19 de enero de 2014
Distancia: 55km
Desnivel acumulado: 1079mt
IBPindex: 88
Crónica por Juan “EPI”
Las ardillas de la Grajera.
(Para bola, la del hijo pródigo. Antiguo Testamiento)
Viejeeeros al treeen.
Viejeeeros al treeeeeen.
A la
misma hora que el Jefe de Estación anunciaba la inminente “partida” (vocablo este de ingratos recuerdos por tierras Lusas) del
tren fletado por el IMSERSO, con destino a Benidorm, me levantaba de la piltra.
Eran
las seis y cuarto de la mañana.
La inesperada
erección con la que me desperté a media noche hacía presagiar un excitante día.
Quizás ese acaloramiento fuese debido a que o bien Marianico había convocado,
sin yo enterarme, erecciones anticipadas,
o bien porque hoy, después de muuuuchos meses, y como si de un hijo pródigo se
tratara, me volvía a reunir con mis compañeros de correríasenbtt.
Decidí
aplacar la hinchazón tirando de manual,
y así no despertar a la parienta.
Generalmente
estas situaciones me desvelan y acuden a mi cabeza absurdas preguntas de
difícil respuesta. Así, a las cuatro y veinte de la mañana, con ojos como
platos, me estaba preguntando, por ejemplo, si un Sevillista puede ser
diaBético; si un abogado se vuelve loco, ¿pierde el juicio?; ¿por dónde sale un
pedete de un culito oprimido por una tanga?………
Por
fortuna nuevamente me quedé dormido sin hallar ninguna respuesta.
La
consabida rutina mañanera me iba espabilando poco a poco: mano dentro del
calzoncillo para seguidamente rascarme por delante y por detrás, cuatro
Bosstezos, aseo corporal con especial incidencia en los piños con el cepiño de dientes, claro está, desayuno cardioinsalubre y media docena -o más-
de flatulencias para terminar de despertar al vecindario. (Con respecto a esto
último he llegado a pensar que quizás los de las prospecciones de Sotés y
Hornos estén buscando gas en el sitio equivocado).
Salí de
casa y me dirigí al habitual punto de encuentro debidamente equipado para la
ocasión. Dado que el reencuentro con los compamigos
lo merecía, hubiera limpiado la bici la víspera, pues tenía más mierda que el
columpio de Villa Carmelo, pero me fue imposible.
Así
pertrechado me disponía a practicar con ellos una de mis aficiones preferidas:
la btt.
Como si
fuera un novato los nervios me atenazaban. Esos mismos nervios me impidieron
minutos antes hacer de vientre en casa. Así que, como un apretón de última hora
no lo remedió, tuve que llevar ese lastre de mierda (nunca mejor dicho) todo el
día.
Y era
normal que estuviera nervioso porque, como ya he comentado, hacía muchos meses
que, a consecuencia de varias lesiones de menisco y “alguna otra cosilla”, no
salía en bici con los ORdanzas.
En
relación con las lesiones os puedo contar que tras las operaciones de sendos meniscos
la recuperación parece que ha sido satisfactoria. Sin duda los galenos que me
intervinieron hicieron un buen trabajo. No obstante, sospecho que por las
palabras que ambos me dijeron: “Te opero
y espero que quedes bien, pero por si acaso REZA”, ambos debían de ser traumateólogos. Sin embargo, soy
consciente de que además de la rehabilitación y otros cuidados, para ponerse
como Popeye hay que tomar más aceite de Olivia.
Durante
este más que largo año de ausencia sin vuestra compañía se sucedieron mis frecuentes
y largos paseos por la Grajera
en donde entablé amistad con las simpáticas ardillas que allí habitan.
También
algunas veces, henchido de nostalgia, acudía de paseo a la Gasolinera de Las
Gaunas. Allí también entablé amistad, en esta ocasión con uno de sus empleados
y, en ocasiones, le contaba mis penas y mis recuerdos de un grupo de ciclistas
que acostumbran a quedar allí. El hombre, con buen sentido del humor (al igual
que el Jefe de Estación de la
Renfe), me decía que no fuese plomo y que me diesel una
vuelta.
