Villamayor de Monjardín
01 de mayo de 2013
Distancia: 100km
Desnivel acumulado: 1237mt
IBPindex: 113
Crónica por Diego “Carraspana”
Después de bastante tiempo sin
salir con mis amigos de OR me apetecía volver a pedalear con ellos. Y aunque la
ruta de hoy era, a priori, bastante dura por los más de 90 km . previstos, decidí que
hoy era el día. Hoy era el día en que me tocaría hacer la crónica, como así lo
confirmó David en cuanto me vio, antes de decir ni buenos días. Y como me lo
temía fui provisto de mi cámara para así poder tener un recuerdo visual de los
sitios por donde pasáramos.
Comenzamos a andar a las 8 por el
GR99 por la margen izquierda del Ebro. El terreno está algo encharcado por las
lluvias de ayer pero se rueda bien. A pesar de ser el día del Trabajador, vemos
a unos agricultores recogiendo espárragos (y es que los espárragos no entienden
de fechas ni de festivos).
Pero tras pasar las bodegas el
camino está impracticable, por lo que salimos a la carretera durante unos 4 km hasta que tomamos la
pista que va paralela al canal y que no abandonamos hasta llegar a Mendavia en
poco más de una hora. Aquí nos abandona Santi y continuamos los ocho restantes.
Tras cruzar el pueblo giramos
hacia el norte rodando por pistas en perfecto estado. Se nota el buen hacer de
los políticos navarros en este tema, llegando a convertir antiguas carreteras
en desuso en perfectas pistas por las que rodamos a buena velocidad entre interminables
campos de cereal. Tras un alto en el camino para echar un bocado (llevábamos
casi dos horas y 40 km .
sin parar de dar pedales) continuamos bordeando un pequeño monte en el que
sobrevive un pinar como una isla en medio de un mar verde.
Llegamos a la localidad de Arróniz
en la que paramos lo justo para coger agua. A la salida del pueblo aparece la
primera dificultad del día en forma de camino con un barro muy resbaladizo
jalonado de piedras y con una pendiente justa para dificultar aún más el avance.
Las ruedas patinan constantemente y las bicis van de lado a lado, pero poco a
poco damos con ella y la
superamos. La pendiente se suaviza algo pero continuamos en
continuo ascenso hasta Barbarín, donde enlazamos con la carretera hasta el
siguiente pueblo, Luquín, y un poco más tarde a Urbiola, en la antigua
carretera de Pamplona, un pueblo al que el tiempo está pasando factura como lo
demuestran imponentes casas con escudos heráldicos que están en plena ruina.
Desde aquí ya sólo queda cruzar
la autovía y encarar la segunda dificultad del día: el ascenso al castillo de
Villamayor de Monjardín. Tras coger agua en una fuente del pueblo (no había
tiempo para ver la Fuente de los Moros, del siglo XIII) acometemos las cada vez
más empinadas cuestas que suben al castillo.
Pero el esfuerzo merece la pena
ya que las vistas, a pesar de que el día estaba nublado, son espectaculares.
Además tuvimos la suerte de que un grupo de alegres mujeres llevaban la llave
del castillo porque iba a celebrarse una romería, por lo que tuvimos el raro
privilegio de entrar en el castillo.
Un rápido almuerzo, unas fotos y
zumbando para Logroño. Por lo visto alguno se había hecho a la idea de estar en
casa pronto (aunque a mí no me salían las cuentas dado el kilometraje previsto)
y no queda tiempo para más. Así que aprovechando que entramos en mi terreno
(cuesta abajo) y que llevo el track (para no perderme) decido tirar del grupo.
Tras bajar del castillo, un tramo
de carretera nos deja rápidamente en el Camino de Santiago. La presencia de
numerosos peregrinos nos obliga a bajar un poco el ritmo, pero aun así llegamos
a Los Arcos en media hora. Nuevamente se nota el interés de Navarra por
fomentar el Camino de Santiago: el firme está renovado con una mezcla de tierra
y gravilla que evita la formación de charcos, hay multitud de bancos donde los
peregrinos pueden descansar y comer, y el trazado ha sido revisado para evitar
las revueltas que se daban antiguamente.
En 10 minutos llegamos a Sansol
donde paramos a engrasar las bicis y quitarnos algo de ropa porque había subido
la temperatura (o era porque íbamos a tope?). Y un poco más tarde, En Torres
del Río, cogemos agua en la fuente del cementerio (que nos revivió,
paradójicamente) y echamos el último bocado antes de afrontar los toboganes que
hay hasta Viana.
El continuo sube-baja no es por
sí mismo una dificultad (salvo algún repecho realmente duro) pero después de
los km. que llevamos se hacen algo pesados. Pero en poco más de media hora
llegamos a Viana.
En un intento de acortar algo la
ruta e ir por el pinar nos metemos por un camino lleno de charcos y fango en el
que nos ponemos de barro hasta las cartolas. Afortunadamente es al final y no
tiene mayor trascendencia.
A la altura del cementerio nos
encontramos con Jorge Muro
que viene de desfogarse en el monte Cantabria con su Tues 2.0
Finalmente llegamos a Logroño a
las 2, tras 6 horas de ruta (5 y media de pedaleo) y 95 km . Sin tiempo para más
(aunque creo que alguno paró por el camino a tomar el vermout) nos fuimos cada
mochuelo a su olivo.
Un placer volver a pedalear con
mis amigos de OR a quienes últimamente sólo veía en almuerzos y cenas, donde
sufrimos algo menos y disfrutamos igual.
Hasta la próxima (ruta o cena),
amigos.
2 comentarios:
Buenas crónicas de los hermanos Sanchez esta semana, se nota que tienen estudios ;-))
Si, algunos nos quedamos a tomar una "PINTA", pero aun así nos dejaron comer en casa.
Qué maricón está el tiempo...
Luis.
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