15 de mayo de 2016
Distancia: 71km
Desnivel acumulado: 1510mt
IBPindex: 134
EL ELIXIR DE LA ETERNA JUVENTUD
Otro fin de semana, otro sábado
de ermitaño, prontito a la cama nene, que a las seis y media tienes que estar
despierto y en estado de revista, preferiblemente descansadito, porque
últimamente, las salidas programadas por el Comité de Sabios son de agarrarse
los machos.
La sabiduría del dúo sacapuntas,
de pin y pon, de Garganta Profunda y del Visir del Cortijo es inconmensurable,
programan las salidas como Dios jugando a los dados; cada jugada, cada
movimiento, cada decisión tiene una profunda razón de ser y su resultado es
inmejorable.
Esta salida de Panzares es el
punto final y colofón de la Trilogía de
las Rutas de las Piernas Sufrientes. Empezamos por Moncalvillo por Bezares,
seguimos por Cerrollera por Peña Aldera y terminamos por la que ahora vamos a
narrar.
Pin y Pon conscientes de que,
para los aguerridos Ordanzas, la mera realización de las mismas no iba a conseguir
amedrentarlos, las combinaron con sutiles toques de inclemencias
meteorológicas, la primera de ellas con un frío del carajo, la segunda con el
huracán Fifí y esta última con el diluvio universal. Podemos concluir, por
tanto, que más que rutas, lo que nos mandan nuestros sabios son maldiciones
bíblicas.
06:37 de la mañana, salgo
silenciosamente de la cama y antes de desayunar me asomo a la terraza para, como
dicen nuestro mayores, ver cómo está el astro. Y el astro está desastroso, para
qué nos vamos a engañar. Lloviznando, cubierto, oscuro y desapacible.
El whatsapp en silencio
sepulcral. No hay vuelta atrás, hoy se sale, sí o sí.
Me visto de primavera confiando
en las predicciones meteorológicas, desecho la mochila dado que no habíamos
recibido aviso de la superioridad de que fuera la de hoy ruta especialmente
larga o dura (en realidad, el único que no debía saber dónde íbamos era yo y mi
ignorancia no tenía su causa en no preguntar. Porque preguntar, pregunté.
Verdad, Víctor?) y cuando iba a salir de casa me acordé de coger el chubasquero
(en que hora!!).
En Las Gaunas nos reunimos 11 ciclistas,
en lo que se puede calificar como una alienación de Lujo; Diego(Maestro Mecánico), Eduardo (Jabalí), Israel(Barrilete Cósmico), Pablo (Turbo Boost), José Javier (Marqués deChorrapelada), José Eugenio (Le recordarán por su dulzura), Víctor (Torpedo deIslamabad), Luis (I El Castigado), Santi (Ebike), Jesús (El Murrio dePalacagüina) y un servidor (El Portento).
Salimos hacia Sorzano con un
fresquete que reinaba a sus anchas, sin rastro de sol y amenaza de lluvia y
mientras pedaleamos a buen ritmo me voy enterando de varias cosas, entre ellas,
de nuestro destino y también de que había entre nosotros tres traidores a la
causa que nos iban a abandonar para ver pasar los ciclistas de la RBR y, de
paso, ponerse morados en el puesto de avituallamiento regentado por nuestro
insigne posadero Jerónimo Vera. Esos traidores que no merecen ser siquiera
nombrados son Luis, Santi, que estrenaba nueva burra eléctrica y El Murrio.
Desde Sorzano ascendemos por el
cortafuegos que lleva a Moncalvillo para después desviarnos por los Mastines.
En ese punto hacemos la foto de grupo y despedimos a los traidores.
La anterior ascensión y la bajada
hasta Castañares merece la pena solo por contemplar los maravillosos parajes
que atravesamos.
Seguimos pedaleando con ritmo
alegre después de desprendernos de las rémoras, hasta llegar a la altura de
Panzares por un camino paravíctor (digo paralelo) a la carretera de Soria y dar
comienzo al reto del día la subida hasta Moncalvillo por esa vertiente.
El comienzo es asfixiante por la
pendiente y por el firme con mucha piedra suelta que puede obligarte a hacer la
patineta.
Después el porcentaje suaviza
bastante y se convierte en una ascensión amable con unas vistas espectaculares
del valle del Iregüa. En este punto
Víctor, se aproximó al grupo cabecero y me hizo notar la belleza del colorido
de la sierra, de esos matices de verdes tiernos combinados con otros más
oscuros y recios y el gris del cielo que, hasta ese momento, nos respetaba.