A las
ocho todavía era de noche. Por fortuna llevaba colocadas las gafas incoloras
modelo Juan Salazar (Los Chunguitos) y sorteé con soltura bordillos, árboles y
demás mobiliario urbano existente desde mi casa hasta la Estación de Servicio.
Cuando
llegué a Las Gaunas, la falta de luz no me impidió distinguir a un nutrido grupo de amigos que se
desperezaba. El grupo era nutrido tanto por lo numeroso como por lo bien alimentados
que se les ve que están. (Y no me extraña que lo estén con sus inacabables
almuerzos, comidas y demás pitanzasenbtt a los que se están acostumbrando).
Allí
nos juntamos Pepón, Víctor, Santi, Mario, Mariano, Fran, Fernando, Fer, Tate,
Jesús, Toño, Dieguito, Javi, Jero, Israel, Eduardo, David, Carlos y quien os
escribe. Desde la distancia, y debido a
las intermitentes luces rojas y blancas que muchos portan en sus bicicletas, me
pareció como si la Estación
de Servicio se hubiera dejado allí aun sin recoger alguna iluminación navideña.
Tras
los educados saludos nos pusimos en marcha rumbo a un destino todavía
desconocido para la mayoría. Poco a poco se fue aclarando el día y el destino.
Quizás
los nervios de los que antes hablé hicieron que empezara a pedalear más
acartonado que el rostro de Silvio “Il Cavaliere”, pero poco a poco me fui
soltando.
La ruta pasó por La Unión, Leza, subida por “La Petaca” hasta los Corrales
de Zorralamuela y descenso, por el camino más corto (cortafuegos) a Nalda para, de allí, regresar a Logroño en un abrir y
cerrar de ojos de Bretón; es decir, en 20 minutos más o menos.
Pero
sin duda, para muchos la mayor dificultad del día no la afrontamos con los
platos de nuestras bielas, no, lo hicimos con los platos de la Sociedad 25. Y es que,
tras la bidea (ruta), tuvimos que dar cuenta de una inmensa caparronada –que
comentaré más adelante- pagada por Marcelo y excelentemente cocinada por
Mariano Nanín. Sí, sí, habéis leído bien. No se recuerda en los anales de la
historia reciente de ORdanzasenbtt un hecho tan extraordinario y paranormal
como el convite del Locomotora. Se comenta que para sufragar parte de los
gastos, tuvo que desprenderse de un billete de 2000 pesetas que guardaba desde
febrero de 1983 y sacaba de paseo en todas sus salidas ciclistas. Esto le ha debido
ocasionar un shock emocional.
Quizás
pueden eclipsar a este suceso sobrenatural los dos ocurridos recientemente en
el seno de este grupo: uno, el extraño avistamiento en las proximidades de
Clavijo, por nuestro querido David, de un O.R.N.I. (Objeto Rumiante No
Identificado) y, el otro, la inverosímil ruta del primer día de este recién
estrenado año organizada por Tate en la que no se extravió nadie de los
asistentes.
Pero
volvamos con la ruta.
La
subida a los Corrales es de casi todos conocida. Allí en lo alto Jesús la
describió correctamente. Comentó que esta subida era como su po... (píííí),
porque es larga, dura y jode un montón. Sinceramente, creo que igual exagera
algo (en lo de la subida no). Arriba aprovechamos para reponer fuerzas
acabando, de una vez por todas, los dulces navideños a punto de caducar que
amablemente llevó el Tito.
Por otra parte, de todos es sabido los efectos que produce
en el cuerpo humano –y en particular en el aparato digestivo- la ingesta de una
buena caparronada; pues bien, pude comprobar en ese elevado e idílico lugar que
algunos padecen de eflatulación precoz,
pues estuvieron sonorizando y aromatizando el ambiente varias horas antes de la
degustación de la afamada legumbre.
Mientras
comíamos, aliviábamos nuestras vejigas y demás, apareció un grupo de moteros
que más tarde volvimos a ver subiendo por “Senda Bonita”. Sospecho que no
acudieron allí a desbrozarla. Más bien habrá que cambiar de esta última palabra la “b” por una “t”.
