Crónica por Israel
Sábado.
Mediodía, tras una
larga e intensa ruta en bici estoy dándome una comilona con los amigos en las
huertas sociales cercanas al hospital SanPedrone. Entre chuletón y trago de
vino mis amigos, escépticos, me preguntan si pienso salir a ciclar al día
siguiente. Yo les digo que sí muy ufano, sabiendo que por una vez toca una ruta
suave y sin compromiso hasta Cordovín donde nos esperará Javi con un buen
almuerzo bien regado y vuelta zigzagueante a Logroño por el mismo camino.
Tras apurar otro
vaso de vino distraídamente y en un gesto extraño en mí, ya que no soy una de
esas personas ansiosas dependientes de la tecnología e incapaces de dejar de
mirar el móvil, veo en mi teléfono la convocatoria de ruta de nuestro capitán
Vitín. Medio atragantado riego de vino cual surtidor a mi vecino de mesa al
leer en la ruta preparada para el día siguiente, entre senda tal y pascual, la
palabra "Petaca".
Rápidamente en mi
extrañeza, por ahí a Cordovín yo creo que no se va, contacto con un compañero
que me confirma el cambio de ruta y me anima a salir pese a ello, a lo cual yo
accedo.
Ahí se aprecia el
influjo del vino.
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Domingo 25 de mayo de 2014.
Distancia: 50km
Desnivel acumulado:
1167mt
IBPindex: 99
Madrugada,
llueve!!!... pero no lo bastante, “chislamar”.
No tengo más
remedio que hacer honor a la palabra dada, tomarme un ibuprofeno, igual los
espirituosos tras la comida no fueron la mejor idea, y acudir al lugar de
reunión acordado.
La compañía estaba
gravemente mermada tanto por la falta de los aguerridos participantes en el
Soplao, que fenómenos, como por los estragos de la lluvia en la determinación
de nuestros compañeros. Javi, ya en el almuerzo, apareció para contarnos el
raro fenómeno meteorológico que se produjo esa madrugada al diluviar
intensamente sobre su domicilio mientras en el resto de Logroño caían cuatro
gotas sueltas, digno de estudio. Claro, así que el pobre se vio forzado a
volverse a la cama.
Una vez terminados
los saludos y pertinentes chascarrillos nos lanzamos a buen ritmo por los
trilladísimos caminos habituales dirección primero Alberite y luego Ribafrecha.
Todo bajo un cielo gris, pesado y amenazante.
En Alberite nuestro
compañero Dalmau ha de atender a la inexcusable llamada de la naturaleza y nos
abandona por un buen rato. Dalmau, ya varias veces te he visto pasar por el
mismo apuro, háztelo mirar.
Una ver dejado
atrás Ribafrecha y tras cruzar la carretera bajamos entre olivos hasta el
puente Laidiez. Victor, Diego y yo nos hemos adelantado mientras los demás
esperan a un ya más ligero Dalmau. Una vez cruzado el puente sobre el río Leza
continuamos por una intensa subida de cemento a la que sigue una también dura
pista de tierra por la cual veo alejarse de mí sin remedio a nuestro compañero
Victor.
¿Pero este hombre
no estaba en recuperación por lesión o algo? Pues échale un galgo!!
Nadie por delante,
nadie por detrás, es el momento de parar un segundo a estirar la espalda y
hacer una fotito del bonito paisaje semioculto por la niebla. Antes de poder
siquiera guardar el móvil soy sorprendido por el resto de compañeros
encabezados por Pepón que al verme parado y con el móvil en la mano me dedica
amablemente unas comprensivas palabras de ánimo en tono comedido y afectuoso…
ejem.
