28 mayo, 2013

Moncalvillo-Castroviejo (4 Ciclistas)




Distancia: 70km
Desnivel acumulado: 1357mt
IBPindx: 97

Buena mañana para montar en bici se presentaba a la vista de lo que se veía por la ventana a las 7 h. Al mirar el termómetro me dí cuenta de que iba a ser, sobre todo al principio, un poco engañosa la luminosidad del día, pues marcaba 5º y nos iba a hacer falta algo de ropa de invierno para no pasar frío hasta que entrara la mañana con algo más de fuerza de sol.

A las 8h. en la gasolinera nos dimos cita cuatro colegas para hacer una de las rutas más bonita, sobre todo en día despejado, de las que hay por los alrededores, la llegada a Castroviejo por el cortafuegos de Moncalvillo.
Luis “multacar”, Santi “el nuestro”, “Jero” y José Eugenio “que bonito nombre”, salimos a ritmo alto marcado por “mi amigo, mi hermano”,- después de dar la espera de cortesía-, camino de Sorzano, charlando de las incidencias y lesiones que había causado el cansino Soplao en los participantes más allegados a nosotros. Sin ir más lejos las rodillas le dolían al “Jero” y al mítico “David” tanto como para mermarles las condiciones de montar en bici. A uno de ellos lo dejaron postrado en la cama en una situación inimaginable conociendo el pundonor que tiene el aguerrido biker- como se verá el pobre para darse esta situación-. Creo que de todas las maneras las condiciones de comer y beber las siguen manteniendo intactas, ahí no les duele nada.

Resoplando igual que novillos, llegamos a Sorzano, nos quitamos algo de ropa pues se iniciaba la conocida subida a Moncalvillo y con un constante pedaleo llegamos al primer paso canadiense. Aquí “Jero” termino su subida y se despidió de nosotros para regresar a casa. El hombre ya tenía suficiente y se volvió a ver la media marathón que se disputaba esta misma mañana en Logroño.
Seguimos hacia arriba y después de reagruparnos en el abrevadero afrontamos las siguientes rampas a ritmo un poco más suave.

La torre de vigilancia de incendios fue el siguiente punto de separación de componentes de grupo. Santi debía de regresar a Logroño pues su trabajo dominguero consistía en recoger las vallas que habían delimitado el transcurrir de la carrera pedestre disputada esa mañana y a las 12 h. comenzaba su quehacer. Me imagino que como una centella se bajo el sendero de las neveras sin entretenerse para nada,-¡como para seguirlo!-.

Quedábamos Luis y yo, nos hicimos los duros toboganes y al llegar al asfalto nos avituallamos para hacer la última parte del cortafuegos que nos llevaría al descenso del cuestón que tanto nos mola a todos por su paisaje, su desnivel y su nobleza en forma de alfombra verde que nos hace disfrutar como enanos cada vez que la bajamos. Casi la mayor parte de los miembros de la cuadrilla, alguna vez ha bajado esa cuesta con la adrenalina a tope de lo que han gozado en su recorrido, volviendo la cabeza al final, contemplando el desnivel brutal descendido y coincidiendo en calificarla como una de las rampas más hermosas de nuestros itinerarios habituales. Os podéis imaginar como estaba con el esplendor que tienen los montes en estas fechas.

Echamos un traguito de agua en el abrevadero del inicio del descenso a Castroviejo,- el cual aún conserva la jarrita de metal – y sin demora pero sin arriesgar ni un ápice, nos lanzamos cuesta abajo gozando de la locura paisajística que nos ofrece la húmeda primavera por estas latitudes. Impresionante el bosque y los torrentes que van a parar a la cola del pantano.
Pequeña parada en el pueblo y continuamos por el asfalto hasta una vez pasado Santa Coloma, desviarnos por el camino que en un voleo nos deja en Ventosa. Camino de Santiago- por cierto muy concurrido- hasta Navarrete y charlando entre peregrinos llegamos a la Grajera.

El buen tiempo hizo que se encontrara muy concurrida de gente, lo que nos obligó a aminorar la marcha hacia Logroño.
70 km. apoximadamente nos habían devuelto al punto de partida sin ningún contratiempo. La hora de llegada fue antes de lo previsto y al bueno de Luis aún le dio tiempo de limpiar la bici, hacer la comida y sacar a su querida y paciente esposa a tomar un “vermoucito”.
En resumen, una mañana muy agradable en cuanto a climatología y una ruta de las que merece la pena hacer sobre todo por su zona de montaña, espectacular paisaje, lástima que se me averiara la cámara y no tuviera pilas el GPS. Bueno otra vez será.
Saludos cordiales y hasta la próxima, que si Dios quiere y el tiempo no lo impide será el domingo. Sorpresita.


5 comentarios:

vitinbtt dijo...

Que lo del personaje David no será para tanto, lo que pasa que es una buena DISCULPITA.

Y otro día acuérdate de llevar la cámara y el gps que una crónica sin fotos no sirve.

santiago dijo...

Buena cronica y sin poner a caer de un burro a nadie. Ya nos contaras esa sorpresa que nos tienes guradada para el domingo.
EL HERMANO

Anónimo dijo...

Como diría Tate, gozamos como perras. A pesar de que me dejaron solo con Pepón. Se portó. No me echó la bronca ni cuando, en la Grajera, le confesé que había olvidado el botellín de agua en el abrvadero. Aunque no quiso acompañarme a recuperarlo.
Luis. Multacar??

Toño Pleitos dijo...

Muy buena crónica, como no podía ser de otra forma, pues todos sabemos que Pepón e un genio!!!

Anónimo dijo...

Buena crónica Pepón, nos vemos el domingo en la ruta kinder, veremos que sorpresa nos toca...

El Pe