Reagrupamos en una intersección
con un camino que subía desde Nestares y donde, precisamente, daba comienzo a
la ascensión del día; un cuestón de unos 2 ó 3 kilometros por un hayedo
precioso y con unos porcentajes que en su punto medio tenía rampas de hasta el
24%.
Allí fui testigo de otra muestra
del amor reverencial que el Marqués profesa a su amado e idolatrado Pepón.
Ahora además de ponerle ojitos se ha comprado la misma marca y sabor de
barritas energéticas, “para compartirlo
todo, todo” (según afirmó atribulado el propio José Javier)
La ascensión la comandó Pepón con
su poderoso tranco, seguido por un etéreo Dieguito que fue perdiendo fuelle por
la elección del plato (montó un 32) y porque se dedicó a grabar un vídeo
mientras subía y cantaba (todo al mismo tiempo). Por eso, hizo escala en el
famoso número 13 para hacer fotos mientras recuperaba el aliento.
Conmigo hizo toda la ascensión
Pablo, impresionante el rendimiento de este chaval de 14 años. Ahora, además de
la efervescencia propia de su edad, ha alcanzado un fondo físico que le permite
afrontar las etapas más duras con garantías.
Mientras ascendía junto a estos
dos pipiolos iba dando gracias a la btt por permitir que señores talluditos
como nosotros, la mayoría por encima de los 50, nos sintamos por unas horas tan
jóvenes, tan poderosos y tan felices como estos chavales que nos honran con su
presencia en nuestras salidas domingueras.
El hecho de que en un momento
determinado, con algún arreón de los suyos, nos hagan caer en la cuenta de que
no somos tan jóvenes ni tan poderosos, no empaña tan maravillosa sensación y
además, nos hace ser conscientes de que también tenemos otras armas como la
experiencia, la constancia y la fuerza de voluntad.
Unos gozan de esos momentos
bajando, otros llaneando y en mi caso subiendo.
El saber acompasar tu ritmo a lo
que te pide el terreno, no solo te pide sino que en muchos casos te lo exige y
ay de ti como oses rebasar los límites que te impone. Agradecer los momentos de
respiro que te brinda, respetar la cuesta que tienes por delante y, a la vez,
desafiarla. Lograr culminarla y sentir, no sensación de victoria sobre ella,
sino orgullo de que te haya permitido conquistarla, para mí son sensaciones que
no tienen precio.
Nos reagrupamos a la salida del
hayedo y nos encontramos con un cambio brusco de las condiciones. Mientras
esperamos a los pros que recientemente han montado monoplatos en sus monturas
(Jaba y Fresita) la niebla, que cada vez era más densa, empieza a escupir y el
viento a arreciar y la temperatura desciende bruscamente.
Israel, como una madre
obsequiosa, reparte sus chubasqueros entre los jovenzuelos del grupo que no
habían previsto la contigencia. Pablo por imprudencia o inexperiencia y
Dieguito, por temeridad (el niño iba en manga corta).
Subimos ascendiendo por un
cortafuegos hasta el Serradero, para después desviarnos a la derecha y buscar
la senda de Turriente. La bajada por esta senda, al comienzo, es pestosa: mucha
piedra, poco marcada, mucho matorral y tocones y, para más inri, agujeros.
Todos tuvimos algún susto y
alguno más que eso. Un componente de la expedición, cuyo nombre no diré, de
perfil característico, desapareció literalmente en un agujero, frenó con la
nariz y solo alcanzábamos a ver sobresalidendo su casco naranja y sus hermosos
glúteos en pompa. Un alma caritativa lo rescató de la trampa en la había caído
e impidió el consiguiente reportaje fotográfico.
Repuestos del susto continuamos
descendiendo despacio dado que la visibilidad era de tan solo unos metros y que
el desconocimiento y la dificultad de la senda no permitían otra cosa. Poco a
poco fueron desapareciendo los arbustos, los tocones, las piedras y la niebla
dejándonos contemplar un paisaje impresionante y una ladera cubierta de hierba
y de amable discurrir.
Quedamos sobrecogidos por la
belleza del paisaje para, poco después, comenzar todos a tiritar por efecto de
la velocidad de un largo descenso (que nos llevará primero a Castroviejo, donde
cogemos agua y después, por carretera a Santa Coloma) y de los calderos de agua
que los angelitos nos arrojaron inmisericordes hasta casi llegar a nuestro
destino.
