Por Panceta, Honor y otros menesteres
Era domingo. Nos disponíamos al reto jamás conseguido por Andanzas, terminar sin perdernos la dificilísima ruta de “MOREDA”.
El pasado año David “Pe”, Fernando “Alcalá” y yo mismo no conseguimos completar el recorrido por la ruta marcada. Este año en cambio la selección del operativo fue más rigurosa. A un lado Marcelo, el sudamericano que vino a España en un tren de aterrizaje del avión de la Coca-Cola, al otro Fran, el hombre que nunca para, (porque no le deja PePe) y por último yo mismo, uno de las dos razas que no te puedes fiar: las mujeres feas y los hombres pequeños, el reto estaba servido.
Salimos con el apremio de la organización ya que casi nos volvemos a quedar dormidos porque la salida era a las 10:30h y de normal o estamos ya en bici o en la cama. La subida por Labraza hasta el avituallamiento fue una tremenda muestra de poderío de Marcelo tirando de sus dos compañeros gracias a su preparación para “El Soplao”. La llegada al avituallamiento no pudo ser mejor, primero Marcelo se cayó estrepitosamente y después una cantidad numerosa de Btteras nos amenizó el avituallamiento. Mientras Marcelo y Fran daban de beber a nuestros caballos, yo me acerqué a ver la nevera de las lanas y fotografiar su belleza.
Una vez repuestos de la dura subida no dispusimos a bajar tomando yo la delantera para ofrecer las muestras de destreza sobre el grueso del pelotón que mostraban mis compañeros en las dificultosas bajadas. Más adelante y no sin preguntar por la zodiac que había de estar en muchos de los charcos que cruzamos, vimos como un barranco se hacia con el primer biker de la mañana. Sus terroríficas palabras: “Que le den por culo a la bici, por favor sacarme de aquí, esto se mueve” sonaron más a súplica que a horror pero esto fue seguro por su desconocimiento a la voracidad del “barranco”. Después de una rápida bajado junto a una valiente “chica rubia” los tres jinetes emprendimos nuestro rumbo al descenso del río. La bajada de las lascas fue muy dura y tras ella encontramos un tremendo río que hubo que surcar. Una vez surcado y sin esperar a Marcelo ya que junto a la bella rubia se le subió las ¿bolas? (son palabras textuales del campeón) se rezagó algo, en cambio Fran y yo continuábamos nuestra marcha. Después de unos repechitos un grupito de cuatro intentaban seguir nuestras huellas, pero Marcelo unos metros más allá controlaba su avance.
Después de casi ya en Viana nuestro camino toma un giro hacia la derecha (no es metafórico, es que era a la derecha) y subiendo un cuestón de hormigón Marcelo nos alcanza con la noticia de que los cuatreros de atrás se han tocado en la bajada y se han despeñado como sarracenos por el “barranco”. Sin problemas pudieron continuar la marcha aunque alguno dobló el cuerno de su montura (manillar incluido). Cuando ya avistábamos el alto Moreda nuestros contrincantes por el honor (el hijo de Guillermo y la rubia) peleaban por la trayectoria de un charco, pero… la pericia del Gran Marcelo por la viña consiguió unos metros en la última bajada que fueron decisivos. En la última trialera una ágil maniobra de Marcelo casi se carga a dos beteteros (a mí incluido). Pero el asalto a la ruta ya estaba concluido. TERMINAMOS EL RECORRIDO SIN PERDERNOS.
Para celebrarlo fuimos agasajados con ricas viandas ofrecidas por los lugareños tales como: pancetita, chistorrita y buen vino de Rioja-no (usea, Alavés).
Una aventura más DEL COMANDO SAN MILLÁN.
3 comentarios:
Cómo que dificultad media-baja. SI NO FUISTE¡¡¡¡¡
fmd. Winnier
Como se nota que has estudiado, buena crónica.
Buenísima representación, ya veo que habéis dejado el pabellón bien alto(a comer no os gana nadie)
Casi no había barro, ¿eh?.
Salu2
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