09 julio, 2022

Chorrón de Viguera-Senda de San marcos (11 Ciclistas)


 26.06.2022

Distancia: 56km

Desnivel acumulado: 909mt

IBPindex: 77

Track en wikiloc

¡ Vaques, vaques!

Crónica por Fer



Javi “pinchazo”, Edu ”Pinchazo”, Tomás, Javi, Fran, Ricardo, Fer, Vitín, Pepe, Toño y Luis.



Día gris, con muchas nubes en el cielo y muchas ausencias. La ruta de hoy nos promete un recorrido que nos debería llevar hasta Peña puerta en Viguera.

Camino de Alberite nos salimos del camino y nos acercamos al Iregua por la sendita que lo acompaña durante aproximadamente 600 metros. Las copas de los chopos nos envuelven, las raíces nos espabilan y el sonido del agua nos acompaña. Todo perfecto. ¡Qué más da el no saber a dónde coño vamos!. Por lo menos hoy sabemos que llegaremos pronto a Logroño, porque se celebra el cumpleaños de nuestro amigo Javi.




Para subir a Viguera, nos metemos por la senda que va por la orilla del río. Saludamos a las ortigas, que con mucho cariño nos quieren acariciar las pantorrillas. Algunos nos reímos, porque de algo tiene que servir llevar calcetines largos todo el año. Como las abuelas de antes, que no se quitaban las medias de lana ni en la noche de bodas.




De la senda pasamos a la pista, que en rápida y empinada escalada nos lleva hasta el mismo mirador. Tras parar en la fuente, nos lanzamos a toda velocidad por la carreterita que llega hasta la cantera. La imagen siempre impactante de Peña Puerta, nos cierra el valle. El nombre le viene “ni pintado” y hoy parece ser que nos la hemos encontrado cerrada. Nos enteramos ahora que la idea de hoy era subir por la senda que accede hasta la parte superior de la peña, donde el arroyo se despeña.





En la cantera asistimos con gran expectación, a la interpretación de unas cuantas canciones de nuestro querido dueto “Pimpinela”, terminando su gran éxito “Olvídame y pega la vuelta”. Entre canción y canción deciden cambiar la ruta y quedarnos en la parte inferior del Chorrón. Tras admirar una vez más este salvaje rincón y quedar hipnotizados viendo caer el agua, nos ponemos en marcha.





Otra vez en la carreterita, cogemos la primera pista que sale a la derecha y que pasa por varias canteras. Este camino nos enlazará con el que solemos coger más habitualmente para ir a la Ermita de San Marcos. Aquí nos topamos inesperadamente con un rebaño de vacas que sube por el camino. La circunstancia no hubiese tenido importancia si las vacas, como suele ocurrir, fuesen a su libre albedrío. Pero en este caso había un pequeño detalle que la voluptuosidad de las propias vacas nos ocultaban: el pastor que había detrás. Y no es porque el pastor ni su vara fuesen pequeños, que no lo eran en absoluto, sino porque las vacas eran muchas y grandes.





La escena os la podéis imaginar: nosotros parados en mitad del camino, alguno diciendo: ¡¡vaques, vaques!!; otro, que todos sabéis quien es, recriminándole a la que parecía ser la vaca más vieja, la poca educación de ir por medio del camino; las vacas, viendo a tanto tonto en medio del camino, sabiamente empiezan a subir por el ribazo y tiran monte arriba. En esto que aparece por detrás de sus cabezas la vara del pastor y sus juramentos. ¡ Joder que grande es el pavo ! . Su figura me recuerda al momento al agricultor, que montado en su tractor, también se nos cruzó hace años en nuestro camino. Por suerte para todos este mantiene un vocabulario más aceptable, e incluso puede, al contario que aquel, que lleve razón.

Le explicamos que las hemos visto de repente, que no era nuestra intención asustarlas, le pedimos disculpas y se va calmando poco a poco, mientras tira para el monte a intentar reconducir el rebaño.

Nunca sabremos si la situación se hubiese desarrollado de igual modo, si el pastor hubiese sido pequeñito y con voz de pito. En cualquier caso, lección aprendida: si vemos vacas en el camino, hay que parar, retirarnos rápidamente a un lado, no chillarles ni darles conversación, pues puede que detrás venga un pastor con vara y mala leche.





Llegamos al inconfundible paisaje que nos acerca a San Marcos. Son rampas duras y completamente descarnadas. Hace falta decisión, técnica, elegir el camino adecuado, y un poco de valor para subirlas sin poner pie. Nos vamos elevando poco a poco y llegamos a la cumbre del montecito desde donde iniciamos la también delicada bajada hasta la Ermita. La última laderita antes de llegar, por donde se desdibuja la senda, ya no es lo que era. Antes era más fácil derrapar y deslizarte hacia abajo, si no apoyabas el peso correctamente en la bici.





Desde este bonito rincón, volvemos a Logroño por la senda de la acequia. El ritmo se acelera pues unos tienen prisa de llegar a casa y otros de almorzar. Y yo de acabar la crónica.








Tenemos que dar las gracias a Javi por la invitación. El almuerzo tradicional, tuvo todos los extras, como cuando vas a comprar un coche. Espectacular fue el postre de milhojas de Tomás y espectacular también fue el reparto que se hizo del mismo. Pero de lo que se hace y dice en los almuerzos ya sabéis que no se puede hablar.




Hasta la próxima

Fer Alcalá




FOTOS AQUÍ:

https://photos.app.goo.gl/sF7KgPg6jLtJ7FNy6














5 comentarios:

vitinbtt dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
vitinbtt dijo...

Da gusto leerte, pero se nota que esta la has hecho con prisas y sin tu humor habitual, aun así se agradece.
Parece mentira que este rincón esté tan cerca de Logroño, parece que entras en otra dimensión.
Otro almuerzo de los buenos por parte de Javi que no escatimó recursos, ni dinero para invitarnos, Gracias Javi.

Anónimo dijo...

Fernando, como es habitual en ti, relato muy bien contado. Ruta corta pero intensa lo pasamos muy bien fue una mañana extraordinaria

Anónimo dijo...

Luis

Pepón dijo...

Otra gran jornada y van...