Los 10000 del Soplao: Raúl (De los Sandalios), David, Jero y
Luis.
Distancia: Muchos kilómetros
Desnivel: Mucho mas desnivel
IBPindex: Mas de 300
La fina línea roja que separa a unos de otros estuvo a punto
de cruzarse ¿o se cruzó? David cogió las riendas del “aparta”, habló con la
señora, quedó con ella, recolectó el dinero, hizo la compra de los desayunos y
el sorteo de las camas. Sorteo que no amañó. Se quedó con la peor cama, en el
salón… pero esto es otra historia.
A las 7 de la mañana nos posicionamos en la salida, en el
mejor sitio que pudimos pillar a esas “intempestivas” horas. Poca conversación,
los nervios eran palpables. David tan pancho, que ya está muy bregado. A las
7.55 nos hicimos la foto de rigor y nos sumamos a la algarabía creciente.
Cantamos con todos la cuenta atrás y gritamos. Nos dimos la mano, nos deseamos
suerte y “hasta la vista”. A partir de ahí cada uno empezó su carrera. A David
y a Raúl no volví a verlos hasta la llegada. Con Jero me crucé varias veces.
La salida, al ritmo de AC/DC, y pedaleando con la cadencia
que nos marcaba el animador: “Pin, pan, pin, pan”, la hicimos atravesando un
pueblo abarrotado de gente aplaudiendo. Fue emocionante.
A los 3 km. Empezó la subida. En frio. Con mucha suavidad
nos fuimos metiendo en las rampas, duras pero no insufribles. Sol, silencio
sepulcral a pesar de la gente que había. Cada uno a lo suyo. Aún me quedó
tiempo de levantar la cabeza del manillar y ver las inmensas praderas que nos
rodeaban, con el mar de fondo. En cada pueblo, que atravesamos bastantes, gente
animando. Fueron los momentos dulces de la marcha.
La subida de La Cocina, donde el año pasado se leía el
cartel de “aquí comienza el infierno cántabro: barro o polvo”, estaba asfaltada
en su primer tramo, el más duro. Se pudo subir bien sin descabalgar, aunque un
mortal hubo de echar pie a tierra en el último repecho.
Primer avituallamiento, Cuevas del Soplao, joder si hay unas
cuevas y esto es un aparcamiento. El año pasado estuve en el mismo sitio y con
la niebla no vi nada. Bajada embarradísima y peligrosa, sin embargo el descenso
del Monte Aa fue a saco. Camino ancho y noble. Pendientes prolongadas y curvas
pronunciadas. Diversión donde otro año fue sufrimiento del duro. Al final del
puerto paré a saludar al “Lechuguen” que
vino a animar, y con comida.
Tuvimos que atravesar un riachuelo. Salvo algún machito,
nadie quería mojarse los pies, por lo que todos nos agolpábamos, cuan ñus, en
la orilla para cruzar sobre las peligrosas rocas mojadas. En este punto me
encontré a mi amigo José Antonio de “Bici Pringaos”, que el muy pájaro, no sé
cómo se las arregló, pero cruzó delante de mí, a pesar de haber llegado más
tarde. Así que luego me ganó, je, je.
Qué gustazo atravesar Ruente. Todos aplaudían, como si
fuésemos héroes. Joer, si no he hecho nada…Momento psicológico muy importante,
cuando franqueo el punto donde el año
pasado vi la cara de la derrota dibujada en Mario, donde todos nos retiramos.
Campa Ucieda. ¡Coño Jero! Alegrón de verte compañero, que
llevo todo el día solo. Está con sus brujas y ya ha terminado su descanso.
Sigue camino y yo me quedo con las mías.
El Moral, primer puerto importante de la jornada. Al que
llegamos casi con 2000 m. acumulados en las piernas. Subo bien, adelantando a
algunos y siendo adelantado por otros. Me planto en Bárcena Mayor (qué pueblo
tan bonito) y vuelvo a encontrarme a Jero. Salimos juntos un rato pero luego
cada uno sigue su camino. Aquí sí que sufrí, subiendo a Fuentes. Amagos
constantes de tirones y cansancio. Para colmo las putas pastillas de potasio
que eché al agua estaban asquerosas y casi tenía que contener el vómito a cada
trago. Ya les he dado boleta.
Me planto en el último avituallamiento: Renedo. 30 km. a
meta. Estoy reponiendo fuerzas y me dicen que solo que queda subir ese paredón de 600 metros: Negreo. Lo sabía,
pero aún así, cuando lo vi, se me empezaron a cruzar muchas cosas por la mente.
No hay marcha atrás. Me monté en la bici y para arriba. No sabía cómo iba a
subir, porque veía unas rampas del 20% o más. Ahí pasó algo raro, al empezar a
subir se me fueron pasando los calambres y, despacito, me planté en la cima.
Contento de haberlo conseguido sin bajarme, que
no eran pocos los que marchaban a pie. 15 km. de bajada y meta. Me moría
por llegar así que apreté lo que pude y hasta Cabezón. ¡Qué gusto de bajada! Yo
creo que adelanté a más de 60 pavos hasta la meta.
Muy contento de haber superado la prueba y de no haber
estrenado la linterna. Juré no volver, pero ya se me va pasando el dolor de
piernas…
6 comentarios:
Grandísima crónica Luis, me ha encantado.
Llegasteis muy alejados de la cabeza tenéis que entrenar mas si vais a volver el año que viene (pero sin darnos los miércoles de Soplao)
Enhorabuena, creo que con lo que cuentas y viendo el gráfico es lo mejor que puedo decir.
Salud,
Barrancas.
Buena Crónica Luis. Me ha gustado lo de los ñus.
Al final volvimos todos enteros y satisfachos, mejor de lo que esperabamos en el camino de ida...
Un placer disfrutar de vuestra compañía.
Raúl
Felicidades a los 4 mosqueteros!!!
Ya solo quedamos 4 cocoguaguas; Mario, Marcelo, Milka y un servidor... El guante está lanzado ... quién se apunta??
Enhorabuena a los soplaos , ahora nadie y digo ningún "cocoguagua" os podrá SOPLAR .
Me alegro que la acabarais y encima con un buen crono .
Ole.
salu2.
Está edición ha sido una novedad en mis aventuras btt , todo un premio compartido con grandes compañeros, que dieron buena talla en su esfuerzo y paso a una buena crónica Luis, que fue nuestro conductor y mi compañero en los tramos más duros. Sigue escribiendo estas crónicas y será buena señal de que sigues entre los mejores.
Jerónimo Vera
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