De Santa Coloma nos dirigimos a
Ventosa y por el Camino de Santiago a Logroño encajonados entre el agua que nos
caía por arriba y la legión de peregrinos coreanos que, en fila de uno y a
ambos lados del camino, nos flanqueaban mientras miraban pasar atónitos nuestro
pelotón bttero guiado por Pepón al grito
de “COMANDO G, COMANDO G, SIEMPRE ALERTA ESTAAAÁ…!!!.
En Navarrete, por arte de magia
dejó de jarrear y poco a poco fuimos entrando en calor. El calor nos abrió el
apetito y no sé ni porqué sí ni porqué no acabamos en donde Gerardo almorzando.
Israel, como la gallinita que
cuida a sus polluelos, trajo de casa ropa seca para los supervivientes del
aguacero. Allí estábamos cuando nos sorprendió gratamente la llegada de Copito,
Faltafrán y El Pe que habían ido a Sojuela a ver la Rioja Bike.
Da gusto compartir mantel con
estos bikers de reputada valía y experiencia que solo se perdieron tres veces
para llegar a Sojuela y otras tantas al volver invadiendo, incluso, en sentido
contrario el recorrido de la carrera. Sencillamente impresionante.
Me alegré de ver a David y
comprobar que se va recuperando de su reciente operación pero solo por un momento.
Enseguida esa alegría se transformó en hiel cuando me hizo saber que, ante la
traición del Luis y El Murrio, el designio del Chino era que yo hacía la
crónica.
Eso es todo amigos…
7 comentarios:
Portento, me has dejado sin palabras, me parece una crónica sensacional; lo mismo subes un cuestón, que bajas un barranco, que te pones a escribir como Forges; eres un PORTENTO.
La crónica de El Portento y el Murrio, hoy tiene poco recorrido, el segundo se nos hizo "caquitas" antes de bajar a los mastines, las malas lenguas dicen que no aguanta tanta presión y que va a retomar la "flaca" para hacer una segunda "pretemporada" ya que va hacercándose cada vez mas a la parte baja de la clasificación.
Otra gran día de bici, frio, lluvia, niebla, viento y almuerzo; que mas se puede pedir....
Una pena no poder acompañaros en tan estupenda ruta. Gran crónica Portento.
Salud,
Barrancas.
Toño otra vez te has cascado una supercrónica, eres un fenómeno. Da gusto leeros cuando a los privilegiados os toca redactar la vivencia dominical.
En cuanto a las peripecias del domingo, ¿tu que crees que son unos ciclistas empapados como pollitos y ateridos de frío pasándolas más putas que en vendimia?, pues eso, si señor.......un "comando G" y la G en mayúscula.
Por otra parte comentas, que si "fulano" cayo al agujero, que si "mengano" comió barritas de las buenas, que si "zutano" iba en manga corta, pero del olvido de alguna eminencia del relato no aparece ni la más mínima reseña, ¿como así?. Menos mal que llovía e ibas con la lengua fuera para refrescar.
Otra gran ruta, esta vez modificada, y otro gran domingo.
Alguno se lo esta perdiendo. Tiempo habra.
Buena crónica Portento!!! Un placer disfrutar de rutas y mañanas así con la mejor compañía. Como mencionó anteriormente en alguna crónica el señor D. Jerónimo: "Siempre un honor ser y vestir de OR"
Un saludo,
Turbo Boost. (jejeje)
Porten, después de leer tu crónica me da mucha pena haberme "cagao" y marcharme al bar de Jero y mozy a tomar cervezas. Más todavía cuando leo todo lo que sufristeis y os mojasteis. Nosotros, lamentablemente no nos mojamos, por fuera. Lástima perderme la cuesta de Panzares, aún no he podido con ella. Luis.
Vaya, vaya cuestita, un de sufrir. Pero como siempre me lo pasé pipa.
Genial la crónica Toño aunque esperaba más mordiente, no vale eso de dejarlo para que Vitín de la puntilla,… ¿o es qué los años te están ablandando?
Gracias Toño por tan imponente crónica y perdón por no haberla leído antes..Un verdadero portento es el que es capaz de evolucionar, reinventarse, mejorar cada dia y conventirse en lo que tu eres, un
PORTENTOOOORRRRR
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