29 marzo, 2016

Ruta de la muerte (23 Ciclistas)

SEMANA SANTA 2016 - RUTA DE LA MUERTE.
25 de marzo de 2016
Distancia: 43km
Desnivel acumulado: 1683mt
IBPindex: 144

Crónica por Fer.


En estas fechas, en las que en todos los pueblos y ciudades de España se suceden las representaciones de la Pasión y Muerte de Jesucristo, y las calles se llenan de penitentes, fragelantes, niños con capirote, cofrades, tamborradas, costaleros, nazarenos, estandartes, señoritas de luto con mantón y peineta, y hasta romanos con lanza, un año más, la caravana de Andanzas O.R y amigos se dirige a la localidad de Anguiano para realizar una travesía muy especial, que por los siempre bellos paisajes que disfrutamos, la dureza extrema del terreno, y tal vez, por ser Viernes Santo, la llamamos: “Ruta de la Muerte”; particular procesión en bicicleta que genera en nosotros sentimientos de pasión, sufrimiento, dolor y gozo, muy similares a los descritos por los costaleros sevillanos que acarrean los pesados pasos procesionales o a los de los Picaos de San Vicente de La Sonsierra.   
Una mañana fresca y amable sale a nuestro encuentro mientras la singular Peña del Reló nos indica que ya es la hora de partir. Cruzamos el Najerilla y por una profunda y marcada cicatriz en forma de camino labrado en la ladera, nos vamos desperezando al mismo tiempo que lo hace el día.
Pasamos por las imponentes ruinas del Convento de La Granja, antigua propiedad de los monjes de Valvanera, que a modo de mundana delegación del principal, el más monumental, espiritual y recogido monasterio de los montes Distercios,  realizaba  tareas más terrenales y lucrativas, como la cría del ganado, labranza de las numerosas tierras propiedad del monasterio y recaudación de impuestos. Pasadas estas ruinas, invisibles para muchos y simples corrales para otros, accedemos a los altos y fértiles campos agrícolas situados entre las confluencias del río Najerilla y su afluente Tobía.
Al acercarnos a Matute por el camino de las Fuentezuelas pasamos por su pequeño cementerio. Por encima de sus rústicos muros se encarama un pequeño ejército de cruces de piedra, lúgubres .., oscuras. Las más grandes parecen aupar a las más pequeñas en un intento desesperado porque ninguna se pierda el espectáculo, viejas curiosas que se asoman para ver pasar la comitiva de penitentes hacia el Gólgota.
El verdor del incipiente cereal monocromiza el paisaje y da serenidad a mi atribulado espíritu, mientras hago firmes propósitos para dejar de ver cosas que los demás, distraídos  en conversaciones más terrenales, seguramente no ven.
Entramos en Matute, y por la ladera del Monte donde está situado el repetidor  enlazamos con la pista de Las Frádigas, que nos eleva por las peñas de Matute y Tobía  hasta el Cerro Peñalba o caracol. Mientras esperamos a los rezagados algunos nos asomamos a la  impresionante y escondida majada Londeras, cuya visión  siempre nos deja sobrecogidos y con la boca abierta.
La pista, ahora un poco más suelta, nos baja hasta el río Rigüelo o Matute, en lo que se conoce como “La Cubilla”, confluencia del barranco del Manzanar, el cual nos llevaría hacia la Reniega y del barranco Cervanco, a donde nos dirigimos.
Grandes y viejas hayas nos brindan en este bonito lugar su protección, mientras el cantarín riachuelo nos invita al descanso; pero nosotros, insensatos y arrogantes despreciamos la hospitalidad del bosque e iniciamos la ascensión por la encrespada ladera izquierda. Cual guerrero que selecciona sus mejores armas antes de la batalla, elijo yo la de la humildad para enfrentarme a este viejo y conocido enemigo. Comienzo la ascensión sin grandes alardes, empleando justo la fuerza necesaria para que la rueda no se pare. El pedaleo por estos dos kilómetros de pista endiabladamente inclinada debe ser suave, redondo, sin perder en ningún momento la concentración, consciente de que un mínimo error o flaqueza me obligará a echar el pie a tierra. Cualquier resquicio del terreno o revuelta, debe ser aprovechada para ralentizar el pedaleo, esta batalla hay que ganarla a fuego lento, al mismo fuego lento que deben estar haciéndose ahora los caparrones que nos vamos a comer dentro de unas horas. Seguramente producidos por la falta de riego, otra vez me han vuelto a la mente extraños pensamientos…, pero afortunadamente son mejores que los de las cruces animadas del cementerio.
Tras el quiebro de la última curva aparece ante nosotros la imagen real de nuestro hasta ahora agazapado enemigo, que resulta ser un gigante en forma de imponente rampón, cuya cabeza se sitúa 200 metros más arriba, en el mismísimo cielo. Su sola presencia provoca el abatimiento y rendición de muchos, incluso alguno cae al suelo pidiendo clemencia. Aquí es donde las fuerzas atesoradas ladera abajo, donde el armamento poco afilado de la  humildad que me ha alejado de posiciones más gloriosas, me permite ahora seguir perseverante en la lucha, alcanzar la cabeza del gigante y con el último aliento que sale de mi garganta poder darle el último y definitivo golpe de gracia.