El
principio del descenso a Nalda los hicimos por un cortafuegos. Yo, que
últimamente pedaleaba por zonas en las que solo les falta que pongan la ViaT, cuando vi ese primer
tramo del cortafuegos, pasé más miedo que con el anuncio de la lotería; no
obstante pasados esos primeros metros, que eran más difíciles bajarlos que
partir el papel higiénico del Lidl por la línea de puntos, recobré la
tranquilidad.
En la
bajada hubo algunas caídas sin más lesiones que las morales.
Durante
la ruta se realizaron, como viene siendo habitual, numerosas fotografías que
inmortalizaron diversos momentos del día. A buen seguro que alguna de esas
instantáneas sería merecedora de ser expuesta en la Gota de Leche.
A lo
largo de la jornada comprobé que pocas cosas han cambiado en el grupo durante
mi ausencia, salvo que hay caras nuevas; que a algunos les han crecido las
ruedas y que a algún otro le ha adelgazado el guardabarros a juzgar por el
modelo “hilo dental” que portaba. Por lo demás parece que todo continúa igual: uno
sigue sin corregir su daltonismo a la vista del color del casco que se ha
comprado; sigue existiendo la misma competitividad (varios deben de ser de San
Vicente de la Sonsierra,
por lo que se pican); el timbre de voz de algunos no se ha alterado; existe el
mismo, o más, compañerismo y buen ambiente que antes, etc., etc. y etc.
La
vuelta a casa se realizó, como ya apunté antes, a un ritmo veloz (otra cosa que
sigue igual). La velocidad impuesta por los btteam,
también llamados pros, ocasionó que
el pelotón se partiera en dos. Ya en las cercanías de Logroño una maniobra
insensata (por la que pido disculpas) de un servidor, estuvo a punto de
provocar una montonera. Por suerte no pasó de un susto. Tengo que reconocer que
soy un calamitad (no llego a completo
calamidad).
Y solventado
el trámite deportivo dimos comienzo, un par de horas después, el gastronómico.
En la Sociedad 25 nos juntamos
una veintena de tragones para dar cumplida cuenta de una extraordinaria
caparronada, con sacramentos, cocinada por nuestro magistral Master Chef
Mariano y pagada por el no menos extraordinario Marcelo, alias Tetera o
Locomotora.
Las
raciones del cocido casi se sobraban de los platos. Sin duda, la lamentable
ausencia de última hora de Dalmau permitió que nos tocara “Más” (cocido).
A
medida que se iban repartiendo las raciones aparecía en los comensales una
mirada expectante esperando la llegada del plato a rebosar.
Permitidme
que haga aquí un inciso y os cuente una historia tan verdadera como todo lo que hasta ahora habéis leído: Recuerdo
haber visto esa misma mirada expectante a la que antes me he referido cuando,
hace ya muchos años, en las piscinas de una Sociedad Recreativa, a una hermosa
muchacha se le enganchó un punto de su bikini de ganchillo, y cuanto más se
acercaba a la orilla de la piscina más reducido se le iba quedando el culotte
por efecto del deshilachado. Los testigos allí presentes del divino suceso, con
ojos como ET asustado, implorábamos para que el hilo no se rompiera esperando
así contemplar el níspero de la moceta, el cual, decían las malas lenguas, lo
tenía permanentemente depilado porque, equivocadamente, se ponía las compresas
al revés. Lamentablemente el algodón cedió y la chica nos dejó con un palmo de
narices y ”em Palma dos” (como el
Duque). Casualidades de la vida, y aunque esto ya no venga a cuento (ni lo de
antes tampoco), os contaré que años más tarde a la misma joven (a la que quise
arrimar la cebolleta, sin lograrlo), conseguí soltarle entre un ¡¡a que sí!!,
¡¡a que no!!, ¡¡a que sí!!, ¡¡a que no!!, la parte
de arriba del bikini. Ella, que se lo tomaba todo muy a pecho, lo entendió como una broma de mal busto. No nos volvimos a hablar ni a dirigir la palabra.
Volviendo
a la caparronada y a sus sacramentos, algunos incidieron más en el último, el
de la “extrema unción”, rebañando el
plato hasta casi desgastarlo y llegar al mantel.
