15 de agosto de 2015
Distancia: 82kmt
Desnivel acumulado: 1771mt
IBPindex: 136
Crónica por Miguel Angel
No tengo ni idea de cómo empezar la crónica de este sábado,
¿sábado?, si sábado, resulta que es festivo, marcado en el calendario, ósea que
hay salida, vale pues aprovechando que cojo hoy las vacaciones y me apunto.
Estoy acostumbrado a salir los miércoles y viernes, no creo
que vaya a salir mal la cosa, así que vamos allá.
El problema empieza cuando recibimos el whatsapp de Víctor
con la ruta planeada, Moncalvillo-Serradero-Torrecilla-Portillo de las monjas,
en ese preciso instante es cuando te arrepientes de apuntarte, pero claro, no
vas a ser un mal-queda.
Alguno oliéndose la tostada, empezó a decir que si daban
abundante lluvia, que si cuatro gotas, que si empezaba a llover a las siete de
la mañana y no iba aparar, vamos disculpitas aparte, que el sábado estábamos con
nuestras legañas y las bicis bien puestas.
Pasando lista estábamos:
Víctor, Pepón, Dieguito, Toño, Edu, Carlos y yo, Miguel
Ángel.
A las siete de la mañana tomamos la salida, yo con mi
foquito pensando que al estar nublado, le costaría hacerse de día, lo único
para lo que me sirvió el foco fue para deslumbrar a mis compañeros, e ir
pensando durante la ruta, la manera de poder enchufar la batería a la rueda de
la bici para conseguir una tracción extra.
Llegamos al primer punto de avituallamiento que es Sorzano, una vez cargados los bidones
de agua y haber comido algo, retomamos la marcha, sabedores que viene ahora una
subida interminable, hasta prácticamente las antenas de Moncalvillo, la primera
parte de esta subida se hace bastante pesada, porque es una zona con escasas
referencias el terreno no ayuda ya que está algo suelto.
Aquí Víctor empieza a estar indispuesto, no se sabe muy bien
si por el pincho-pote del día anterior o si había pasado mala noche, el caso es
que se quedó muy atrás, en su ayuda fueron Pepón, Toño y Dieguito, mientras
tanto, Edu, Carlos y yo, conocedores de nuestro escaso rendimiento y sabiendo
que hay que dosificar las fuerzas, nos quedamos a la espera, es esto que oímos
unas sutiles voces diciendo, “Venga, que hacéis ahí parados, tirar pa-delante”.
Eso hicimos, sabiendo ya del abandono de Víctor, íbamos con algo
de terreno de ventaja, pero poco dura la alegría en casa del pobre, así que nos
dieron caza enseguida, nos quedamos
atrás, Carlos y yo, Edu pudo ponerse a rueda de los jinetes valientes, que al
pasar nos quitaron las pegatinas.
Llegamos a la captación de agua, en esta ocasión Carlos y yo
no pararíamos, así de esta manera intentar ganar un poco de tiempo, y no
entretener a la expedición más de lo necesario.
Llegamos a la torre de vigilancia, reagrupamiento
avituallamiento y en marcha, como sé que hay un par de toboganes hasta las
antenas, suelo coger la cuesta abajo con bastante velocidad y así la inercia me
deja un poco más arriba en la subida de los repechos.
No paramos en las antenas del Moncalvillo, ahora sí que
hacemos techo y no subimos más, por el momento, vamos cumbreando el Serradero el tiempo es más bien fresco y
además nos acompaña una densa niebla, debido a ella y con temor de no encontrar
la entrada a la senda que baja a Torrecilla, bajamos por pista a Nestares.
La bajada muy muy rápida, tanto, que hasta Toño le dio por
hacer cabrioladas y subirse por el talud que delimita la pista, luego
confesaría que había sido sin querer, que una piedra maliciosa del camino le
lanzó hacia afuera, claro hacen falta muchas piedras para tirar a ese Toño.
Cómo se goza bajando, casi cinco kilómetros de pista en baja
a tumba abierta, como se agradece después de estar subiendo sin cesar desde
casa.