Las caras de los que van llegando darían para escribir todo un poemario épico; algunos miran de reojo al responsable de este trazado, y él sin inmutarse parece decirles  ¡ Haber elegido susto !  
Estamos en el Collado Cervanco, a 1226 metros de altura, entre San Quiles y Las Frádigas, lugar de paso y almuerzo de los caminantes que van hacia matute, Anguiano, San Quiles o Valvanera. Minúscula pradera que justo da para extender nuestras monturas, que con sus manillares hacia el cielo se asemejan a un rebaño de ciervos descansando sobre  la hierba.
Cruzando el praderío arranca la senda La Calderona, que desciende decidida hacia el Najerilla por el barranco del Encinar y que pasa por los corrales derruidos que le dan su nombre. Senda, que sin ser extrema, atesora una gran variedad de trazados y que junto a su longitud la hacen muy interesante. Ancha, pedregosa y cubierta por viejas hojarascas de encinas en sus primeros metros ha de tomarse con precaución, encajada a tramos, estrecha y limpia en otros, invita a unos a la velocidad de un slalom sorteando finos troncos de carrascas o  a la moderación del que no quiere verse estampado en uno de ellos. Tras varias eses muy cerradas y técnicas la guinda al pastel es un pequeño tobogán con escalón peraltado, que pone un arriesgado punto final a 550 metros de desnivel.
Siguiendo el camino que acompaña el fluir de un tranquilo y hoy caudaloso Najerilla, llegamos al barrio de Cuevas por donde cruzamos hacia Anguiano por el puente de Madre de Dios. En la entrada del pueblo, viniendo por Logroño, en el paraje llamado La Solana, parte un bonito senderuelo que se enrisca en sus inicios para darnos atajo por entre pequeños prados a la pista que nos debe conducir, siguiendo un angosto y largo valle esculpido por el arroyo Canto Grande hasta las altas cumbres del Serradero.
Siempre que visito  Anguiano, me viene a la mente este dicho popular: “Anguiano, tres barrios, tres puentes, tres clases de gentes”. A esta coplilla, algún gracioso, seguramente de otro pueblo añadió: “unos ladran, otros muerden y a los otros no se les entiende”; pues bien, a nosotros nos salió a la pista un lugareño perteneciente al primer grupo, y en su particular lenguaje canino nos dio a entender su enorme enfado por salirnos de la pista. En fin.., sin comentarios al fondo ni a la formas.
Tras varios kilómetros recorridos empezamos a ver las primeras manchas de nieve, y  cuando nos descuidamos, nuestro camino hasta ahora de tierra, cual amante inexperto, sin apenas preámbulos, se torna blanco, impracticable, hostil,  y nos obliga a dar media vuelta y retirarnos. Como dijo un gran montañero himalayista: “No eres tú quien conquista la montaña, es la montaña quien se deja conquistar”
De regreso,  improvisamos sobre la marcha y cogemos una pista que sale a nuestra izquierda, y que dando una vuelta en ascensión por Valdesanchiniego y Cerro Juana, nos devuelve más abajo al mismo camino. Veo a los de cabeza olisquear el aire y mirarse unos a otros, sin duda han debido olfatear los aromas que un suave viento nos trae provenientes de las aún lejanas cocinas, porque como una manada de lobos hambrientos, se lanzan al galope valle abajo en busca de su presa.
En Anguiano, una merecida ducha caliente, una cerveza  y un típico menú de la zona nos están esperando, y me vais a permitir que no pase por alto las dos cosas, en mi opinión más destacables, de esta parte  lúdica de la ruta: la primera se trata de unos espectaculares calzoncillos color rosa palo de la última colección de ”Calvin Chen”, un modelo de alta costura en ropa interior realizado en seda sin costuras y que incorpora unos disimulados refuerzos en su parte delantera y trasera, y que le confieren cualidades dilatadoras en la primera y reafirmantes en la segunda. La identidad del portador de esta prenda y otras conversaciones  aquí mantenidas permanecerán para siempre ocultas por el secreto del vestuario. La segunda se trata de los ya renombrados caparrones de Anguiano y que degustamos con deleite junto a un también excelente bacalao y a otros  platos y postres de no menos categoría.
Y aquí termina el relato de esta marcha procesional llamada “Ruta de La Muerte”; para los que han sufrido menos habrá sido “susto”, para los que han sufrido más habrá sido “muerte”, pero todos nos despedimos con la esperanza de poder volver el próximo año, sobre todo Ricardo e Israel que no paran de suplicar a Víctor que por favor, por favor, por favor,  les dé su palabra de que el próximo año se volverá  a subir al collado Cervanco por el mismo rampón que lo hemos hecho hoy, y unas lagrimillas afloran y  velan sus ojos cuando éste accede y dice por fin que sí.
Un abrazo a todos,

Fer

12 comentarios:

vitinbtt dijo...

