05 de Julio
del 2015
Distancia:
54km
Desnivel
acumulado: 1047mt
IBPindex: 98
“4 GATOS”
Hoy toca una
de las rutas que a mi me gustan, vamos dirección norte y quedamos en Franco
Españolas, a tiro de piedra de mi casa, así que esta vez soy de los primeros en
llegar a la cita, exactamente el cuarto.
Son las 7 de
la mañana y salimos escopeteados porque a los “señoritos de Ballesteros” les están picando los mosquitos. Antiguamente
se decía que en este lado del Ebro había mucha niebla…., humedad…., gitanitos….., y muchos solo
cruzaban el puente para ir a San Fermín, o lo hacían con los pies por delante.
Ahora resulta que hay mosquitos..…¡flojos!
Hoy solo
somos cuatro amigos los que nos juntamos, “cuatro gatos” que diría aquél. Gatos
de distinto pelaje: dos grandes con aspecto fiero, otro mediano de corte
oriental, tal vez un cruce de un mil leches con un persa, y el cuarto tiene
cara de bueno, pero su cuerpo ágil y musculado
delatan al gran felino que lleva
dentro. Los cuatro parecen inteligentes y buenos cazadores, pero no dejan de
ser….. “cuatro gatos”. Al resto de
amigos, “mininos” sin compromiso alguno, me los imagino tumbados panza arriba debajo de una sombrilla,
lamiéndose los bigotes después de comerse una ración de gambas o haciendo el
tonto en los Dinos.
Vamos por el
camino Viejo a Oyón y por el camino de las Monjas a Moreda. Paralelos a la
carretera ciclamos por el buen camino que nos lleva a la siempre imponente
villa de Labraza. Después de refrescarnos en la fuente de su plaza y leer la
información plasmada en grades paneles adosados
a la iglesia sobre las neveras de la zona, el pueblo nos deja marchar sin
apenas inmutarse. Las piedras de estas
casas-muralla han visto muchos ejércitos
y han presenciado muchas batallas entre el impetuoso rey navarro Sancho VII el
Fuerte, al que pertenecía, y el rey castellano Alfonso VIII, que la pretendía,
como para preocuparse ahora por cuatro mocetes en pantalón corto montados en
bicicletas.
Buscamos
esta vez un trazado alternativo que nos conducirá hacia los aerogeneradores;
cuando ya los divisamos aparecen dos caminos que nos muestran sus trazados
ascendentes. El track nos manda por el situado en la pate izquierda de la
ladera, y empezamos a recordar que esta ruta ya la hicimos en el 2013, que yo también hice la crónica, y
que entonces estuvimos, no cuatro, sino trece (permitirme que omita la rima que
todos estáis pensando).
La ruta a la
que me refiero fue en el mes Noviembre, y la intensa niebla no nos permitió
apreciar la singular belleza de este trazado. Se trata de un sinuoso camino
carretil que se empina alegre por la ladera del monte. Hay tanto que ver y
disfrutar que mis ojos no saben dónde mirar y van dando tumbos en todas las
direcciones. A mi derecha, un bosque de pequeños robles tras un lindero
salpicado de espectaculares y olorosos enebros. A mi izquierda, las pequeñas
espigas de un bravío y serrano cereal, dejan ver a lo largo de todo el
recorrido la rotunda belleza de una Sierra de Cantabria siempre pintada de
azul, con sus campos, ahora amarillos, resbalando hacia el Ebro. Si levanto la
vista diviso los molinos rasgando el cielo, y si miro hacia abajo disfruto viendo como mi flamante rueda de 29” se va tragando un terreno exigente pero
amable, y me recreo dirigiendo la
bicicleta a uno u otro lado, sintiendo el raro
placer, para muchos descono cido, de una tracción segura. Una suave
brisa en la cara nos pone la “miel sobre hojuelas” y nos recuerda lo bien que
hemos hecho en madrugar.
El final de
este más que recomendable camino salta al valle y a la pista que sube desde
Labraza y nos lleva a la senda Cañero. Creo que es aquí donde oigo a Eduardo
decir que está “roto”, no sé si se refiere al camino o más probablemente a sí
mismo.
Bajamos a la
carretera, cogemos la senda de las palomeras pero en sentido contrario al que
siempre hemos hecho, por lo que seguimos a Víctor y sentimos ese cosquilleo
divertido de ver si somos capaces de superar hoy sus pequeños pasos y
toboganes. ¡ Lo conseguimos !, queda inaugurada la senda de las palomeras al
revés.
Una vez en La
Población nos dirigimos al paso que la carretera hace en la peña y hacemos una senda inédita que nos saca por su
izquierda al otro lado del tajo. Desde aquí iniciamos la vuelta a la peña del
León Dormido y nos introducimos en las oscuras profundidades de sus hayedos como
si fuésemos buzos que realizan una inmersión en el océano más profundo. Las
sensaciones de oscuridad a la vista, frescura en la piel y emoción contenida
para poder mantener la concentración, deben ser muy parecidas. Terminamos otra
vez en La Población y bajamos por
el pedregoso camino del pilón, donde nos
encontramos con una fuente extrañamente hoy seca.
Tal vez sean
las 10,30 cuando iniciamos el descenso
hacia Oyón, sorteando y saludando a los
numerosos y perezosos ciclistas que ahora suben.
Una vez en
Oyón y desconcertados por lo temprano del regreso, se reúnen los cuatro gatos
en asamblea para decidir qué hacer en horas tan tempranas. Sorprendiendo a los
demás, el gato más grande dice que hay que seguir cazando, y nos hacemos la
subida de la cruz y alguna otra senda antes de caer por Logroño y realizar el
peligroso descenso en bici a la bodeguilla del bar de Gerardo.
Pido perdón
a los pocos que lean mi crónica por el retraso y brevedad de su redacción. Tan
maravillosa ruta y mejor compañía no se
lo merecen, pero tengo mil “excusitas” para cada día que ha pasado sin hacerla:
trabajo, bici, mujeres, familia, amigos, más mujeres…. y a otros a los que os
puedo echar la culpa, como Fran y Pepe, que con vuestras inoportunas
invitaciones no me habéis dejado acercarme a las musas. Muchas gracias a los
dos y también a Alberto por su ya mítico festival.
Esta crónica
está dedicada a Pepe.
4 comentarios:
Es un placer leerte Fernando, creo que te tenias que dedicar a esto, es decir, hacer todas las crónicas, le quitarias un problema al "chino" y nos darías una alegria a la semana.
Lo que no ubico es al gato ese mezcla de las mil leches y los persas, creo que te has dado un resbalón despues de tanto tiempo que ha pasado desde que realizamos la ruta.
Fernando eres un abusón, además de comprarte una bicileta nueva con la que andas como un señor, te han debido regalar una pluma de 29´ que para sí la quisiera el Gran Barrancas.
Como escribe el jodío con su flamante 29´!!!.
Envidioso y gratificado se despide su humilde servidor.
PD. Tiene razón Víctor, el gato no era persa ni mileches, era un puto gato paquistaní!!!.
Vaya crónica Fernando, eres un fenómeno, da gusto leerla.
Me bajare este track para realizarlo cualquier tarde de agosto desde Oyón. A ver si el calor y los jadeos me permiten apreciar tanta belleza como a ti.
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