En torrecilla nos recibieron, como se merece, con música,
calderetas y zapatillas, lástima que era pronto, y no tenían nada de eso
preparado, así que nos fuimos al barrio de al lado, Barruelo, y aquí sí que nos
dio la bienvenida una furgoneta de fruta que no paraba de repetir por sus
magníficos altavoces…
…Señora ha llegado a su puerta un camión, cargado de
Melones, sandias y melocotones…
Estuvimos a punto de coger un melón para el viaje, pero el
problema era llevarlo, supongo que nos lo iríamos turnando, pero yo ahí veía
peligro.
Por la calzada romana abandonamos Torrecilla, (Barruelo), y
nos dirigimos paralelos a la carretera nacional, primero una senda, con una
parte algo escarpada, en la que me imagino, quién la pasó montado y quien no,
para coger dirección Rivabellosa, hacia la casa del guarda.
Zona conocida por coincidir con la Extrem Cameros, prueba
que celebraba anteriormente por los parajes del Serradero y del alto de la
Rasa.
Más o menos agrupados en la carretera que sube a
Rivabellosa, hasta que nos desviamos para ir a la casa del guarda, aquí abandonamos
el asfalto y nos metemos de lleno en camino, al principio no está nada mal,
pero al hacer la curva nada más pasar la casa del guarda se empina bastante.
En este punto es cuando les digo a mis compañeros que se
olviden de mí, que ya me sé el camino a casa y que siguieran adelante, y es que
es la parte que se me hizo más dura, bien sea, por lo que llevábamos andado o
por una cuesta llena de palos que tuve que hacer toda todita andando.
Pero la cosa no fue así, yo pensaba que se habrían marchado,
y cuando ya me lo tomé con la tranquilidad de saber que no hay nadie
esperándote y que no retraso a nadie,
aparece a lo lejos lo que parece un mallot, pero si es Edu, pues no voy tan
atrás, pensé.
De Carlos, mejor no hablar, para mí que lleva una eléctrica,
pues cuando quiere, como anda, empezó a subir como una máquina, cualquiera le
pilla.
Poco antes de llegar al portillo de las monjas paramos en un
abrevadero, en la que poca agua pudimos
coger apenas caía un hilito de agua.
Todos reagrupados, hacemos los claros de Yera y La Barga, o
lo que es lo mismo a las faldas de Cerrollera, pero sin subir a las antenas,
qué bien.
Aquí Diego hace de rey de ceremonias, el chaval es capaz de
llevar el GPS en una mano, con la otra sujetar el manillar, y además buscar por
donde va la senda que tenemos que seguir, todo un multiusos. (Esto va dirigido
por si hay alguna muchacha interesada).
Una vez atravesados los claros, nos dirigimos hacia Viguera
por un camino, que me supongo que irá a las canteras, lo digo así, porque en un
determinado punto, cogemos una senda ya conocida por mis colegas, pero para mí
totalmente desconocida, por cierto tengo los brazos y las piernas, como si me
hubiera peleado con una tigresa en celo.
No sé cómo llegué a colocarme detrás de Dieguito, es una
maravilla ver como baja por las irregularidades del terreno, como si fuera todo
llano, estuve un momento detrás siguiéndole, la verdad que podía notar la
adrenalina por mis venas, así que decidí, dejarlo marchar, no fuera a ser que
además fuera a notar la dureza del suelo.
Llegamos a Viguera, justo cuando los vecinos salían de misa
en sus mejores galas, así que nos dio un poco de corte parar para coger agua
por lo que la siguiente parada fue en la fuente de Albelda y de ahí a la
estación de servicio de Las Gaunas.
Que como va siendo habitual, terminamos compartiendo unas
cervezas bien frías.
Resumen:
Señora, ha llegado a su puerta un camión, cargado de
Melones, sandias y melocotones…
3 comentarios:
Muy buena crónica Miguel Angel, además aguantates la ruta como un campeón, no como yo que me hice "caquitas" y le cogí miedo.
Lo que dices de Carlos es increible, tan pronto anda como un tiro como no anda nada.
Carlos "el cohete", a.mi me encanto la ruta, menos el el subidon de los palitos que daba bastante "patras". Que pena que no pudiste acabar la ruta victor , cuando quieras te acompano y la hacemos.
Que decir del planton que nos dio david y sus disculpitas. Pero para irse a navarrete de fiestas no puso disculpas !!!
Publicar un comentario