Fer, sin duda te mereces un premio literario, no he leído crónica mejor redactada y que describa con mas precisión los parajes por los que pasamos, eres un auténtico crack.
Por lo demás, que decir, Toño y su espectáculo habitual, igual le da darlo subiendo que bajando, Ricardo y Eduardo retirándose al pasar por boxes, Israel y sus riñoncitos, la nieve haciendo de las suyas etc. Solo tuvimos dos percances en nuestras bicis, un radio roto de Edu y una rotura de cadena en la mia.
Para el "Murrio", por lo que escuche, fue una ruta definitiva, ya que no puede con Toño ni comprándose una 29 rígida de carbono, ni entrenando a toda marcha con la "flaca" parece ser que ya ha descubierto como lo va a lograr y el milagro se llama "bici eléctrica", y no digo nada, es lo que me pareció escuchar....
Es de agradecer que Neila (el que lleva el equipo de futbol del Anguiano) nos deje año tras año los vestuarios ya que sin su generosidad la ruta no sería lo mismo.
Gran jornada ciclo-gastronómica con los amigos, gracias a todos por asistir a este evento anual.

Edu Jabalí dijo...

Otra gran crónica Fernando. Leyendo estas líneas aún me duelen las piernas pensando en ese rampon que debió poner el mismísimo lucifer . Pero que koño, es lo que nos gusta; Sufrir, sufrir y sufrir.
Un gran placer compartir un día así , Pena de avería . Bueno tampoco o lo pasamos mal eh Ricardo ?.
Para el año que viene que nos aguardará la mente del organizador ? Subir a la luna ? Jejeje.
Saludossss

Luis dijo...

Caramba, Fer deberías ser tú quién pasee a la Preysler. Estás poniendo muy alto el listón.

Luis dijo...

Caramba, Fer deberías ser tú quién pasee a la Preysler. Estás poniendo muy alto el listón.

Luis dijo...

Caramba, Fer deberías ser tú quién pasee a la Preysler. Estás poniendo muy alto el listón.

Miguel_Bike dijo...

Fer, no sé cómo puedes tener tanta creatividad, la crónica está genial.

Personalmente para la ruta elegí muerte, hasta hace un par de horas, todavía me dolían las piernas.

Menos mal que la nieve nos impidió seguir con el ascenso, sino seguro que las alubias se me hubieran quedado frías.

Pepón dijo...

Estaba deseando llegar a casa desde el trabajo para poder felicitarte por el semejante cronicón con el que nos has obsequiado. Muchas gracias por dejarnos disfrutar de tus hermosos relatos. Es un honor que podamos disponer en la cuadrilla de algunos miembros que podían competir con sobrevalorados columnistas los cuales se ganan el sustento diario sin en algunos casos llegaros a los talones. Gracias Fernando Alcala de los "Alcalinos Térreos" de toda la vida ,incluso, la escribiste sin apenas solicitártela la editorial.
El caso de Diego es similar. Ese apéndice que lleva encima del casco debe de ser parte de su anatomía pues lo maneja como cualquier órgano de su cuerpo, vamos, que hace lo que quiere cada vez con más soltura y más calidad.
Bueno y de la ruta que decir, pues que cada vez la organización las prepara más duras y creo que se quiere parecer a los organizadores profesionales. Otro rutón el diseñado pensando siempre en nosotros, lastima el nombre que huele a naftalina.
Otra jornada de lujo.

Toño Pleitos dijo...

Nunca una felicitación por la crónica de turno fue más merecida; Felicidades Fer, te has superado en tu, ya altísimo, desempeño. No tienes límites. Solo nos queda, al resto de los mortales esperar impacientes tu próxima creación.
La ruta preciosa y dura, dura. Solo sobraron dos cosas para mi gusto; los últimos 200 metros de la subida al Collado Cervanco y la nieve acumulada en la última subida que nos impidió conocer la bajadita que el pollito pakistaní nos tenía preparada.
El vídeo del portento, espectacular!!!!. Aunque hay que reconocer la participación del resto del grupo que tenemos que bajar frenados para que parezca que el que lleva la cámara baja más deprisa.
Gran jornada en la que contamos con componentes de otros grupos btteros y la siempre deseable participación de Anita (bendita ella, entre tantos hombres)

Anónimo dijo...

Casi no queda nada que decir, cronicón, como siempre que escribe este maestro y literato.Da gusto leerte. Y de la ruta que decir, sí espectacular, todavía se me saltan las lágrimas...........
Salud,
Barrancas.

israelogro dijo...

Tremenda la ruta esas rampas acabaron conmigo, gracias por acompañarme Fer y Diego en las siguientes subidas. La crónica insuperable Fer eres tremendo, te compraré unos calzoncillos rosas en el mercadillo como premio.

Unknown dijo...

Una ruta de sobresaliente por los organizadores, reporteros graficos y por la compañia. La cronica de Fer la culminacion perfecta a la ruta. Sin duda un lujazo.

Anónimo dijo...

Suelo ver tanto las fotos como los videos que publicáis y alguna vez las crónicas que ponéis las suelo leer. Pero esta vez la crónica que ha escrito Fer ,es toda una novela digna de un gran escritor.
Un saludo y sigue haciéndonos disfrutar de tus crónicas chao.
José Merino del Reventón