Y ya para finalizar (¡¡por fin!!) reseñar que terminamos
degustando unas macedonias de frutas y unos roscones de nati, perdón, de nata, acompañados de café y varios licores, algunos
de ellos de fabricación casera. Quizás por los pérfidos efectos de esos licores,
al final de la velada se hizo, por alguno de los asistentes, cierta confesión que...........,
hasta aquí puedo leer.
También
hubo tiempo de contemplar, a través de los móviles y por gentileza de las
Fuerzas de Orden Púbico, relajantes
imágenes. Y es que a más de uno se le alegró el ojo viendo como unas churris tenían el “ojo” alegrado.
Estas “instructivas”
estampas propiciaron que acabara el día tan calenturiento como lo había empezado,
y planteándome, cómo no, un sinfín de preguntas: ……… ¿Con qué hacen el agujero
a los Donuts?; ¿Se debería ahorcar a un letrado con la toga al cuello?; si Mario le hace una confidencia a su madre, ¿es
eso un secreto de suMario?..........
Fdo.:
Juan “Epi”.
P.D.
(I): Lo de los comentarios en el blog está muy bien, pero si hay algo que
realmente me haría ilusión es que, tras leer esta crómica (crónica cómica), alguna chica me enviara, en el facebook,
una solicitud de amistad. También podéis hacerlo en mi nuevo correo electrónico:
Conho.Pelitos@gmail.com.(*)
P.D.
(II): Los “palabros” con doble
sentido que aderezan este escrito han sido extraídos de una enciclopedia
virtual repleta de cultura llamada Winniepedia.
P.D.
(III): Si alguien se ha sentido en algún momento ofendido, maltratado,
ultrajado, vilipendiado, humillado, etc., por el contenido de este inocuo
relato, no ha sido mi intención y, al igual que a un conocido e “ilustre”
paisano, le diría: Mis disculpas y usted “pedrone”.
(*)
Cualquier parecido de esta dirección de e-mail con la ya existente de un
“compamigo” (tonho.pleitos@...........), es pura coincidencia.
FOTOS AQUÍ:
11 comentarios:
Me alegra mucho tu regreso y mas con estás crónicas ¡¡Grande Juan!!
Gracias Víctor.
Es un privilegio tener un amigo como tú.
Un abrazo,
Juan "Epi" (conho.pelitos)
Me imagino que poco a poco recuperarás la forma física al 100%, pero lo que está claro es que la chispa y el sentido del humor permanecen intactos, de lo cual me alegro.
Un abrazo.
No has estado lesionado ¡Has hecho un curso de escritura mordaz! Muy buena crónica Juan, saludos.
Javier ex-Capitán A.
¿Y a ti que te "Diego"? Pues otro privilegio, sin duda.
Cuida esa espalda, "calamitad".
Nos vemos.
Un abrazo.
Juan "Epi"
Siento discrepar de los comentaristas que me preceden y creo que, estando muy bien la crónica, tu sabes que puedes superarla a poco que salgas más a menudo (o incluso a grandullón) y escribas unas cuantas croniquitas más ...
Fdo.
Pelitos tengas (y los peines)
Bonito relato, ni las matinales del Atenea daban para tanto humor. A tu vuelta a las andanzas, en el alto de la Petaca, no te diste cuenta pero fuiste recibido en OLOR de multitudes.
Genial crónica, si señor.
Saludos, canallas.
Muy buena la crónica ,he disfrutado tanto leyendola como si hubiese ido.
Sigue así, eres un crak. Me alegro de tu retorno y recuperación.
Salu2.Edu.
Muy buena la crónica ,he disfrutado tanto leyendola como si hubiese ido.
Sigue así, eres un crak. Me alegro de tu retorno y recuperación.
Salu2.Edu.
Los matinales del Atenea, ¡¡qué recuerdos!!
Allí tuve mi primera relación sexual (conmigo mismo) sin llegar a consumarla. Quizás porque la película era de romanos.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Abrazos,
Juan "Epi"
No me queda muy claro, alguno de vosotros andáis en bici o solo os dediáis a la literatura?
La verdad es que lo lees y un profesional sentiria envidia.
Un saludo y a seguir en esa linea.
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