada de época etc. Pero sobretodo degustación de huevo
trufado, también de patatas con chorizo. Vamos, un festival. Nos paseamos por
la plaza absortos, observándolo todo. Tiene que estar bueno, dice Pepón y nos
invita a un huevo frito trufado con boletus, ¡!!!!Menuda barrita!!!!!! Esta de
muerte.
Después de disfrutar del plato y
algunas fotos continuamos nuestra marcha. Yo pensaba que la ruta prácticamente
estaba acabada, pero….. ya ya.
Salimos del pueblo y cogemos el
camino que nos lleva al mirador del Torreón, lo hacemos sin ningún problema,
pero mis rodillas y piernas acusan el parón y también los Km. Una vez en el
mirador, pienso, de aquí a Ribafrecha por carretera y a casa. Jaja, nada más
lejos de las buenas intenciones del jefe de ruta, esta no va por ahí, me dice.
Así que donde mande.
Bajamos por la carretera, sí,
pero solo hasta coger la bajada de las pozas de Cleto. Yo no las conozco, nunca
me ha tocado ir a ellas. Antes de llegar abajo nos vamos a la izquierda y nos
ciclamos una sendita bien bonita que nos deja en la carretera de Leza.
Ahora en vez de ir al pueblo por
la carretera entramos por el puente viejo con ese último rampón de cemento que
te deja en el camino que va hacia el
puente Laidiez. Nos encaminamos hasta éste por la orilla del río en vez de
hacerlo por arriba.
Bueno esto se tiene que ir
acabando, pienso, pero…solo quedan dos subidas, me dice Gran Jefe, pero yo casi
no puedo más. Parece que mis rodillas van a estallar, habrá que aguantar…..
Como se pueda.
Desde el puente a Ribafrecha
vamos por abajo, pasando por las huertas y finalmente por el canal. Llegamos al
pueblo, la salida se me hace interminable. Esa calle de salida parece no tener
fin y encima hay que aguantar el vacile de los lugareños, en fin…..
Llegamos a la carretera, solo
quedan los toboganes que hay yendo hacia Alberite.
Otra vez vamos perdiendo de vista
a los artistas y el hilo invisible vuelve a tirar de mí. Uno tras de otro los
pequeños repechos van cayendo y cuando por fin cantaba victoria aparece el
esperado viento. Sabíamos que al volver nos daría de cara y aquí está. Me
coloco a rebufo de Pepón y así hasta Alberite. En las bodegas nos esperan Edu y
Santi, bajamos juntitos, pasamos el Iregua y de aquí a la gasolinera, estamos
en casa.
Tremendo rutón. Gracias por la Compañía. Gracias
por todo PEPE.
Hasta otra,
Salud,
Barrancas.
9 comentarios:
muy buena crónica Barrancas, parece que en esta has puesto mucho interes y corazón pero no hace falta que seas tan "palmero", que se te ve mucho el "plumero".
A cada cual lo suyo.
Salud,
Barrancas.
Sí señor, Ricardo!!!. Buena ruta y mejor compañía. Y sin ser palmero diré que Pepón nos guió de primera y "nos alimento" como un padre. Que tu te portaste como un jefe y me alegro de haberte acompañado un día tan importante para ti. Y Santi ¡qué tío!, juega otra liga, pero se las apaña para hacer siempre compañía a todos. Un placer rodar con vosotros!!!
Buena crónica y muy sentida, Barrancas. Como se nota que nos vamos haciendo mayores; vamos perdiendo las vergüenzas y los recuerdos se nos desbordan por los poros.
Eso sí, tu Amor por el "del bonito nombre" sigue firme y lozano como el primer día, incluso va creciendo y reverdeciendo con los años.
El rutón tiene muy buena pinta y, si la plana mayor lo estima así, merecería figurar en la tercera mejor recopilación de rutas de España que este grupo atesora como oro en paño.
Menuda pintaca tenían esos huevos...
Buena crónica Rycky. Me he emocionado, como cuando veía a Marco con su mono Amedio. Qué bonito el volver a los orígenes. Ahora nos queda ir a Italia.
Si señor, gran crónica y encima presentada en un tiempo récord. Da gusto leer las crónicas cuando tienes la ruta tan fresca en la memoria.
Ricardo me he alegrado mucho de que el destino de la mañana te haya gustado y encima la nostalgia haya aparecido recordando a tus abuelos y a tu padre, no hay mejor homenaje que un cariñoso recuerdo.
En cuanto a la "expedición" decir que Santi y Edu andan los tíos "sobraos", pero en todo momento el grupo anduvo bastante compacto. Supieron aguantar el ritmo que marcábamos Richy y yo a la hora de comer, el otro ritmo era un "poquito" más desigual aunque se portaron como verdaderos colegas.
Otro buen domingo y con una compañía muy agradable....una gozada, y van..........
Muy descriptiva la crónica, eres un artista, un poco melancólica con la descripción de lo que fueron los pueblos, y lo que son ahora.
Pero con andas, no paras.
Ya sabes que la tienes que repetir.
Saludos.
Preciosa crónica Ricardo, la ruta habrá que repetirla con huevos trufados incluidos para todos.
Buena cronica Ricardo. Comprendo tu emoción al visitar Treguajante. Mis padre siempre han tenido en el salon un cuadro de Infante de Treguajantes. no es lo mismo pero a mi tambien me hizo ilusion la primera vez que lo visité.
Fer
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