Uno poco más arriba
dejamos la pista a nuestra izquierda para empezar a subir la senda del Cardenal
que nos lleva a lo alto del montecito que le da nombre y nos baja hasta las
cercanías del pueblo de Leza. Al coronarlo nos permite contemplar una bella
vista del pueblo de Leza de río Leza y de los últimos tramos de su precioso
cañón. Una senda que ninguno conocíamos salvo nuestro buen guía Vitín, una
senda divertida y técnica tanto en la subida como en la bajada. Nuestros
compañeros afirman que es ciclable en su totalidad, aunque yo tuve que bajarme
en la subida una vez por caerme y dos veces en la bajada por no caerme.
Una vez en Leza,
Pepón nos lleva a hacer turismo y nos muestra la nevera de Leza que nos
sorprende por su profundidad sobre la cual elucubramos - es de 14 metros - nos informó Fernando Alcalá muy serio tras
apartarse de un panel informativo que nadie más se dignó mirar, es lo que tiene
ser leído.
Saliendo del pueblo
y dejando la carretera nuestra derecha pronto cogemos la subida de "La
Petaca", la subida fuerte de la jornada. En este punto nos abandonó Dalmau
que se volvió hacia Logroño, otro apretón supongo.
La subida es larga
y dura, yendo de menos a más en inclinación pero con buen firme que ayuda en la
subida, salvo por las puñeteras piñas que varias veces casi hacen que echemos
pie a tierra. La subida se me hace mucho más llevadera por la compañía de Fernando
que, aguantándose las ganas de subir como él sabe, me acompaño toda ella.
También agradecí el apoyo de Diego el Joven que tras coronar bajo a buscarme
para acompañarme hasta la cima. ¿Y los demás? ¿Tú los has visto? Como suben!!!
A Pepón lo vimos, y
oímos, allí en las alturas haciendo aspavientos avisándonos de no equivocarnos
de pista en un cruce. Mientras tanto Vitín se entretenía en señalar dicho
desvió dibujando una abigarrada flecha con palitos y piedras además de firmar
como ORBTT en letra gótica de un palmo de altura en la misma técnica, imaginaos
la ventaja que me sacaban.
Al segundo de
lograr llegar arriba, antes de recuperar resuello y poder articular palabra
alguna de protesta aprovecharon para endilgarme la presente crónica, que
maldad.
Una vez
desperezados y descolgada la ropa de Roberto que había tendido a secar en vista
de que yo no terminaba de subir, nos lanzamos a bajar entre pinares por la muy
rota y peligrosilla cuesta de "El Petacón". Para enseguida coger otra
senda más, la del kukito, muy divertida esta. Con bajadas rápidas y subidas
intensas, algunas llenas de barro. Y así sorteando setos, zarzales y ramas nos terminó
por llevar sin mayor percance a una pista que nos acercó a Clavijo. Y qué raro
se me hace estar en Clavijo sin David.
Salimos de Clavijo
por Calle Santiago bajando hacia Alberite y Logroño a la velocidad endiablada
de siempre, por si aún no estabas cansado, llegando en buena hora a Las Gaunas
donde lavamos bicis y nos despedimos de aquellos que no vinieron a almorzar.
Una jornada
estupenda, buenísima compañía, una ruta muy completa y bonita, no nos llovió
pese a la mala previsión, un agradable almuerzo entre amigos… que más se puede
pedir a un domingo.
Aprovecho la
ocasión para felicitar a los compañeros del Soplao por su gesta terminando
todos la durísima prueba y en especial a David por el buen tiempo en que
realizo la misma.
¡¡¡Campeones!!!
Saludos a todos.
4 comentarios:
Excelente crónica Israel, muy buena.Y no les deis tanta coba a los del "innombrable" que solo le trajeron Queso a Pepón, que les haga la pelota el solo.
Isra, me gusta tu prosa. Un abrazo. Luis.
Muy buena crónica, Israel. Despues de leerla parece que hubiera hecho la ruta con vosotros.
Pero lo que más me ha gustado son tus rutinas pre-salida; es decir, lo del chuletón y el vinito con los amigos. Cómo sabes ... pájaro!!!
Gracias por los comentarios y por el apoyo en cada ruta.
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