Y
DE REPENTE, UN ZAGAL …
By
Toño Pleitos.
7
de julio de 2013
Distancia:
54
Desnivel
acumulado 1329mt
IBPindex:
118
Después
de la recientemente disputada XV Ruta de los Dinosaurios, D. Santiago Sainz
Bretón (nuestro Santi, y cada día el de más gente) no estaba satisfecho, es
más, estaba mosqueado, preocupado, apático y poco deprimido.
El
mismo día de la competición, poco después de acabada ésta y mientras se zampaba
un Maxibón en la cafetería, proclamó taciturno; “… tengo que analizar lo que ha
pasado”.
Mario
le decía; “un mal día lo tiene cualquiera, Santi”. Pero esta explicación no le
bastaba. Yo, por mi parte, pensaba; “ya me conformaba yo con tener un buen día
que fuera igual que los malos de Santi” después de llegar en cola de pelotón y
por detrás de 7 mujeres y 3 travestis (según el recuento que, analizando la clasificación,
hizo Pepón).
Santi
(el banco amigo) se devanó los sesos y a la única conclusión que llegó es que
su rendimiento había disminuido porque, últimamente, había bajado alarmantemente
el nivel de las salidas de la OR; la gente salía muy relajada, no había
dificultad en los recorridos y, sobre todas las cosas, se hacían demasiadas
paradas y demasiado largas (que si averías, que si avituallamientos, que si hay
que coger agua …). En fin, más que salidas btteras parecían romerías.
Detectado
el problema había que poner solución.
Santi,
por si no lo sabéis, pertenece a una antigua sociedad masónica, conocida como “Los
Irreductibles de Rincón”, la cual ha venido recopilando a través de los siglos
sus conocimientos en un manuscrito denominado “Las Reglas de la Pera”. Y en él
encontró Santi la solución.
Se
decía en el versículo XIV del Libro del Buen Corredor, estas enigmáticas
palabras;
“Contra
la pereza, dureza. Contra la depresión, Petacón”.
Santi
se sintió iluminado y aprovechó la ausencia de nuestro VictOR para programar la
salida que ahora os voy a narrar.
Me
presenté en las Gaunas a la hora convenida y con un sol de justicia. Eché un
rápido vistazo a los allí presentes y evalúe que el grupo era selecto; tres
lobos para tres corderos, es decir, Santi, Pepón y David para D. Diego Esponja,
Luis Multacar y un servidor. Haciendo un símil facilón, dado que era el día de
San Fermín, el encierro lo íbamos a correr tres cabestros y tres miuras.
Justo
cuando íbamos a salir, llegaron Pin y Pon, también conocidos como Javier y
Miguel, también conocidos como el de la pantaloneta y su amigo.
Esto
terminó por desequilibrar totalmente el grupo de partida y me colocaba a mí en
la posición de lastre del pelotón.
Comenzamos
la ruta a buen ritmo, marcado por “el rinconiano” y “pantaloneta man”, que poco
a poco se fue endureciendo hasta llegar a La Unión.
Como
era domingo y Santi marcaba la ruta, ni que decir tiene que no se hizo mención de
detenernossiquiera a coger agua y continuamos hacía Clavijo por el “camino
verde”. Nada más comenzarlo tuve un momento de lucidez y me dije; tranqui,
Toño. Levanta el pie que después nos espera “el petacón”.
En
Clavijo, llenamos bidones y para arriba; salieron disparados Santi, el Pe, “Pantalonetaman”
y su amigo Miguel.
Por
su parte; Pepón, en el papel de madre superiora cuidando de las novicias, nos
llevó a buen ritmo al resto del grupo.
Ni
que decir tiene que los del grupo cabecero ni se enteraron de que habían
llegado al desvío de la senda de Ramón y si no es por el “delicado susurro” que
les dedicó la madre superiora hubieran llegado hasta “la Hoya” (o hasta “la
olla”, como le llama Tate).
