01 octubre, 2019

Torre en Camero-Santa María (10 Ciclistas)



15 de septiembre de 2019
Distancia: 71km
Desnivel acumulado: 1450mt
IBPindex: 139

Crónica por Luis

Miguel Angel, Jero, David, Toño, Pedro Mari, Javi, Pepón, Fran, Luis y Vitín.

Dicen que la felicidad plena nunca se alcanza, solo hay momentos en los que crees rozarla. Bien, esta mañana ha sido uno de esos momentos. Una gran ruta que trataré de explicar a los que os la habéis perdido.



Con una hora de antelación, respecto a otros domingos, suena el despertador. El autobús con destino a Viguera, Torre en Cameros y Santa María en Cameros hoy salía a las 7 am. Miro la temperatura para saber si tenía que coger el plumífero. 17 grados. Parece que se puede ir de corto. Por si acaso me llevaré el chaleco. Oía yo ruidos raros, pero mi vecino de arriba no creo que se mudase a las 7 de la mañana, por lo que he deducido que podrían ser truenos.



Cuando salgo a la calle mis temores se hacen realidad. Había rayos y centellas. También caía alguna gota. Dudo si dar la vuelta, pero decido tirar, como un machote, y que Dios reparta suerte. Noche cerrada. Ni luna ni madre que la fundó. Decidimos ponernos en marcha, guiados por los focos que llevaban algunos. Estaba tan oscuro que en algún momento he temido que nos atacase una manada de lobos.


Al llegar a Alberite, vemos que las calles y los caminos estaban llenos de agua. Señal de que acababa de caer una buena chaparrada. Se masca la tragedia. A la altura de Albelda empieza la famosa lluvia vivificante que tan bien describe Israel. Dura tres escasos minutos y se para. A partir de ahí todo empezó a mejorar poco a poco hasta quedarse un día extraordinario.



Salimos en silencio absoluto, con el oído alerta, intentando escudriñar qué nos depararía el destino. Jero de vez en cuando soltaba una larga cambiada, de las que a él le gustan, pero ni por esas. Nadie contestaba. Con un ritmo tranquilo nos hemos plantado en Viguera hacia las 8.15. Mini parada y adelante. Nos encontramos, esta vez sí, un camión de mudanzas en plena faena, bajando un pallet cargado de muebles con una traspaleta, en una rampa del 20%. Peligro. Salimos pitando de allí. Subimos las duras rampas que hay hasta entrar en la calzada romana. Ahí la dejaremos y nos iremos por una senda súper entretenida hasta contactar con el camino que sube a Cerrollera desde Viguera.





La senda ha sido un paseo militar comparada con la subida del camino. Los impresionantes rampones llenos de piedras sueltas han podido conmigo. He tenido que humillar pié a tierra para coger aire. Algún “Portento” ha subido. Y los eléctricos ni sé. Bastante tenía con lo mío. Por cierto hoy hemos ido al 50%: 5 eléctricos y 5 manuales.



Por ponerle un “pero” a la ruta de hoy, no hemos hecho cumbre en Cerrollera. Veía las antenas y me llamaban. Hay que hollar esa cima, el esfuerzo que hemos hecho bien merecía el premio de la cumbre. En lugar de eso nos hemos desviado a la izquierda por una senda poco ciclable en la que, para colmo de males, se le ha atorado la cadena a Javi cd. Uno blasfemando y 5 ingenieros intentando poner todo en orden. Todo sea dicho que lo hemos conseguido gracias a la fuerza de Miguel Ángel y a mi destreza soltando el eslabón rápido, jeje.





Hemos bordeado la cumbre. Al llegar al otro lado las antenas seguían mirándonos. Nos hemos adentrado por un camino poco transitado. Dirección a Torre en Cameros. Lo que he disfrutado ese camino. Hasta las vacas se asustaban a nuestro paso, poco acostumbradas a ver ciclistas. Hemos transitado amplias praderas, con vistas al valle y al espectacular bosque que lo rodea. Unas veces vacas, otras yeguas con sus potrillos, luego buitres a pocos metros de altura. Todos metidos en faena, cada uno buscando su propio camino.






Llegamos a Torre y comemos algo, por fin. Nada más salir de Torre nos adentramos en una senda espectacular, divertidísima y más o menos fácil. Qué gozada. Hasta las ramas han sido gentiles y nos han acariciado los brazos en lugar de arañarlos. Al final de esta senda hemos cruzado un riachuelo que discurría encañonado entre rocas gigantescas. Solo por disfrutar de ese paso ya ha merecido la pena el madrugón. Maravillas de la naturaleza, tan cerca de casa, que te hacen pensar lo dura que sería la vida por allí hace años, sin tener bicis de campo para saborearlas.






Bordeamos Santa María, decimos adiós a Pedro, que decide volver por carretera desde San Román de Cameros. Nos queda afrontar la última subida hasta los corrales de Cerrollera. También es un paraje extraordinario, con auténticos túneles naturales que hacen los árboles. Subida dura que nos coge con las fuerzas muy mermadas, pero que aún así se disfruta. Me dejan solo a esperar a los rezagados, que se habían entretenido intentando cambiar unas pastillas de freno. Bajo a buscarlos y me pierdo. Qué desastre. Menos mal que he sabido volver al lugar de origen.





De fin de fiesta hemos bajado la senda del Chorrón de Viguera (bonito nombre). De ahí a casa. Llegaba yo poco antes de la 1 pm. Claro, que no he ido a almorzar. Aún no eran ni las 2 pm cuando se ha puesto a llover a saco. Supongo que los del Nebraska se habrán mojado. O tal vez sigan allí…




Los del autobús de las 8 am, con destino Oyón y alrededores, habrán disfrutado tanto como nosotros, pero más Imposible.










5 comentarios:

vitinbtt dijo...

Gran crónica Luis, eres el "tapado" de las crónicas, las haces genial y explicas las cosas con tal pasión que parece que lo volvemos a vivir.
Ahora que no sale Fer los domingos (no cuida la mecánica) ahora nos la prepara Javi con su "motoreta", por poco no somos capaces de desatascar la cadena (ya nos habíamos rendido), pero apareció Miguel Ángel y con dos toques la sacó como si nada; este lo mismo te arregla un ordenador, te pone un enchufe, que te arregla un atasco...
Esta es una de mis rutas favoritas, me parece que el lugar en el que está enclavado Santa María es de lo mejor que he podido visitar de lugares despoblados; estoy de acuerdo con Luis que la vida tenía que ser durísima, pero el sitio es impresionante.

Miguel_Bike dijo...

He vuelto a revivir la ruta con tu crónica Luis, qué maravilla de ruta, mereció la pena la madrugada, un día de diez.

Pepón dijo...

Cierto es que te has currado una gran crónica Luis y también es cierto que semejante ruta bien la merecía, da gusto leerte y creo que eres de los privilegiados que sabéis relatar los acontecimientos que suceden en nuestras correrías. Pasamos una estupenda mañana teniendo en cuenta como gruñía el cielo a la hora de la quedada.
Otra gran jornada y van...

Anónimo dijo...

Buena crónica, Luis. Una pena habérmela perdido, pero no se puede estar en todo.
Salud y esperanza,
Barrancas.

israelogro dijo...

Buena crónica Luis, que envidia me habéis estado dando estos meses cabritos