Después
de atravesada la senda de Ramón (remanso de paz, sombra y desarrollos
llevaderos), descendimos para iniciar la subida de la jornada “El Petacón” o
como también es conocida “Me cago en la madre que la parió”.
En
este caso la Tete de la Course estuvo compuesta por Santi, David, Pepón y “Panto”,
y l´arriere del pelotón por Miguel, Luis, D. Diego y “el Lastre”.
No
me preguntéis por el orden de llegada del primer grupo (solo me responsabilizo
del 2º), porque en cuanto llegué a la cumbre y me dispuse a comerme el plátano
(el que llevó de serie, no. Uno, vegetal que compro en la frutería de debajo de
mi casa) se abalanzaron sobre mí Santi y Pepón diciendo “no comas ahora!!, ya
comeremos en Leza, que hay fuente y aquí se nos van a comer los tábanos.”
Y
de esta guisa, con el plátano en la mano (que pena de foto), comencé el
descenso rápido y sin complicaciones que nos iba a llevar hasta la carretera de
Soto.
Allí
cogimos el desvío a Leza y tuvo lugar el fenómeno paranormal de la jornada;
mientras nos detuvimos sobre el río para ver con la fuerza que bajaba, nos
adelantó un balín humano provisto de una mini bici, que se emparejó con Santi y
subió con él hasta la fuente del pueblo dándole conversación.
En
la fuente, mientras bebíamos, comíamos y Esponja reparaba un pinchazo, nos
enteramos que el balín humano era Andrés, compañero de fatigas futbolísticas
del hijo de Santi y que la criaturita tenía 12 años de edad, y que venía de
hacer una rutita por los alrededores con adultos, como nosotros, hechos y
derechos (unos más hechos y otros más derechos. Bueno … eso es otra historia).
Santi,
que no tiene idea buena, convenció al chavalín para que nos acompañara en
nuestra ruta hasta Ribafrecha (que es donde vive el figura).
Andrés,
más contento que unas castañuelas, se adelantó con Santi y subió la cuesta de
la sal como un señor y después llaneó y después descendió y después sendeó y,
por fin, se fue a casa.
Cuando
lo vi partir pensé “tanta gloria alcances, Andrés, como paz nos dejas!!!”,
porque mi ego y mi escasa autoconfianza después de lo de los Dinos estaban a punto de evaporarse.
En
este momento me acordé una famosa frase de Pepón; ¿Qué somos hombres o niños?
y pensé que, con niños como este, para qué queremos hombres como nosotros.
En
fin, pues ya sabéis el resto, porque cada vez que hacemos una ruta que termina
desde Ribafrecha es lo mismo; los lobos metiendo zapatilla y los corderitos
luchando por no descolgarnos.
Yo
creo que por lo menos Santi quedó satisfecho, hicimos una salida (de las suyas
–no, de las de antes-) pues nos metimos 55 Kms y 1.500 ms. de desnivel y
llegamos a Las Gaunas a las 11.45 horas.
David,
D. Diego y yo (los demás tenían que atender distintas obligaciones familiares),
nos tomamos una Pinta acompañada de una de calamares, la cual nos salió “baratísima”
gracias a los cupones de descuento de David.
Esto
es todo amigos …
PD.
A pesar de preguntar a los lugareños no conseguimos ninguna cura o remedio para
el síndrome de Leza que padece nuestro buen Pepón, ya sabéis, mucho pelo en los
c… y poco en la cabeza.
5 comentarios:
Toño eres un fenómeno, menos mal que escribes una crónicas grandiosas por lo que es andar, cada día andas menos.
Cada día te superas. Si es que con dos o tres que hicierais las crónicas ya valía.
Salud,
Barrancas.
Una cronica excelente!! Mis felicitaciones al cronista...
Super mario.
Otro pluma fácil. Deberíamos hacerte cronista oficial. Al terminar el año sacas un libro con todas las crónicas bien encuadernadas y reíte del Reverte.
Luis
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